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A fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Qué frena la expansión de los coches eléctricos en España?

El Plan Moves III, que debería de facilitar el cambio, en realidad está desincentivando a los usuarios, por sus plazos

Coche eléctrico en un punto de carga.
Coche eléctrico en un punto de carga.Chris Furlong (Getty)

El vehículo eléctrico avanza, y aunque en España lo hace a un ritmo más lento del esperado, estamos viendo señales positivas. El IV Informe de movilidad eléctrica en España, elaborado por OBS Business School, nos trae una buena noticia: durante el primer semestre de 2024, la cuota de venta de vehículos enchufables alcanzó un 10,4%, superando por primera vez a los diésel, que se situaron en un 10,3%. Sin embargo, a pesar de este avance en las ventas, la realidad es que la presencia de vehículos eléctricos en el parque móvil nacional aún es modesta. A nivel global, no caben dudas de que la movilidad eléctrica es un avance imparable. La gran pregunta es: ¿cuándo ocurrirá? Como en cualquier revolución, el mercado tendrá un papel clave, pero factores como las políticas públicas y la infraestructura también marcarán el ritmo.

Aunque el contexto global muestra un impulso en la adopción del coche eléctrico, España todavía tiene mucho terreno por recorrer. Mientras que la cuota de matriculación de vehículos eléctricos en Europa ronda el 20%, en nuestro país apenas llegamos a la mitad de esa cifra, según Andac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones). Nos encontramos en la cola de Europa, muy por detrás de nuestros vecinos Francia y Portugal. Y es inevitable preguntarnos: ¿qué está fallando?

Uno de los principales desafíos está en las ayudas para la compra de estos vehículos. En España, el Plan Moves III, que debería de facilitar la adquisición, en realidad está actuando como un freno. Las ayudas no se aplican de forma inmediata, sino meses después de la compra, con tiempos de espera de hasta 20 meses. Dado que el precio de compra es uno de los principales obstáculos para la adopción de los vehículos eléctricos, es crucial que las ayudas financieras se brinden en el momento de la compra para intentar reducir esta barrera. En un mercado tan dinámico como el de la movilidad eléctrica, donde las decisiones de compra son sensibles a factores como la tecnología y la oferta disponible, estas demoras pueden desincentivar a los consumidores.

Otro factor clave es la infraestructura de carga. Aunque el número de puntos de carga parece suficiente para la cantidad actual de vehículos eléctricos en circulación en nuestro país (un punto de carga por cada ocho coches), la realidad es más compleja. Según datos de Anfac del primer trimestre de 2024, un 21% de los puntos no funciona, y solo el 6,5% ofrece cargadores de carga superrápida (150 kilovatios o más). Esto nos deja con una red de carga poco eficiente, que necesita mejorar considerablemente si queremos cumplir con el objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) de llegar a 5,5 millones de vehículos eléctricos para 2030.

Para contribuir a esta mejora, seguimos invirtiendo en cargadores ultrarrápidos, y recientemente hemos sido seleccionados, conjuntamente con otras seis compañías del sector, como beneficiarios en la última resolución de la línea B del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico y Conectado (Perte VEC II), otorgada por el Ministerio de Industria y Turismo, y destinada al desarrollo de una nueva generación de cargadores públicos ultrarrápidos.

Costes

De cara al futuro, los sistemas de propulsión eléctrica igualarán en costes a los motores de combustión, y seguirán mejorando, lo que reducirá los precios y hará los coches eléctricos más atractivos para el consumidor medio. Esto se logrará gracias a mejoras en baterías, sistemas de carga rápida accesibles e inteligentes y más opciones de vehículos, así como al aumento de los costes regulatorios para los motores tradicionales. Superar estos obstáculos permitirá que los vehículos eléctricos se conviertan en la opción principal, ofreciendo la misma utilidad, costes y conveniencia que los coches de combustión actuales.

Afortunadamente, a medida que más personas adopten el coche eléctrico, la inversión en infraestructura también aumentará. Existe una dinámica positiva en juego: más coches eléctricos generarán mayor demanda de puntos de carga, lo que impulsará a empresas y Gobiernos a mejorar las infraestructuras, creando un ciclo de crecimiento que beneficia a todos. De igual manera, una red de carga más robusta facilitará la adopción de más vehículos eléctricos, reforzando este ciclo virtuoso.

Pero no podemos esperar que todo ocurra solo. Para que esta transición sea una realidad, necesitamos una infraestructura de carga pública que no solo cubra la demanda actual, sino que esté preparada para un futuro de adopción masiva. El apoyo adecuado por parte de Gobiernos y empresas será clave para hacer realidad esta transición.

Estamos en medio de una revolución. La ventana de oportunidad para liderar este cambio en la movilidad es limitada, y no podemos permitirnos mantener la misma mentalidad en la adopción de vehículos eléctricos. Es imperativo actuar con firmeza y agilidad para aprovechar esta oportunidad. No hay tiempo que perder.

Enric Asunción es CEO de Wallbox

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