Las claves: urge simplificar los billetes aéreos para evitar polémicas reales o inventadas

Ryanair se ha hecho viral porque se le acusa de haberse inventado un nuevo cargo

Un avión de Ryanair se prepara para despegar en Nantes, Francia.Stephane Mahe (REUTERS)

Comprar un billete de avión es más o menos igual de complicado que entender la factura de la luz, o las ofertas de tarifas del mercado libre de la electricidad. Uno se cree que ha conseguido un chollo, y acaba pagando decenas y decenas de euros más de lo previsto, simplemente porque quiere llevar una maleta medio grande para un viaje medio largo. Y eso por no hablar de las innumerables ofertas que se van sucediendo en las páginas de contratación, que, si uno se despista, acaba pinchando sin comerlo ni beberlo (algo similar ocurre cuando se compra un billete de autobús con el seguro de viaje, por cierto).

Ryanair se ha hecho viral porque se le acusa de haberse inventado un nuevo cargo para los que llegan tarde al embarque; en realidad, ya hay un cargo así, para que el usuario pueda viajar en el siguiente avión. Este tipo de controversias se resolverían si hubiera un criterio concreto sobre lo que debe incluirse en el billete (por ejemplo, una maleta con medidas específicas). En ello están trabajando el sector y las autoridades europeas. Si se retrasan, el recargo lo pagarán los ciudadanos.

Los mercados tienen claro su bando en las negociaciones de Ucrania

Los mercados, ese concepto etéreo, se van posicionando respecto a las negociaciones de paz en Ucrania. Y antes de que los presidentes de Rusia y de Estados Unidos hablen hoy, ya han elegido su bando. El rublo sube a máximos de siete meses frente al dólar, así como lo hacen las compañías cuyo negocio está expuesto a Rusia y los bonos ucranios. Por otro lado, el precio del gas baja. A la vista de todo esto se podría decir que los mercados están, básicamente, con la paz. Pero también es verdad que las empresas de armas llevan semanas subiendo como la espuma. Así que los mercados están, ante la duda, con el dinero. Y luego ya verán.

La economía española y la obstinación del ‘pero’

Una ventaja –para algunos, inconveniente– de la ciencia económica es que, si asumimos que, efectivamente, es un ciencia, tiene la particularidad de permitir muchas refutaciones: una materia generosa con los peros, en definitiva. Esto, que es de gran interés para los políticos, se refleja bien en la economía española: España lidera el crecimiento económico desarrollado, según la OCDE, pero tiene uno de los niveles de paro más altos de su entorno, desempleo juvenil incluido; España será de los menos afectados por la guerra comercial, pero es porque tampoco exporta tanto; España crece por encima del 2%, pero su productividad es baja y su economía depende demasiado del turismo, los servicios y lo público. Pero crece. Que ya es algo.

La frase

La Rusia de Putin fue y es una de las mayores amenazas para los Estados europeos, especialmente para nosotros, para los Estados bálticos y para Polonia. Necesitamos unidad, pero no solo en Europa: también entre Europa y Estados Unidos

George Simion, presidente de la Alianza para la Unión de los Rumanos (de la familia política del partido de giorgia meloni)

No hace falta sacarle rentabilidad al trastero de la abuela

Hace ya tiempo que, aunque no cale del todo, el discurso del reciclaje está instalado en la sociedad. Una buena señal de ello es que el mercado se ha hecho con él, y las tiendas de ropa venden como atractivo que sus prendas son fabricadas, en parte, con materiales reutilizados. O la proliferación de las tiendas online de productos de segunda mano.

Pero aún queda mucho por hacer, y ello pasa, precisamente, por que el mercado no monopolice el movimiento. Así, surgen iniciativas como bibliotecas de cosas, o plataformas para darle una segunda vida a los objetos de la casa, pero gratis. Porque no todo debe tener precio, y no se le debe sacar rentabilidad económica hasta al más mínimo item del trastero de la abuela.