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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Más jóvenes y sénior trabajando, más retos que afrontar

Ni los legisladores ni las compañías pueden dar la espalda a este fenómeno, y menos todavía en un contexto de carencia de mano de obra

Un operario trabaja en una obra en la Comunitat Valenciana.
CINCO DÍAS

El empleo de los jóvenes es un termómetro de la economía española. Un vistazo a la serie histórica del INE muestra que el desempleo se ha cebado especialmente con los más noveles cuando España perdía pie, mientras que mejora con rapidez cuando la situación se reconduce. Se hunde más y rebota más. Durante lo peor de la Gran Recesión, en 2013, el 56% de los menores de 25 años estaban desempleados. Hoy la tasa es de un 25%, menos de la mitad, aunque reconocer esa mejora no puede hacer olvidar que el paro juvenil sigue situándose muy por encima del promedio europeo, que se sitúa en el 15%.

Este comportamiento también se aprecia en las cifras de creación de empleo: una parte importantísima de los puestos creados a lo largo de 2024 se debe a los jóvenes. De los 468.000 nuevos empleos que recoge la Encuesta de población activa (EPA), 104.000 correspondieron a los menores de 24 años. Mientras que la ocupación de la población general avanzó un 2,2%, entre los jóvenes de 16 a 19 años aceleró un 16,7%; y entre los de 20 a 24 años lo hizo un 7,5%.

Aceptando esa función del empleo juvenil como termómetro de la situación económica general, los datos indican que el ciclo es claramente positivo. Y la economía española, pese a las dificultades del contexto internacional, vive un buen momento. Pero la buena noticia tiene un reverso: si el paradigma se mantiene y el sistema económico sigue comportándose como hasta ahora, cuando vuelvan a torcerse las cosas los jóvenes volverán a ser los primeros en sufrir el golpe. Son los más baratos de despedir y tienen una presencia destacada en sectores sensibles ante los períodos recesivos.

Siendo uno de los principales, no es este el único reto que afronta el mercado laboral español. Los datos de empleo de 2024 también manifiestan una mejora importante para los mayores de 50 años. En estas franjas de edad también crece la ocupación por encima del promedio, aunque en las razones que explican esto se mezclan el buen momento laboral con razones puramente demográficas. Como el conjunto de la sociedad, la fuerza laboral cada vez se envejece más.

La composición del mercado de trabajo ha cambiado radicalmente: un 35% de los empleados tienen ya 50 años o más, frente al 20% que representaban hace dos décadas. Ni los legisladores ni las compañías pueden dar la espalda a este fenómeno, y menos todavía en un contexto de carencia de mano de obra en sectores concretos. La respuesta debe pasar por aprovechar mejor tanto el talento joven como el sénior, que es el sector que sigue sufriendo más el paro de larga duración.

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