Hacer que Wall Street suba más aún... o no
Las promesas de rentabilidad pueden acabar como el cuento de la lechera si llegan a saltar las alarmas en el mercado de deuda con la propuesta de aranceles y menos impuestos de Trump
Donald Trump llegará otra vez a la Casa Blanca con el eslogan de hacer grande a América de nuevo (Make America great again) y también con la promesa de dejar más ganancias en Wall Street. No le ha hecho falta predicarlo en campaña electoral, pero su receta económica es música para los oídos de los inversores: menos impuestos y menos regulación. Y así lo recibieron los tres grandes índices bursátiles neoyorquinos una vez se conoció el miércoles su rotunda victoria, cuando marcaron nuevos máximos históricos.
El segundo mandato de Trump augura la continuidad del rally para la Bolsa estadounidense, aunque no solo por las medidas económicas que ponga en práctica, sino por el escenario que se va a encontrar. La economía de EE UU está aterrizando con suavidad tras la montaña rusa de la inflación y las subidas de los tipos de interés. El PIB creció en el tercer trimestre el 2,8%, ampliando una racha expansiva que dura ya más de dos años, con la inflación al 2,4% en tasa interanual y el paro en el 4,1%. Con los precios y el desempleo estabilizados, la previsión del consenso de mercado es que los beneficios del S&P crezcan en 2025 el 15%. Wall Street ya tiene el viento a su favor, y ahora solo falta que las políticas de Trump favorezcan la extensión del rally y que su efecto en la economía no provoque el efecto contrario al que pregona. Un riesgo que parte del mercado también sopesa, tal y como reflejan los bonos.
Las promesas de rentabilidad en Wall Street pueden acabar como el cuento de la lechera si llegan a saltar las alarmas en el mercado de deuda con la propuesta de aranceles y menos impuestos de Trump. El aumento de los aranceles a la importación –de hasta el 60% para los productos chinos– va a encarecer los bienes de consumo, y la rebaja del impuesto de sociedades del 21% al 15% y la extensión de los recortes de impuestos a los particulares que el propio Trump impulsó en su primer mandato auguran más déficit público, que ya supera el 6% del PIB. El mercado de deuda da el reverso negativo de lo que también puede traer el segundo mandato de Trump: más inflación, menos bajadas de tipos y más desequilibrio fiscal. Un cóctel explosivo que, sin duda, detonaría el botón de las ventas no solo en los bonos, sino también en Wall Street. Y que extendería su contagio a Europa y a los países emergentes, cuyas divisas y Bolsas ya se resienten estos días ante los aranceles que pueden llegar. El nuevo mandato puede ser positivo para Wall Street y para la deuda de EE UU, aunque solo si Trump no cumple todo lo que promete.