Las claves: ingeniería y prudencia para prevenir nuevas catástrofes, y el movimiento de las marcas
Lo principal es analizar y reformar, en caso necesario, la configuración urbana de los terrenos vulnerables a inundaciones
Cuando sucede una catástrofe humana como la de Levante, enseguida se abre la búsqueda de culpables para fenómenos que no suelen tener una causa única. En última instancia, siempre se puede atribuir al cambio climático, o calentamiento global, que es un poco cosa de todos y, por tanto, de nadie. Más útil sería centrarse en lo que se puede hacer para prevenir futuras tragedias. Lo principal es analizar y reformar, en caso necesario, la configuración urbana de los terrenos vulnerables a inundaciones. Es difícil saber si un desastre así podría haberse evitado, siquiera parcialmente, pero la civilización humana avanza adaptándose a los cambios del entorno, estén influidos o no por su propio impacto.
También hay que reforzar los sistemas de alerta, y, sobre todo, insistir a todo el mundo, también a las empresas que pueden perder los ingresos de la jornada, en que es mejor pecar por exceso de prudencia que lo contrario. Igualmente, los políticos responsables de dar las recomendaciones deben asumir el riesgo de que se les acuse de demasiado cautelosos. Les va en el sueldo aceptar que nunca les reconocerán un acierto.
Es bueno que se abran nuevas vías en el tren, pero sin descuidar lo básico
La CNMC estudia la liberalización del transporte de viajeros en ferrocarril de media distancia y cercanías. En principio, siempre es una buena noticia que haya competencia, como se ha comprobado con la apertura de la larga distancia a Ouigo e Iryo, y el consecuente abaratamiento de los precios. Pero también hay que estar atentos a que eso no repercuta en la seguridad del servicio, si la carrera por captar usuarios redunda en un ahorro excesivo en el mantenimiento. La excesivamente dadivosa política de Cercanías gratuitos parece cerca de su final. Es bueno que ahora se abran nuevas vías, pero sin descuidar lo básico.
En el mundo de las marcas, el que no sale en la foto es el que no se mueve
Se han puesto de moda las marcas que resuenan, sea a propósito o por casualidad, a movimiento. Es el caso de la leche Pascual Calcio, que se ha transformado en Movit (con propiedades algo distintas), y de Cepsa, que ha adoptado el nombre de Moeve, dentro de su estrategia Positive Motion, es decir, Movimiento positivo, enfocada en la movilidad sostenible. La idea es que el cambio vaya en paralelo al del negocio, hacia fuentes de energía más ecológicas.
La decisión parece más que justificada, dada el aura negativa que empieza a rodear a las petroleras (aunque hayan ayudado, por ejemplo, a unir a los pueblos del mundo con los viajes en avión o por otros medios). Repsol, una marca más joven que Cepsa, no tendrá ese problema, pues ya lleva el sol incorporado.
La frase del día
“Washington ha filtrado a los medios que queríamos desplegar misiles Tomahawk. Esto era información confidencial entre Ucrania y la Casa Blanca. ¿Cómo entender estos mensajes? Esto significa que no hay nada confidencial entre aliados”
Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania
Luchar contra el paso del tiempo no ayuda necesariamente a sentirse joven
El de Liz Parrish y su terapia génica ilegal, que, según ella, le ha hecho rejuvenecer 30 años, es solo un caso más de la larga búsqueda de la eterna juventud, que suelen protagonizar los más ricos (que tienen el dinero y el tiempo para ello). Parrish matiza, eso sí, que ella busca ser joven, no necesariamente parecerlo, a diferencia de lo que suelen buscar quienes recurren a la cirugía estética. Ser joven en cuanto a salud, y a riesgo de enfermedades, tampoco es lo mismo que tener un espíritu joven, esperanzado. Quienes dedican demasiadas energías a correr contra el tiempo pueden, sin embargo, acabar descubriendo que habría sido mejor dedicarlo a otras cosas. Por ejemplo, a ocuparse de llevar una vida más plena, y de ayudar a otros a tenerla.