Centauros de la empresa familiar
Gabriel Escarrer e Isak Andic dejan acciones dignas de atención para los linajes corporativos
Se ha popularizado el concepto unicornio para definir a una startup que alcanza una valoración superior a mil millones de dólares. Este término fue acuñado por Aileen Lee, fundadora de Cowboy Ventures.
Sin desmerecer el valor de los emprendedores, quiero destacar en este artículo la labor de los fundadores de sagas familiares. Verdaderos centauros, en acepción a la que apelo por analogía con el magnífico western titulado en España Centauros del desierto (1956), una de las obras maestras que rodó John Ford y cuyo protagonista, John Wayne (interpretando el papel de Ethan Edwards), ejemplifica perfectamente esa imagen titánica del centauro.
En estas últimas semanas hemos asistido a la pérdida de dos verdaderos centauros de la empresa familiar. Por un lado, el 26 de noviembre fallecía a los 89 años Gabriel Escarrer Juliá, fundador de la cadena Meliá. Ya en junio de 2023 renunció a la presidencia no ejecutiva del grupo tras haber legado las funciones ejecutivas en su hijo, Gabriel Escarrer Jaume, en 2016.
Escarrer apenas tenía 21 años cuando en 1956 fundó lo que hoy es el Grupo Meliá. Bajo su liderazgo de seis décadas, consolidó primero su compañía como líder del turismo vacacional en España para luego seguir creciendo internacionalmente. En 1996, la salida a Bolsa de la compañía fue un hito relevante para afrontar los retos del futuro y dar paso a un proceso de transición generacional.
El 14 de diciembre falleció, en un dramático accidente a los 71 años de edad, Isak Andic. Nacido en Estambul en 1953, emigró a Barcelona con su familia en 1968. Con 28 años, tomó la decisión de fundar Mango, cuya primera tienda abrió en el Paseo de Gracia de Barcelona.
Bajo el liderazgo de Andic, Mango se convirtió en una de las mayores firmas de moda global. En 2023, la empresa facturó 3.100 millones de euros, empleaba a más de 15.000 personas y operaba en 115 países a través de 2.700 puntos de venta.
El CEO de Mango, Toni Ruiz, emitió un comunicado lamentando el fallecimiento del fundador de la empresa, del que me gustaría destacar los siguientes párrafos: “Isak ha sido un ejemplo para todos nosotros. Ha dedicado su vida al proyecto Mango, dejando una huella imborrable gracias a su visión estratégica, su liderazgo inspirador y su compromiso inquebrantable con unos valores que son los que él mismo ha impregnado a nuestra compañía. Su partida deja un vacío enorme, pero todos nosotros somos, de algún modo, su legado y el testimonio de sus logros. Nos corresponde, y este es el mejor homenaje que podemos hacer a Isak y que vamos a cumplir, velar para que Mango siga siendo el proyecto que Isak ambicionaba y del que se sentía orgulloso. La estrategia es preparar a la segunda generación de la familia para que sean buenos accionistas y mejorar el gobierno corporativo. Esta es la mejor dirección para que Mango continúe siendo más relevante durante la próxima generación”, apuntaba Ruiz.
Sin ánimo de apelar a la mitología, pues en toda trayectoria conviven luces y sombras, lo cierto es que estamos ante dos grandes empresarios que fueron emprendedores veinteañeros en terminología de hoy. Líderes visionarios que identificaron oportunidades de negocio y las llevaron a la práctica con indudable éxito.
Pero, además, han consolidado sus proyectos hasta convertirlos en empresas de referencia en sus respectivas industrias. Sin olvidar que ambos crearon las condiciones para institucionalizar sus compañías de manera que su legado les pueda trascender.
A todas luces, estas dos trayectorias dejan acciones dignas de atención para las familias empresarias con ánimo de trascender.