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La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Una nueva era en la energía nuclear?

Conviene no excluir, por motivos políticos, ninguna fuente y centrarnos más en los argumentos científicos y económicos

Central nuclear de Ascó, en Tarragona.
Central nuclear de Ascó, en Tarragona.Albert Garcia

La transición hacia fuentes de energía limpia es una de las prioridades más urgentes a nivel mundial para mitigar los efectos del cambio climático. Energías renovables como la solar y la eólica están desempeñando un papel crucial en esta transformación, pero aún no son suficientes para cubrir toda la demanda energética. En este contexto, la energía nuclear se presenta como una opción viable y eficiente para complementar las fuentes renovables y contribuir significativamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Uno de los argumentos más sólidos a favor de la energía nuclear es su alta eficiencia energética, en comparación con otras fuentes de energía, medida a través del indicador EROI (Energy Return on Investment o tasa de retorno energético).

Por cada unidad de energía invertida en su producción, se generan entre 10 y 75 unidades de energía útil, un rendimiento significativamente superior al de otras fuentes de energía. Las renovables, aunque esenciales para la transición energética, tienen un EROI más bajo (entre 3:1 y 12:1), por lo que necesita más energía para producir electricidad, aunque tienen un impacto ambiental casi nulo y su baja huella de carbono las convierte en una pieza clave para reducir las emisiones globales. 

La energía nuclear, que durante décadas fue vista con escepticismo y temor debido a accidentes como el de Three Mile Island en 1979, está experimentando una sorprendente resurrección. La reciente noticia de que Microsoft se ha asociado con Constellation Energy para reabrir la planta de Three Mile Island Unit 1 subraya esta transformación. Microsoft ha acordado comprar toda la electricidad generada por esta planta, lo que resalta la importancia estratégica de la energía nuclear en el contexto actual, caracterizado por la creciente demanda de electricidad limpia. 

La entrada de gigantes tecnológicos como Amazon y Meta en el sector nuclear también resalta la importancia de esta fuente de energía, pese a los obstáculos regulatorios a los que Amazon se enfrentó en su intento de adquirir energía directamente de Talen Energy. Parece que la energía nuclear puede ser una solución viable para satisfacer las crecientes demandas de energía limpia de las grandes empresas tecnológicas. 

A diferencia de los tradicionales reactores nucleares de agua a alta presión, los reactores modulares pequeños (SMR) operan a presión atmosférica y utilizan sales fundidas como refrigerante, permitiendo operar a temperaturas mucho más altas sin el riesgo de fugas o explosiones asociadas con los sistemas de alta presión. Esta característica elimina uno de los mayores temores del público sobre los accidentes nucleares, como los ocurridos en Three Mile Island y Chernobyl. 

Además, los SMR prometen un rendimiento energético superior. Se estima que requerirán un 80% menos energía para su construcción en comparación con los reactores tradicionales, lo que elevaría su EROI de 100:1 a 180:1.

La seguridad también se ve mejorada por la capacidad de estos reactores para autolimitar su temperatura. Dado que el fluido refrigerante no puede alcanzar su punto de ebullición a temperaturas tan altas, el riesgo de sobrecalentamiento o liberación de vapor radiactivo se vuelve prácticamente inexistente. Además, el uso de uranio permite que el combustible se queme a temperaturas más altas y reduce los residuos radiactivos en un 90% en comparación con los reactores más antiguos. Este diseño mejora la eficiencia operativa y responde a una de las críticas históricas más importantes de la energía nuclear: la gestión de los residuos radiactivos. 

Los Gobiernos y reguladores de todo el mundo comienzan a revisar sus posturas, reconociendo cada vez más su potencial para apoyar los objetivos de descarbonización globales.

En la Unión Europea, la energía nuclear ha sido recientemente clasificada como una fuente “verde” dentro de su taxonomía de inversiones sostenibles, permitiendo que estos proyectos nucleares accedan a financiación de inversiones ecológicas, un hito en la política energética en Europa.

En Estados Unidos, el Gobierno de Joe Biden ha respaldado explícitamente la energía nuclear en sus planes de transición energética, aprobando en 2021 un presupuesto de 6.000 millones de dólares para asegurar el funcionamiento de plantas nucleares existentes, y el Departamento de Energía ha invertido en el desarrollo de nuevas tecnologías nucleares, incluidas las SMR. Veremos qué hará la administración Trump, no muy partidaria por el alto coste y la complicada implementación.  

Por su parte, China ha emprendido una ambiciosa expansión de su capacidad nuclear, con planes de construir nuevas plantas nucleares en los próximos años, consolidándose como uno de los líderes mundiales en energía limpia.

La energía nuclear se está consolidando como una opción imprescindible en la lucha contra el cambio climático, por su alta eficiencia energética, y por su capacidad para ofrecer una fuente confiable de energía limpia. A medida que más empresas e instituciones gubernamentales reconocen su valor, la energía nuclear desempeñará un papel cada vez más crucial en la transición energética global. 

El apoyo de Gobiernos, reguladores y grandes corporaciones, sumado a su EROI competitivo y su capacidad para reducir las emisiones de carbono, posicionan a la energía nuclear como un aliado fundamental en la lucha por un futuro sostenible. Si se manejan adecuadamente los riesgos asociados y se siguen desarrollando nuevas tecnologías más seguras y eficientes, la energía nuclear será clave para lograr una descarbonización efectiva sin comprometer la seguridad del suministro energético mundial. 

En un mundo donde cada vez seremos más dependientes de una fuente de energía barata (robótica, centros de datos, impresores 3D, etc…) y donde la competitividad de un país o una empresa dependerá en gran medida de la fiabilidad y el coste de la energía, conviene no excluir, por motivos políticos, ninguna fuente de energía y centrarnos más en los argumentos científicos y económicos a la hora de decidir nuestras fuentes de energía para los próximos 50 años.  

Rafael Ciruelos es socio y director de fondos de la sociedad de valores Diaphanum.

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