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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las señales a vigilar en un 2025 más exigente en la Bolsa

El contexto bursátil es complicado, y quien no quiera renunciar a sus frutos tiene dos tareas sobre la mesa: apuntar mejor en la asignación de activos y estar preparado para los temporales.

Imagen de archivo de la Bolsa de Nueva York.
Imagen de archivo de la Bolsa de Nueva York.MARIA BASTONE (AFP/Getty Images)
CINCO DÍAS

En la práctica totalidad de las empresas el mes de diciembre es temporada alta, en términos de carga de trabajo: cierre de año, presupuestos y previsiones, y el mercado de valores no es una excepción. Dentro de la retahíla de presentaciones de perspectivas 2025, la gran mayoría de las casas de análisis mantiene la apuesta por la Bolsa, después de dos ejercicios excepcionales en la renta variable de Estados Unidos, y no tan brillantes pero muy rentables en el mercado europeo. Algo que entra dentro de las tradiciones navideñas: ejercicio tras ejercicio el sector considera que la renta variable ofrece la mejor relación entre rentabilidad y riesgo. Una insistencia que, sin duda, induce al escepticismo (qué sentido tiene recomendar siempre lo mismo) pero que tiene su sentido: un año es muy largo y las opciones de invertir en Bolsa, muy variada. El diablo está en los detalles.

Así, de cara a 2025 los expertos mantienen una apuesta por la Bolsa sujeta, como es habitual, a una serie de incertidumbres que pueden mover el fiel de la balanza. La diferencia es que este año las incertidumbres son más numerosas y de mayor alcance. Y, como el inversor es consciente de ello, es probable que las reacciones del mercado sean más abruptas de lo acostumbrado. La geopolítica global, la inestabilidad política interna (véase el caso de Francia), la deuda soberana y la inflación (aquí preocupa más Estados Unidos y Donald Trump) o la actividad económica (en particular en la zona euro) penden sobre un mercado con señales de sobrecalentamiento en algunas áreas. Las valoraciones en Wall Street, por ejemplo, son muy elevadas, y los mismos valores no puede tirar del mercado para siempre, y la borrachera de las acciones meme y los criptoactivos puede implicar, también, una dura resaca.

Pero el mercado no es monolítico, y que las perspectivas económicas sean complejas no implica necesariamente que haya que blindar las carteras.

Las valoraciones en la Bolsa europea no son tan caras como en Estados Unidos, y algunas zonas de los parqués están menos superpobladas. Los bajos tipos de interés suponen bajas rentabilidades en el ahorro conservador y la deuda soberana, por lo que las empresas con dividendos sostenibles pueden aportar rendimientos por esta vía. En otras palabras, el contexto bursátil es complicado, y quien no quiera renunciar a sus frutos tiene dos tareas sobre la mesa: apuntar mejor en la asignación de activos y estar preparado para los temporales.


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