Claves: sonrisas y ganancias en la banca española, y el turismo español rompe las leyes económicas
Beneficios en máximos, cotización al alza y, por tanto, más dinero en el bolsillo de los ejecutivos
Desde que, hace ahora dos años, el Banco Central Europeo decidiese subir los tipos para aplacar la inflación, los despachos de las plantas nobles de los bancos españoles son un lugar de lo más acogedor. El ambiente es inmejorable, nadie levanta la voz, y seguro que algunos se han animado a montar un club de running. Hay razones para estar contento: la escalada más fuerte del precio del dinero ejecutada por el BCE en su historia ha llevado los resultados de las entidades a niveles récord. Y ni el comienzo de las bajadas de tipos parece aplacar la máquina de hacer dinero que son los bancos en los últimos tiempos. El último ejemplo, ayer, fue el del Banco Santander.
Ganancias en máximos, cotización al alza y, por tanto, más dinero en el bolsillo de sus dirigentes. Directivos de BBVA, CaixaBank y Bankinter hacen negocio ahora con la parte variable de su sueldo, pagadera en acciones que, afortunadamente para ellos, se han disparado. Son todo sonrisas. O casi todo: los del Sabadell, aunque también con buenos resultados, no se van a ir de vacaciones con la misma tranquilidad que sus homólogos. Hay una opa hostil que aplacar.
El inminente final del billete de oro (o de ladrillo)
Se acerca el final de la golden visa, o billete de oro, introducido por el Gobierno de Mariano Rajoy para atraer inversión extranjera y que ha atraído, sobre todo, inflación en el ladrillo. En la década que ha estado en vigor este invento al más puro estilo Willy Wonka, unos 15.000 extranjeros han logrado el permiso de residencia por haberse comprado, en la inmensa mayoría, un inmueble por más de 500.000 euros. Justo el tipo de inversión que necesitaba España. Al menos, ocho heroicos inversores, como aquellos niños que aspiraron a heredar el imperio chocolatero, lo hicieron por haber comprado medio millón de euros en deuda pública.
El turismo en España desafía a los manuales de economía
Sin haber arrancado la temporada alta, el turismo en España ya rompe moldes. Tanto que este sector ha desafiado en junio la que es quizá la ley más básica de la economía: la de la oferta y la demanda. A más precio, decían los economistas neoclásicos, la curva de la demanda baja. Se nota que frecuentaron poco las calas mallorquinas en verano: a pesar del aumento de los precios de las habitaciones hoteleras, las pernoctaciones han empezado el verano con fuerza. 38 millones en un mes a un precio medio de 122 euros.
Hay fenómenos que necesitan de explicaciones casi divinas. Quizá por eso, al bum económico del siglo XX, impulsado en buena parte por la apertura al turismo, se le atribuyó el calificativo de milagro español.
La frase
Nada es tan absurdo e inaceptable en el siglo XXI como la persistencia del hambre y la pobreza, cuando tenemos tanta abundancia y tantos recursos a nuestra disposiciónLula da Silva, presidente de Brasil
El verso endecasílabo, la nueva especialidad quirúrgica
Hubo una época en la que a la práctica de la medicina se les atribuía también una cierta altura intelectual y cultural. Sobrepasada por la técnica –o por los tiempos modernos– la especialización de las profesiones acabó con esta noción humanista. Aunque, atrincherados como cierta aldea gala que resiste aún y siempre al invasor, quedan algunos románticos.
João Luís Barreto es cirujano plástico y poeta, e imparte la primera clase de poesía para médicos en Europa. En sus clases, en vez de diseccionar cuerpos conservados en formol, se diseccionan poemas. Más de 100 en un semestre. Eso sí, aunque atiende a la imagen decimonónica del intelectual clásico, Barreto es más de verso libre. Solo busca la simetría, dice, en el quirófano.
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