Claves: el avisado ataque de Irán y los peligrosos sueños de los clubes de fútbol
Los mercados no se toman a pecho la guerra de Oriente Próximo
Si no hubiera una tragedia de fondo, el ataque de Irán a Israel sería clavado a los monólogos de Gila y su “¿Es el enemigo?” Que vamos a enviar unos misiles, les avisamos para que no se hagan daño. Se entiende que es una maniobra de modesta disuasión, y que Teherán es consciente de que tiene mucho que perder si se enfrasca en una guerra abierta con Israel y su primo de Zumosol, Estados Unidos. Parece que los mercados lo ven de esa misma manera, y volvieron del fin de semana tranquilos, sin tocar prácticamente el precio de las materias primas ni los índices europeos. Tampoco parece que Tel Aviv vaya a responder con dureza,
Que haya más sanciones a Irán sigue dependiendo principalmente de las perspectivas de Washington respecto al petróleo, y de si Arabia Saudí (y su colega de la OPEP+ Rusia) abren más o menos el grifo. De cara a las elecciones presidenciales de EE UU de noviembre, Joe Biden se cuidará muy mucho de que el precio de los carburantes se dispare. Por ahora, los coches eléctricos siguen siendo minoritarios.
El comercio electrónico vino para quedarse... pero no tanto
Un poco como el teletrabajo, que había venido para quedarse, y luego no tanto, el comercio electrónico no está arraigando tanto en España como en otros países. Así lo indican desde el sector de la logística, que ve cómo las previsiones de contratación de naves no se están cumpliendo. Quizá porque los españoles seguimos fiándonos más del trato personal, el crecimiento de las ventas online está perdiendo fuelle. Las inversiones lo han notado sobre todo en Cataluña; en Madrid, que tiene más suelo disponible (por pura geografía; no hay que buscar aquí explicaciones sofisticadas), los precios de llas naves se han mantenido estables.
Puente saca tiempo para enseñar sus cartas en torno a la opa por Talgo
Al ministro de Transportes, Óscar Puente, le cunde la jornada. Aparte de leer lo que se dice de él en los medios y en las redes sociales, y de bloquear a los contribuyentes –habiendo la opción de silenciarles para que puedan seguir leyendo lo que dice una persona a la que pagan el sueldo–, tiene tiempo para ocuparse de la competencia de la alta velocidad y de la opa de Magyar Vagon por Talgo. Puente enseñó ayer sus cartas, al admitir que se busca una contraoferta. Se habla de que la SEPI o CAF acompañen a un fabricante como el suizo Stadler. Es comprensible; solo cabe confiar en que al ministro no le moleste que, desde los medios o desde las redes, se califique su actitud de euroescéptica. O, usando un adjetivo muy de gusto del Gobierno, de negacionista de la UE.
La frase del día
Es necesaria una desaceleración del crecimiento de los salarios para que la inflación de los servicios converja a una tasa coherente con el objetivo del 2% para la inflación general
Philip Lane, economista jefe del BCE
Los clubes españoles sufren las consecuencias de obtener lo que desean
Los clubes de fútbol españoles y sus aficionados se solían quejar de que la fuerza financiera de la Premier League arrasaba con los mejores jugadores de LaLiga. Hay que tener cuidado con lo que se desea, porque ahora que los propios clubes ingleses están sometidos a restricciones ecónomicas, las cuentas de las entidades españolas empiezan a notarlo.
A cambio, es posible que compitan mejor con ellos en los torneos europeos (ya este año tienen poco que envidiarles). La cuestión de fondo, de todas maneras, no son los ingresos, sino el gasto. Mientras los clubes no asuman que deben abonar menos de lo que ganan para ser viables, seguirán teniendo problemas, por muchas palancas que se saquen de la manga.
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