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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

No hay debate... sobre el gasto público de EE UU

Parece haber un reconocimiento tácito por parte de Harris y Trump de lo apurado que está el país

Capitolio de EE UU, en Washington DC.
Capitolio de EE UU, en Washington DC.Piroschka Van De Wouw (REUTERS)

Joe Biden entró en la Casa Blanca con el objetivo de convertirse en un segundo Franklin Roosevelt, respondiendo a una crisis de proporciones inusitadas gastando libremente. En gran medida lo logró. Pero el precio, sumado a los gastos de Gobiernos anteriores, lo están pagando ahora los dos candidatos que compiten por sucederle.

El primer debate entre Kamala Harris y Donald Trump demostró lo limitado que es el apetito por los grandes gastos. Se enfrentaron sobre muchos temas, pero faltaron grandes planes presupuestarios. Respecto a la economía, Harris hizo hincapié en la reducción del coste de la vida tras una inflación anormalmente alta, que se desa­celeró para los consumidores hasta un 2,5% interanual en agosto. Quiere conceder a los promotores inmobiliarios exenciones fiscales para hacer nuevas casas; a los compradores de primera vivienda, un crédito de 25.000 dólares; y a los padres primerizos, una ayuda mayor, de 6.000 dólares, durante el primer año de vida del niño. Aunque todo esto ayudaría a los destinatarios previstos, su alcance es limitado y los costes relacionados, comparativamente bajos.

Trump ha sido más impreciso, pero también ha evitado prescribir nuevos desembolsos significativos, y se ha centrado en ampliar los recortes fiscales de su primer mandato. En cuanto a los gastos de guardería, por ejemplo, ha ofrecido explicaciones confusas sobre cómo financiarlos subiendo los aranceles. Estos gravámenes casi siempre se repercuten en los consumidores del país que los impone: son como un impuesto sobre las ventas.

Aunque ninguno de los dos habla de prudencia o austeridad fiscal, parece haber un reconocimiento tácito de lo apurado que está el país. Biden añadió más de 4 billones de deuda para financiar infraestructuras, ayudas para la pandemia o la industria de chips, tras los más de 8 billones aprobados por Trump. Además, incluso si Harris gana, los demócratas se enfrentan a una ardua batalla para mantener el control de ambas cámaras, requisito para cualquier gasto importante.

Toda iniciativa adicional está destinada a reavivar viejas preocupaciones latentes sobre el déficit, de 1,5 billones, y la creciente deuda, cuyos pagos de intereses alcanzarán el billón el próximo año. En un tema no hay debate: el gasto público será difícil de vender en estas elecciones.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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