China puede permitirse no sacar la bazuca
Los recortes esperados de los tipos de EE UU implican que los legisladores tendrán un amplio margen a su disposición para flexibilizar
El banco central de China tiene un camino más suave por delante. Los precios al consumo crecieron por primera vez en seis meses, y subieron un 0,7% interanual en febrero. Eso está muy por debajo del objetivo del 3% de Pekín, pero es una señal positiva de que los precios podrían estar estabilizándose. Los recortes esperados de los tipos de EE UU implican que los legisladores tendrán un amplio margen a su disposición para flexibilizar.
El último aumento de precios se debe en gran parte a un incremento en el gasto durante las vacaciones del Año Nuevo chino. Aun así, superó el pronóstico del 0,3% de los economistas en una encuesta de Reuters y es la mayor ganancia en casi un año. Y si bien la demanda sigue siendo lenta en plena recesión inmobiliaria, los precios de la energía y los alimentos probablemente repuntarán este año. En particular, la carne de cerdo, un componente clave en el IPC, parece haber tocado fondo después de hundirse un 30% en los últimos 12 meses.
Esto da al Banco Popular de China un poco de espacio para respirar. Los esfuerzos de flexibilización están empezando a sumarse. A principios de febrero, el BPC redujo el requisito de reservas para los bancos en 50 puntos básicos, inyectando 1 billón de yuanes (130.000 millones de euros) en la economía. También redujo en el mismo mes el tipo preferencial del préstamo a cinco años en 25 puntos básicos, la mayor reducción jamás registrada en la tasa hipotecaria de referencia.
Las expectativas de que Fed reducirá las tasas también aliviará las preocupaciones sobre una depreciación del renminbi. Se ha debilitado a 7,2 yuan frente al dólar, desde 6,3 yuan hace dos años. Los analistas de JP Morgan esperan ahora dos recortes de tipos de 10 puntos básicos del BPC junto con otro recorte de requisitos de reservas de 25 puntos básicos en el segundo semestre.
La situación dista mucho de ser la de 2009 y 2020, cuando el país estaba haciendo frente a la deflación. En ambas ocasiones, el Gobierno chino aumentó su objetivo de inflación anual para crear margen para una relajación monetaria más agresiva. El hecho de que Pekín se adhiera al objetivo del 3% señala que no hay urgencia para desplegar un estímulo estilo bazuca similar al paquete de 4 billones de yuanes visto hace 15 años. El BPC puede permitirse no hacerlo esta vez.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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