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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los aranceles ponen en primer plano los índices económicos peculiares

Los inversores se fijan en vuelos a EE UU, el tráfico en sus ciudades o las búsquedas de ‘recesión’ en Google

Los tiempos erráticos requieren indicadores económicos peculiares. La desordenada política comercial de la Casa Blanca y la reorganización del Gobierno de Estados Unidos están restando utilidad a algunos de los indicadores convencionales que siguen los inversores. En crisis anteriores, datos tan extraños como el índice Baltic Dry, de fletes marítimos, o las tasas de infección por coronavirus resultaron útiles, pero cada época requiere su propio panel de control. En esta ocasión, se vuelve a prestar atención a la ropa interior y los pintalabios, a los que se suman el tráfico en hora punta y los turistas canadienses.

Los bancos centrales y los gestores monetarios han estudiado periódicamente todo tipo de datos, desde el largo de las faldas hasta las ventas de Big Macs, junto con el desempleo y el crecimiento del PIB, para tratar de comprender mejor las tendencias económicas.

Esta semana, la industria de la aviación ha atraído la atención mucho más allá de los habituales aficionados a los aviones. American Airlines y Alaska Air han advertido de una disminución de los viajes, lo que corrobora las actualizaciones diarias de la Administración de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos sobre las cifras de seguridad en los aeropuertos. Se obtienen más pistas de diversas advertencias a los viajeros de países como Reino Unido tras las detenciones de visitantes estadounidenses y el descenso del número de canadienses que regresan a casa desde su vecino del sur.

La monitorización en tiempo real de la congestión metropolitana cuenta otra parte de la historia. Durante una recesión, menos personas utilizan el coche para ir al trabajo y se aceleran los desplazamientos de quienes lo hacen. Sin embargo, en las horas punta en lugares como Houston y Chicago, las carreteras siguen más congestionadas de lo habitual, según el desarrollador de tecnología cartográfica TomTom.

Del mismo modo, un barómetro de ofertas de empleo de Indeed indica una desaceleración, pero nada grave. Y el Índice Compuesto de Papel Usado no muestra signos de tensión en el mercado del papel reciclado, que a menudo presagian una recesión económica.

Google Trends, que rastrea lo que buscan los usuarios, ofrece resultados potencialmente más inquietantes. Las búsquedas de “recesión” están aumentando rápidamente, pero aún más alarmante es la creciente búsqueda de “cadena de suministro”. Se trata de un término que suelen utilizar los responsables de logística y los expertos en inversiones, y la única vez que se registraron más búsquedas en internet sobre este tema fue en octubre de 2021. Entonces, los puertos se colapsaron con mercancías cuando el retroceso de la covid reactivó el comercio y la actividad económica. Las guerras comerciales actuales podrían tener el efecto contrario.

También vuelven a estar de moda dos datos alternativos muy populares. Las mujeres gastan más en maquillaje durante los tiempos difíciles desde la Gran Depresión, incluso aunque ahorren en otros aspectos. El magnate de los cosméticos Leonard Lauder acuñó el “índice del pintalabios” para cristalizar la idea de que los lujos baratos hacen que la gente se sienta mejor. La pandemia supuso una excepción, debido a las mascarillas protectoras que todo el mundo llevaba, pero debería volver a ser un indicador fiable.

Los calzoncillos bóxer y los slips también pueden ser una bola de cristal económica, y fueron una medida de ventas específica que el entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, observaba con atención. Cuando llegan tiempos difíciles, los hombres tienden a conformarse con ropa interior gastada. Para comprender mejor los ciclos poco convencionales, vale la pena buscar en lugares insólitos.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDíasp

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