El retraso del acuerdo entre Honda y Nissan ignora los riesgos arancelarios

Estados Unidos es el principal mercado para las dos, que producen buena parte de sus modelos en Canadá y México

El jefe de Nissan, Makoto Uchida, el de Mitsubishi, Takao Kato, y el de Honda, Toshihiro Mibe, en Tokio en diciembre.FRANCK ROBICHON (EFE)

Las amenazas arancelarias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, deberían estar aumentando la presión para un acuerdo entre Nissan y Honda. En cambio, la unión parece dirigirse hacia la zanja: el consejo de Nissan Motor ha decidido suspender las conversaciones de fusión con su par, según una fuente cercana citada por Reuters. Sin embargo, la pareja estaría entre las más afectadas si la Casa Blanca impone aranceles a las importaciones de México y Canadá.

Trump anunció nuevos gravámenes del 25% durante el fin de semana, antes de posponer 30 días su aplicación. La perspectiva de una subida es especialmente alarmante para Honda y Nissan, ya que el país es el mayor mercado para cada uno de ellos.

Honda vendió aproximadamente 1,4 millones de coches en EE UU el año pasado, y produjo alrededor de 1 millón de ellos en el país. Nissan entregó cerca de 1 millón de unidades, y fabricó alrededor de 500.000 en el país. Las importaciones constituyen el resto. El eje de Honda en Canadá es clave, mientras que Nissan fabrica más en México. Y lo que es peor: algunos de sus productos más populares se encuentran entre los modelos fabricados en el extranjero.

Si se materializan los gravámenes, las dos tienen pocas opciones. Construir una nueva fábrica lleva hasta tres años, mientras que reequipar las líneas de producción existentes para otro modelo puede requerir hasta 18 meses de trabajo. Lo más probable es que absorban o repercutan los costes a los clientes. Los aranceles del 25% podrían traducirse en una subida media de los precios de aproximadamente el 6% para Honda, la más alta entre los fabricantes de automóviles afectados, y de alrededor del 3% para Nissan, según los analistas de CLSA.

Cualquiera de esos difíciles caminos que podrían tener que elegir reduciría los ya de por sí pésimos márgenes de beneficio de la fabricación de automóviles, que empujaron a las dos firmas a iniciar conversaciones de fusión. Con la amenaza de aranceles potencialmente sobre la mesa durante la Administración Trump, el colchón financiero de los recortes de costes y otras economías de escala de la unión de fuerzas debería parecer aún más atractivo.

Sin embargo, una mayor sensación de urgencia ha aumentado la presión en unas conversaciones cada vez más tensas. En una presentación de diciembre, los fabricantes de automóviles segundo y tercero más grandes de Japón asumieron que el beneficio operativo de Nissan se triplicaría aproximadamente a mediados de 2026 antes de un acuerdo. Los nuevos obstáculos potenciales en su mercado más grande ponen en duda ese ambicioso objetivo. Las distintas culturas corporativas del dúo eran otra preocupación. Entonces Nissan se opuso a una propuesta de convertirse en una subsidiaria de Honda, en lugar de mantener cierta independencia, como se propuso originalmente en diciembre.

Al mismo tiempo, Renault, el mayor accionista de Nissan, está presionando para obtener una prima de control, según el Financial Times. Con un precio de cierre de 386,9 yenes el miércoles, las acciones de Nissan vuelven a estar por debajo de los 400 yenes que pagó su socio francés cuando formaron una alianza por primera vez en 1999.

Nissan dijo ayer, antes de la información de Reuters, que no había hecho ningún nuevo anuncio sobre la fusión y que proporcionaría una actualización sobre las conversaciones, como estaba previsto, a mediados de este mes.

Los caminos de Nissan y Honda pueden divergir pronto. Navegar solos hacia el futuro parece más difícil que nunca.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías


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