Las claves del día: todos contra todos por el problema de la vivienda
El Congreso presenció ayer un ejemplo revelador de consenso: los partidos están de acuerdo en que no están de acuerdo
El Congreso presenció ayer un ejemplo revelador de consenso: todos los partidos están de acuerdo en que no están de acuerdo y, con excepción lógica del PSOE, están en contra de la gestión del Ministerio de Vivienda. El centro de esta armonía fue la ministra socialista de Vivienda, Isabel Rodríguez, que tuvo que batallar con propios y contrarios: mientras tendía la mano a “acuerdos y consensos”, partidos que habían negociado, pactado y aprobado la Ley de vivienda, ERC, EH Bildu, BNG criticaban la inoperancia de su cartera.
Desde Podemos, antaño socio de gobierno, recriminaron a la ministra su condición de rentista, por tener varias propiedades. Rodríguez respondió, en otro alarde conciliador, que sus casas “no valen la mitad del chalet de Galapagar”, una alusión a la vivienda de Pablo Iglesias e Irene Montero, que ni son diputados, ni, evidentemente, estaban presentes. También es cierto que la presencia física en el debate era difícilmente un criterio para las alusiones, toda vez que, a pesar de la supuesta importancia del asunto, el hemiciclo estuvo semivacío durante las cuatro horas que duró la sesión.
El impuesto a las energéticas se va diluyendo... hasta la próxima crisis
Iberdrola prefiere mirar los toros desde la barrera en lo relativo al impuesto a las ganancias extraordinarias de las energéticas, quizás para no tener que mostrarse explícitamente en el mismo barco que su íntima enemiga Repsol. La eléctrica dice no contemplar el tributo (por ahora una tasa), y tiene motivos: el rechazo de PNV y Junts a aprobar su extensión indefinida complica mucho el objetivo del Gobierno. Pero eso tendría una ventaja para este, porque podría revivirlo (y, por tanto, pregonarlo) en la próxima crisis energética, que quizá esté más cerca de lo esperable, pese al respiro actual. La transición verde está lejos de haber terminado.
BlaBlaCar sale al rescate del caos ferroviario
La plataforma BlaBlaCar, conocida por poner en contacto a conductores y pasajeros para que compartan sus viajes, se lanza ahora a ofrecer billetes de Renfe, y trabaja para ofrecer los de las demás operadoras. Toda una respuesta a los vaivenes que azotan en los últimos días al sistema ferroviario español. Para vender los pasajes de Renfe, BlaBlaCar tendrá que competir con su web, que tantas alegrías da a los viajeros –y con el exitoso sistema de puntos renfecitos–, así que quizá tenga que reforzar su oferta con las condiciones que ya ofrece en los coches compartidos, como conversaciones innecesarias de política con los compañeros de asiento. También sería de agradecer que, ante un retraso (o descarrilamiento), ofrezca compartir un coche para llegar al destino.
La frase
La Fed llegó tarde a la hora de subir los tipos en 2022. Tienen que asegurarse de que no van demasiado fuerte ahora. Con una tasa de paro del 4% y un crecimiento salarial del 5%, es difícil para un economista convencer al mundo de que va a haber una recesiónBrian Moynihan, CEO de Bank of America
Al aire libre o bajo techo: el caso es cuidarse a uno mismo haciendo deporte
Para hacer deporte no hace falta gran cosa: casi ni siquiera zapatillas, si se sigue la tendencia minimalista o de pies descalzos que preconiza, por ejemplo, el libro Nacidos para correr. Pero la gente sigue comprando calzado de marcas como Asics: correr sigue siendo el ejercicio más asequible. Más, desde luego, que la bicicleta estática, que requiere comprar aparatos de compañías como Peloton. Esta es una de las grandes damnificadas de la gran liberación pospandémica, del mismo modo que los confinamientos la dispararon en Bolsa. De una forma u otra, y como dijo una vez el torero Manuel Benítez El Cordobés, hay que hacer deporte, porque es “quererse de verdad, tener potencia, ser feliz, quererte tú mismo; porque quieres también al que tienes a tu lado, y todo sale de verdad, de deporte [sic]”.
