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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El mejor enfoque anti gran gobierno puede ser el de Reino Unido

Milei apuesta por lo fiscal y Trump por lo ideológico, pero la óptica antiburocrática de Starmer tiene más potencial

Keir Starmer, primer ministro británico.

El gran gobierno afronta un gran desafío, y la reacción se está globalizando. El asalto comenzó con el presidente argentino, Javier Milei, elegido en 2023 gracias a su plan motosierra para recortar el gasto público y desalojar a la casta política profesional del país. Luego vino Donald Trump, quien marcó su regreso a la Casa Blanca al establecer el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) bajo la dirección del multimillonario donante Elon Musk, con el mandato de “modernizar la tecnología y el software federales”, “optimizar la fuerza laboral” y una amplia “iniciativa de eficiencia de costes”. Ahora la tendencia ha cruzado el Atlántico, y también el espectro político. La semana pasada, el primer ministro británico, Keir Starmer, se comprometió a “deshacerse de la maraña de burocracia” que asfixia la economía en un discurso titulado “sobre la reforma fundamental del Estado británico”.

Estas embestidas retóricas abarcan tres grandes temas. El primero es presupuestario: el impulso para recortar los gastos. El segundo es ideológico: el rechazo al partidismo político incrustado en la maquinaria del Estado. El tercero se refiere a la gobernanza: menos burocracia, más rendición de cuentas, y retroceso de la regulación tecnocrática. Pero la prioridad difiere en cada caso.

El enfoque de Milei es presupuestario. El presidente llegó al poder prometiendo una austeridad radical para poner fin a la dependencia crónica de Argentina de los déficits y las finanzas inflacionarias. No ha defraudado. El gasto público en 2024 se redujo al 32% del PIB, frente al 38% del año anterior. Esto ha eliminado el déficit presupuestario por primera vez desde 2008.

Los inversores no han tardado en recompensar el éxito. El tipo de cambio oficial del peso argentino con respecto al dólar es ahora aproximadamente el mismo que el tipo de cambio del mercado negro. El precio de mercado de los bonos soberanos en moneda fuerte ha subido de alrededor del 25% de su valor nominal a mediados de 2023 a alrededor del 60%. El índice bursátil Merval obtuvo un rendimiento de alrededor del 70% en dólares el año pasado.

Estabilizar las finanzas públicas es también una prioridad en EE UU y Reino Unido. De hecho, con un déficit del 7,5% del PIB el año pasado, EE UU tiene un dolor de cabeza presupuestario mayor que Argentina. Pero recortar el gasto público en países desarrollados es una tarea realmente desalentadora. El bienestar, la sanidad y las pensiones absorben más de la mitad de todo el gasto público en EE UU y Reino Unido, y seguirán aumentando a medida que la población envejezca.

Por tanto, los inversores han ignorado con razón las fantasiosas afirmaciones de Musk de que ahorrará 1 billón de dólares al año. Han comprendido que el verdadero objetivo del asalto estadounidense al gran gobierno es ideológico más que presupuestario. Destacados ideólogos de la derecha de EE UU ven el país atrapado en un ciclo de declive resultante de la toma del gobierno y la ley por parte de una élite directiva egoísta y lo que ellos llaman la izquierda radical. Según esta interpretación, DOGE es la vanguardia de una contrarrevolución destinada a desestabilizar el llamado “Estado profundo”, purgar la burocracia de funcionarios afines al Partido Demócrata y cortar el apoyo a las redes progresistas de clientelismo en Estados Unidos y el extranjero.

Visto en este contexto, la Administración Trump ha logrado algunos de sus objetivos. Aunque las afirmaciones de DOGE sobre la reducción de costes son dudosas, las autoridades han prohibido los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), han restablecido los poderes para purgar la función pública de empleados presuntamente obstruccionistas y han despedido a los dos comisionados demócratas de la tradicionalmente no partidista Comisión Federal de Comercio.

Pero el posible beneficio económico de esta cruzada ideológica no está nada claro. La historia de las purgas masivas de la función pública por motivos políticos no es nada feliz. Los mercados no están convencidos. El S&P 500 ha bajado más de un 7% desde su máximo histórico de febrero, y el dólar ponderado por el comercio ha caído más de un 5% desde la toma de posesión.

Eso deja a Reino Unido inclinado hacia la reforma del Estado. Su enfoque es diferente, de nuevo. La queja principal de Starmer es que la delegación de poder a lo que la semana pasada denominó “una amplia gama de organismos semiautónomos, organismos independientes y reguladores” ha ido demasiado lejos, lo que ha llevado a una erosión malsana de la rendición de cuentas y a resultados prácticos deficientes. Está motivado tanto por problemas crónicos, como el lamentable rendimiento de la productividad del Servicio Nacional de Salud bajo NHS England, el organismo independiente creado para gestionar el sistema de salud pública británico en 2013, como por crisis agudas, como la casi insolvencia de la mayor empresa de agua del país, Thames Water, bajo la supervisión del regulador independiente del sector, Ofwat.

Aún no hay muchas pruebas de una estrategia global. La semana pasada, el Gobierno abolió NHS England, devolviendo el servicio de salud al control ministerial directo. El destino de reguladores independientes como Ofwat sigue en el aire. Pero, incluso cuando el primer ministro arremete contra la “industria artesanal de controladores y bloqueadores”, sigue adelante con la creación de un nuevo regulador independiente del fútbol, propuesto inicialmente por el Gobierno anterior.

Sin embargo, los problemas de gobernanza y responsabilidad que afronta el Ejecutivo de Starmer son reales y urgentes, y van mucho más allá de Reino Unido. El país fue pionero en combinar privatización, liberalización y regulación independiente en los 90. Ahora parece dispuesto a liderar un replanteamiento de esa receta.

De los tres temas que motivan la reac­ción global contra el gran gobierno, el británico tiene el mayor potencial para desencadenar una nueva era de crecimiento. Los inversores deberían confiar en que sea la variante más duradera.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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