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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El alto voltaje es el espíritu de los tiempos, también en las finanzas

La montaña rusa del mercado se puede cabalgar con los básicos: diversificación, disciplina e inversión sistemática

Un seguidor de Donald Trump, el día 19 de enero en Washington.
Un seguidor de Donald Trump, el día 19 de enero en Washington.Daniel Cole (REUTERS)
CINCO DÍAS

La querencia por la inversión a largo plazo, el arduo y árido análisis de balances o flujos de caja y la búsqueda de un riesgo más o menos controlado... Los conceptos tradicionales de las finanzas, bajo los que se han desarrollado durante un no despreciable número de décadas, parecen cada vez más obsoletos en los tiempos actuales. La llegada al poder de Donald Trump por segunda vez anticipa más momentos de altísima tensión en los mercados y, sobre todo, de gran volatilidad en el corto plazo. Terreno abonado para que los inversores con nervios de acero, tolerancia al riesgo y gatillo rápido puedan hacer dinero en un mercado donde el viento puede cambiar con un comentario en una red social. Ya ocurrió en el primer mandato de Trump, cuando modificaba en 140 caracteres políticas arancelarias que, hasta entonces, se debatían en negociaciones multilaterales cuyo tiempo se mide en escala geológica: el acuerdo UE-Mercosur se negoció durante un cuarto de siglo; el tratado Asia-Pacífico, durante más de siete años.

Los primeros días del mandato promete más volatilidad. La estrecha alianza del republicano con los grandes magnates tecnológicos añade fuego a la caldera con más temperatura en los mercados financieros (y en cuya subida juegan un papel clave elementos como las opciones a un día). Las criptomonedas que ha abrazado con la pasión del converso juegan, directamente, en otra liga a la hora de hablar de inversiones volátiles y especulativas. Que Trump y su esposa Melania lanzaran sendas memecoins (tokens digitales sin propósito económico, ni real ni impostado) y que estas alcanzaran un valor de decenas de miles de millones refleja el zeitgeist de 2025 mejor que cualquier análisis. Todo ello, sin contar con el papel estelar de Elon Musk y su gusto por influir en las cotizaciones, ahora ya sin las cortapisas de la SEC.

La inestabilidad se puede extender también a las perspectivas sobre el precio del dinero, a las que los mercados son siempre tan sensibles. Y la política de desregulación en el sector financiero expone al sector a posibles huracanes. Más opciones de rentabilidad a corto plazo, pero más riesgo en casi todos los ámbitos. Tiempos complicados para el inversor de toda la vida que debe adaptarse a un ecosistema nuevo, del que tendrá difícil aprovechar sus ventajas, pero estará expuesto a sus riesgos. Una montaña rusa que probablemente solo se pueda cabalgar con los básicos: diversificación, disciplina e inversión sistemática.

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