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La lupa
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Clamor contra los excesos regulatorios de Bruselas

Donald Trump puede pasar a la historia de la UE como el presidente que más contribuyó a la integración política de Europa

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en rueda de prensa tras el Consejo Europeo en Bruselas el 22 de marzo.

La Comisión Europea está soportando una ola de llamamientos para que simplifique la legislación y, promueva medidas que favorezcan la integración de compañías de distintos países. Esta petición es un clamor lanzado desde sectores muy diversos, como el financiero, telecomunicaciones o automóvil. Las empresas llevan tiempo convencidas de que la disparidad de normas pone a las compañías europeas en desventaja competitiva con sus homólogas estadounidenses y chinas. Además, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su enfrentamiento con Europa amenaza con incrementar esas desventajas, por lo que las empresas se sienten con más fuerza para pedir a Bruselas más flexibilidad. Así lo han hecho en las últimas semanas los gobernadores de los principales bancos centrales de la zona Euro, el presidente de Telefónica o el de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC).

Resulta muy llamativo que, a mediados de febrero pasado, los gobernadores de los bancos centrales Alemania (Joachim Nagel), Francia (François Villeroy de Galhau), Italia (Fabio Panetta) y España (José Luis Escrivá), los cuatro países más grandes de la Unión Europea (UE), se pusieran de acuerdo para enviar una carta conjunta a Bruselas. Tenía que ser algo muy grave para semejante gesto. En ella, los jefes de los principales bancos centrales de la zona Euro piden a Bruselas un análisis exhaustivo de la normativa bancaria que conduzca a una simplificación de la legislación que garantice “igualdad de condiciones con otras jurisdicciones importantes”, en referencia a Estados Unidos.

“La estabilidad financiera requiere un marco regulatorio claro, predecible y proporcionado, y acciones decididas y razonadas para agilizar las regulaciones ayudarían a la implementación efectiva de estas reglas”, señalan. Y proponen que el análisis identifique aquellas “áreas en las que el marco europeo es excesivamente complejo y puede crear distorsiones competitivas a nivel internacional, sin ningún beneficio significativo en términos de estabilidad. En el caso de la banca se da además la circunstancia añadida de que las autoridades supervisoras supranacionales, en el desarrollo de su actividad, terminan por añadir capas adicionales de reglas que no están previstas en la norma que suman inestabilidad en lugar de aportar previsibilidad, que es lo que quieren los inversores.

Para cumplir con toda esa normativa, las entidades sometidas a la supervisión del BCE y de la EBA han tenido que crear grandes equipos que se dedican full time a la interpretación y aplicación de las normativas, así como a contestar a los continuos requerimientos de información y stress test. Los bancos europeos están convencidos de que esta complejidad, surgida como consecuencia de la crisis bancaria de hace 15 años que obligó a los Estados a inyectar enormes cantidades de dinero público, es una de las razones de que los bancos europeos coticen con peores multiplicadores que los americanos.

Una queja similar lanzaba la semana pasada Josep María Recasens, alto directivo de Renault y presidente de ANFAC, quien aseguraba que el coche europeo tiene un sobreprecio como consecuencia de las exigencias de la normativa europea, de las que están exentos sus competidores internacionales, especialmente los chinos. El discurso de Recasens es demoledor. “China te ofrece lo mismo, pero un 35% más barato. Pero entonces me dicen que allí están subsidiando, que el riesgo está mutualizado, que trabajan con una tecnología estandarizada o que no hay un organismo anticompetencia. Yo no quiero el sistema político o social chino, aunque alguien tiene que tomar una decisión. Y pongo el ejemplo de lo que pasó en los últimos años con los criterios ESG (sobre factores ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo). Se suponía que si no los cumplías, el mercado te lo descontaba. Pero luego a los inversores no les ha importado tanto, no he notado que pongan más euros en Renault por ello. No voy a hablar de greenwashing (ecopostureo), pero no hay una diferencia abismal ni me cambian el rating por ser más limpio o respetuoso con los derechos humanos. Entonces, ¿dónde está el premio? El coche europeo está inflacionado por normas, exigencias o valores. Es el que debería comprar el cliente, pero acaba con uno chino”, señalaba en una entrevista con El Mundo.

La relevancia de la industria del automóvil va mucho más allá de lo que se percibe de los propios vehículos; está ligada a la cantidad de tecnología que requieren los modelos actuales, a la conectividad. Europa es un mercado de más de 400 millones de habitantes y una gran clase media que compra unos 15 millones de coches año. Esto le lleva a Recasens a reclamar a Bruselas que trabajen con el sector en la búsqueda de una “estandarización de tecnologías”, y pone el ejemplo de la química que se utiliza para las baterías, para que las empresas europeas puedan competir con China y EEUU.

Simplificación y tamaño, es el mantra señalado para el sector financiero y el automóvil, y también por Marc Murtra. En su primera intervención ante analistas y periodistas, el nuevo presidente de Telefónica afirmaba que es necesario un “ajuste regulatorio”. “Estamos viendo un cambio acelerado en el entorno geoestratégico europeo que obliga a tomar decisiones para acelerar su autonomía estratégica en este contexto. Ante la disrupción tecnológica continuada en la que estamos inmersos el sector de las telecomunicaciones es necesario acabar con la fragmentación del sector para garantizar la soberanía tecnológica en Europa”.

Murtra recordaba que mercados como China y Estados Unidos están operados por tres o cuatro grandes compañías, mientras que en Europa hay 41 empresas de telefonía móvil. Por eso, aboga por medidas para favorecer la concentración y presenta a Telefónica como un firme candidato. “Tendremos un rol activo”, sentenció. En menos de dos meses, Murtra ya ha vendido el negocio de Argentina y se espera que venda todas las filiales latinoamericanas, con excepción de Brasil. Su apuesta es ser uno de los grandes jugadores de Europa, para lo que parte con la ventaja de tener posiciones relevantes en los dos mercados más grandes (Alemania y Reino Unido).

Puede resultar irónico que Donald Trump, que ha llegado a decir que la Unión Europea nació para “joder” a Estados Unidos, termine siendo la persona que más contribuya al avance de la integración de los países miembros. La creación de un sistema de defensa común en la Unión Europea, del que también forme parte Reino Unido, está más cerca que nunca gracias a que el amigo americano mutó a matón de patio.


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