El aviador que quiere levantar el vuelo de Paramount
El productor de cine compra por 8.000 millones de dólares un gigante maltrecho por la irrupción de las plataformas
Como un niño con zapatos nuevos. Unos carísimos, capaces de convertirlo en un personaje decisivo en Hollywood durante las próximas décadas, o de ponerlo entre la espada y la pared por haber apostado por un negocio aparentemente en declive. Pero nuevos, al fin y al cabo. David Ellison (Santa Clara, California, EE UU, 1983), CEO de la productora de cine Skydance y, para más señas, hijo del multimillonario Larry Ellison, cofundador de la multinacional tecnológica Oracle, vive estos días en una nube. El motivo es que ha comprado Paramount, el gigante del entretenimiento.
La operación está tasada en unos 8.000 millones de dólares, y se espera que lo convierta en uno de los mandamases de la industria, aunque anda todavía pendiente de la aprobación de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés). Es el equivalente en EE UU a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
Es solo el penúltimo y trepidante giro de guion de una persona que ha hecho grandes negocios con las historias. Aficionado a los videojuegos y al cine tras pasar horas y horas disfrutando de ambos junto a su padre, Ellison se enamoró del mundo de la aviación a los 13 años después de ver Top Gun. Lo que en cualquier otro adolescente hubiese sido una afición que no hubiese pasado de un par de pósteres colgados en la habitación, en él se convirtió en un sueño hecho realidad gracias al amplio bolsillo de su padre. Este empezó a tomar con él clases de aviación acrobática. A los 17, David ya competía en torneos de esta modalidad deportiva.
El joven Ellison pronto descubrió que la adrenalina de lanzarse a volar no se podía comparar con la que le producía actuar frente a las cámaras. A los 20, empezó a estudiar cine en la Universidad de Carolina del Sur. Abandonó los estudios hacia 2006, cuando le llegó su oportunidad como uno de los protagonistas de Flyboys, producida por Metro-Goldwyn-Mayer, una película que, por supuesto, giraba en torno al mundo de la aviación. Pero fue un fracaso. A partir de entonces, su carrera como actor se estiró durante unos años en películas de segunda fila como Hoyo en uno, una especie de American Pie trasladada al mundo del golf, en la que conoció a quien es su esposa desde 2011, la actriz y cantante Sandra Lynn Modic.
Acusado por los críticos de ser un actor un poco rígido, Ellison decidió no desfallecer: si no triunfaba delante de las cámaras, lo haría detrás de ellas. En 2010, fundó la productora Skydance, para lo que levantó 350 millones de dólares de financiación. De este dinero, unos 150 millones provenían de fondos de inversión y unos 200 de un préstamo de JP Morgan respaldado sobre todo por la fortuna de su padre. Este, naturalmente, puso también dinero directamente para el proyecto, aunque nunca ha trascendido cuánto.
Skydance se alió desde el comienzo con Paramount, la empresa que ahora adquiere. El éxito llegó rápido: la primera producción oficial fruto de la unión fue Valor de ley, de los hermanos Coen, que, con un presupuesto de 38 millones de dólares, recaudó 250 millones. Al fin, Ellison había encontrado su lugar. Después llegarían muchas más películas, no igual de exitosas, pero todas con sus buenas dosis de acción: Misión imposible: protocolo fantasma, Jack Reacher, Terminator 6: destino oscuro y Transformers: el despertar de las bestias, entre ellas. Por supuesto, en la lista figura Top Gun: Maverick, la secuela de aquella con la que empezó todo. “Vender una película a David es muy fácil. Solo tiene que tener aviones”, ha confesado un peso pesado de la industria a Vanity Fair.
Pero la operación todavía no está cerrada. Lisa Khan, presidenta de la FTC, se quejó el pasado mes de agosto en el podcast The Ankler de que en Hollywood se está produciendo una concentración de empresas que propicia que, aunque las compañías ganan cada vez más, los showrunners y los guionistas tienen cada vez peores condiciones.
Pero nadie pone 8.000 millones sobre la mesa para que los reguladores le tumben el negocio. En Skydance, las esperanzas están puestas en Michael McFalls, abogado de uno de los bufetes que están asesorando la compra. Entre 1998 y 2000, fue asesor de la presidencia de la FTC, lo que quiere decir que sabe qué teclas tocar para que la música suene bien.
Lo que está pactado en principio es una compra en dos pasos. En el primero, Skydance y sus socios adquirirán National Amusements, que posee la participación mayoritaria de la familia Redstone en Paramount, por 2.400 millones de dólares en efectivo. Posteriormente, se fusionará con Paramount, dando lugar a New Paramount, a cambio de 4.500 millones de dólares en efectivo o acciones. Además, aportará otros 1.500 millones al balance. Jeff Shell, ex-CEO de NBC Universal, será el presidente, y Ellison se convertirá en CEO de una compañía que valdrá unos 28.000 millones de dólares y que incluye la CBS y la MTV.
De pasar el examen de competencia, lo que se espera de este exaviador deportivo es que ayude a levantar el vuelo a Paramount, que valía seis veces más en 2007, cuando Netflix lanzó su plataforma streaming. La productora llegó tarde al negocio, lo que le ha costado 17.000 millones de valoración desde 2019. Si Ellison endereza su rumbo, habrá ejecutado su acrobacia más difícil.
Cosa de familia
David no es el único hijo de Larry que ha dedicado su vida al cine. Megan, hermana menor, también produce películas. En su caso, fundó Annapurna Pictures, el estudio que está detrás de éxitos como Her o El escándalo, que relata el caso de Roger Ailes, ex-CEO de la Fox, acusado de acoso sexual.
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