Las grandes tecnológicas son inmunes a los sobresaltos electorales de Irlanda
Puede que gane el Sinn Féin, pero pronto aprenderá que necesita que los titanes de EE UU financien -e implícitamente aprueben- cualquier cambio radical
Los irlandeses se encuentran en una situación familiar para otras democracias. Las elecciones del viernes les dan a elegir entre un Gobierno impopular o una alternativa más radical. Pero, tanto si el resultado es más de lo mismo, o un salto hacia lo desconocido con el Sinn Féin, las ganadoras más probables son las big tech.
Fianna Fáil y Fine Gael, ambos partidos de centroderecha, llevan al frente de Irlanda de una forma u otra desde que la crisis de 2008 derribó a los bancos e infligió un doloroso rescate de 85.000 millones de euros dos años después. No está claro si seguirá así. El apoyo al Fine Gael, del primer ministro, Simon Harris, es de solo el 19%, su socio de coalición Fianna Fáil tiene el 21% y el Sinn Féin, el 20%, según el sondeo del lunes de Irish Times/Ipsos B&A.
En cierto sentido, las políticas del Sinn Féin pondrán nerviosas a empresas como Meta y Alphabet. El partido liderado por Mary Lou McDonald quiere cobrar un “impuesto de solidaridad” del 3% sobre los salarios superiores a 140.000 euros y eliminar las desgravaciones fiscales para las rentas más altas. También quiere inundar el mercado inmobiliario con viviendas sociales y asequibles, ofreciéndolas en Dublín a solo 300.000 euros. Se trata de un fuerte descuento respecto al precio medio de reventa actual, 556.000, y afectará al personal de los gigantes que han elegido Dublín como sede europea por sus bajos impuestos de sociedades.
Pero el verdadero poder reside en las big tech. En 2022, el Consejo Asesor Fiscal irlandés estimó que 10 grandes empresas por sí solas pagaban el 60% de los ingresos por impuesto de sociedades, y tres firmas aportaban un tercio del total. Se prevé que este año Sociedades supere al impuesto sobre la renta como mayor contribuyente a los ingresos fiscales, que superan los 100.000 millones. Las multinacionales pagan a sus empleados irlandeses unos 37.000 millones, lo que supone un tercio de todos los salarios del país, según el economista John Fitzgerald.
Es probable que estas cifras hagan que McDonald se lo piense dos veces antes de plantearse ideas demasiado radicales. Con muchos de los irlandeses que más ganan trabajando para grandes firmas extranjeras, Dublín se vería en un aprieto si una gran cohorte se marchara a otro país. Puede que gane el Sinn Féin, pero pronto aprenderá que necesita que los titanes de EE UU financien -e implícitamente aprueben- cualquier cambio radical.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías