Combatir los efectos negativos del turismo en mitad de un récord histórico
El Ejecutivo tendrá que reorientar su política de promoción, priorizando la inversión hacia mercados que contribuyan a limitar el impacto
El Ejecutivo español vive el nuevo máximo histórico de turistas extranjeros con un disimulo involuntario y forzado. Nunca habían llegado tantos viajeros foráneos a España (94 millones en 2024), nunca habían gastado tanto dinero (126.000 millones de euros) y nunca había existido un movimiento de contestación ciudadano contra una actividad que empleó el pasado ejercicio a 2,68 millones de trabajadores, la cifra más alta de toda la serie histórica.
Ese optimismo contenido está justificado por el impacto negativo que ese turismo de masas ha tenido entre los ciudadanos con la colonización del centro de las ciudades por miles de viajeros extranjeros, especialmente visible en Madrid o Barcelona, y el encarecimiento del alquiler de vivienda y el estrechamiento de la oferta por la irrupción del fenómeno de las viviendas de uso turístico. Exceltur presentó el pasado jueves unos datos reveladores: ya hay diez grandes ciudades (Málaga, Valencia, Sevilla, Alicante, Granada, Córdoba, Las Palmas de Gran Canaria, Santander, Gijón y Murcia), en las que hay más plazas en pisos turísticos que en hoteles.
El ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, ya avanzó la semana pasada que la tendencia de crecimiento del turismo no se está frenando y aumentará a ritmos similares a los de 2023 en los cuatro primeros meses de este ejercicio. En este contexto, el Ejecutivo va a tener que coordinar y extremar la vigilancia para que todas las estrategias puestas en marcha para contener el alza de viviendas de uso turístico, limitar su impacto en el precio del alquiler y descongestionar los destinos más saturados de viajeros surtan efecto. Entre ellas, la Ventanilla Única Digital de Arrendamientos, gestionada por Registradores de España, que servirá como referencia para que las plataformas como Airbnb o Booking sepan que viviendas cuentan con número de identificación y cuáles no y actúen con arreglo a la ley. En paralelo, grandes ayuntamientos como Madrid y Barcelona tendrán que intensificar su labor inspectora para dar cumplimiento a los planes urbanísticos que persiguen liberar una parte sustancial de las viviendas que ahora mismo están destinadas a alquiler turístico para que pasen al tradicional.
En paralelo, el Ejecutivo tendrá que reorientar su política de promoción en el extranjero, hasta ahora centrada solo en traer más viajeros, priorizando la inversión hacia aquellos mercados y colectivos que más contribuyan a limitar los efectos negativos. En el punto de mira están los países de América, Oriente Medio o Asia, con mayor capacidad de gasto que los mercados europeos.
