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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un plan industrial para Talgo

Es imprescindible que el futuro de la compañía no quede demasiado tiempo en una nebulosa

Banderas en la sede de Talgo, en Madrid.
Banderas en la sede de Talgo, en Madrid.Violeta Santos Moura (REUTERS)
CINCO DÍAS

La decisión del Consejo de Ministros de vetar la oferta pública de adquisición sobre Talgo por parte del conglomerado húngaro Ganz-Mavag abre un nuevo capítulo en la saga que debería dibujar el proyecto industrial de la compañía para los próximos años. La medida, en tanto basada en informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el Consejo de Seguridad Nacional que aquilatan los vínculos con Rusia de la firma magiar, está plenamente justificada. Resulta básico preservar el control de las empresas consideradas estratégicas, un esfuerzo en el que los diferentes Gobiernos que han pasado por La Moncloa no han sido siempre del todo diligentes. Por ejemplo, basta recordar cómo España, en otro contexto y salvando las distancias, avaló la compra de Endesa por la pública italiana Enel, pese a afectar la operación a un sector estratégico y no encontrar históricamente reciprocidad las firmas españolas en el entorno comunitario.

Una vez tomada la decisión, no obstante, se abren otros frentes. Talgo atraviesa una situación delicada, con sus principales accionistas en la rampa de salida y, pese a su ingente cartera de pedidos y su tecnología puntera, con graves problemas de producción para cumplir con los calendarios de entregas. Al punto de acumular retrasos de años. El bloqueo, de hecho, parece haber provocado efectos colaterales. No por casualidad el ministro de Transportes, Óscar Puente, anunciaba esta semana dos nuevas reclamaciones a la compañía por las averías de los trenes Avril, a los que apuntó como una de las razones del incremento de las incidencias en la red este verano. Por tanto, si Talgo es una compañía estratégica y merece toda la protección de los poderes públicos, también es capital que se apuntale una alternativa industrial que garantice su capacidad de competir a medio y largo plazo.

En este punto, el legítimo anuncio de Ganz-Mavag de que recurrirá la decisión a los tribunales y solicitará medidas cautelares no permite presagiar nada bueno. Parece difícil que otro grupo, por mucho que este viernes Criteria volviera a dejar clara su voluntad de entrar en el proyecto de la mano de un socio industrial, de un paso adelante en Talgo mientras exista un alto nivel de inseguridad e incertidumbre jurídica. Más allá de que la opción de la checa Skoda, el plan B que hasta ahora ha privilegiado el Ejecutivo, termine fraguando, es imprescindible que el futuro de la compañía no quede demasiado tiempo en una nebulosa. Talgo da empleo a 2.500 trabajadores en España y si algo codiciaba Ganz-Mavag era su know-how tecnológico y sus ingenieros. No es pequeño acervo que preservar.

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