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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las tasas antiatascos salen casi gratis

Nueva York acierta imponiendo recargos por circular por las zonas más concurridas, pero no es una solución definitiva

Cartel en la Novena Avenida de Nueva York anunciando el programa de tarifas antiatascos, el 6 de enero.
Cartel en la Novena Avenida de Nueva York anunciando el programa de tarifas antiatascos, el 6 de enero.Mike Segar (REUTERS)

Los vehículos siguen atascando Nueva York. La velocidad media en el centro de la ciudad fue de 7,7 km/h en 2024. Pero los primeros resultados de los recargos de 9 dólares a los que circulan por las zonas más concurridas son prometedores. En la primera semana de aplicación, unos 220.000 vehículos menos entraron en el distrito central de negocios y los tiempos de espera en el túnel Holland hacia Nueva Jersey bajaron un 65%.

Los costes de los atascos son notables. El típico conductor neoyorquino que va al trabajo perdió 102 horas productivas avanzando despacio por Broadway y otras vías públicas en 2024, estima la consultora Inrix. Con un valor de casi 18 dólares la hora, más de 5 millones de conductores malgastan 9.500 millones al año.

Además, los atascados desperdician combustible y generan contaminación. Los vehículos de emergencia responden más despacio y los gastos de envío suben. Estos factores añaden un tercio a la cuenta, según un estudio del Gobierno federal de 2009. Los ahorros menos evidentes provienen de otros lugares. Cuando Londres comenzó a cobrar a los conductores en 2003, la desviación estándar de los tiempos de viaje cayó un 30% en los tramos pico, lo que ayudó a cualquiera que intentara llegar a una reunión o tomar un vuelo.

Hay preocupaciones comprensibles. Los cargos pueden suponer una carga adicional para los más pobres, pero otras ciudades han descubierto que los más ricos son los que más pagan. Las clases trabajadoras tienden a usar más el transporte público, y Nueva York está imitando a Singapur y Estocolmo al destinar la mayor parte de los ingresos de las tarifas a dichos presupuestos. Menos coches también significan autobuses más rápidos, y las tarifas adicionales, un servicio más frecuente. En los días posteriores a la implantación de la tasa, se dispararon los pasajeros del metro y los cercanías.

Pese a las señales alentadoras, mover a la gente es una tarea de Sísifo. Aun después de triplicar su tarifa en dos décadas, la congestión en Londres en 2024 fue casi tan mala como la de Nueva York. Los trayectos en coche han bajado, pero hay más gente viajando a través de la zona designada, y partes de la vía se han convertido en carriles bici y aceras. Una ciudad más fácil de recorrer también atrae a más residentes, lo cual exige un pensamiento económico diferente.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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