Retos (y algunas oportunidades) del mercado residencial español
España se ha consolidado en los últimos años como uno de los países con un sector más robusto, aunque marcha no a dos, sino a tres velocidades
El sector residencial, como ocurre con el mercado inmobiliario a nivel global, mantiene una salud de hierro en España, si hablamos en términos generales. No es nada exagerado decir que España ha logrado consolidarse en los últimos años como uno de los mercados que cuenta con un residencial más robusto, gracias a la profesionalización que ha experimentado durante la última década, las mejoras tanto en términos de construcción, relacionadas con la adopción de elementos innovadores y de sostenibilidad en los proyectos, así como una creciente interés y conocimiento por parte del cliente final.
Con este punto de partida, el sector residencial de nuestro país tiene por delante una serie de retos para seguir impulsado el inmobiliario, que se mantiene como una industria cuya aportación al PIB nacional es estratégica. Unos retos que interpelan a todos los actores protagonistas de la industria. Sin ir más lejos, siguen existiendo dificultades a la hora de encontrar suelo urbanizable, los promotores en muchas ocasiones están encontrando trabas para la puesta en marcha de nuevos proyectos residenciales. En los últimos 15 años, hemos pasado de la laxitud a la hora de dar licencias, que desembocó en una crisis financiera que derivó en cientos de proyectos inmobiliarios inacabados, a unas condiciones muchos más duras que han ayudado a esa tarea de profesionalización del sector, al asegurar que solo se pongan en marcha proyectos con verdadera viabilidad y demanda, pero que ha provocado que, a día de hoy, la oferta de vivienda no permita cubrir la demanda en gran parte del territorio nacional.
Este desajuste entre oferta y demanda de obra nueva sigue empujando los precios hacia arriba en las zonas más tensionadas y provoca que apenas haya proyectos nuevos en el resto. En este sentido, cabe tener en cuenta que el mercado inmobiliario residencial de nuestro país marcha no a dos, sino a tres velocidades. Existe una primera España a velocidad de crucero, la que lideran las grandes ciudades, principalmente Madrid y Barcelona, y otros mercados muy influidos por un turismo internacional muy asentado, como Costa del Sol, Baleares y algunas zonas de Cataluña. En otro plano, una España de segunda velocidad, que mantiene una demanda más o menos consolidada, como ocurre en las ciudades grandes del país, en las que hay un cierto movimiento de grúas. Pero también existe una tercera España que va al ralentí, donde no terminan de cuajar grandes proyectos, a tenor también de un crecimiento demográfico que en algunos casos es negativo.
Dicho esto, el sector residencial tiene algunas opciones para seguir creciendo en los próximos años y, en paralelo, ir consolidando esa profesionalización, asumiendo que tiene un papel vital como principal actor para la puesta en marcha de zonas de nueva expansión en algunas ciudades, así como de regenerador de barrios más degradados.
En todo caso, también existe una oportunidad, puesto que al sector residencial más tradicional se suman algunos modelos que tienen cada vez mayor interés para inversores, que en muchos casos responden a cambios culturales, sociales y demográficos. Es el caso del crecimiento en el segmento de residencias de mayores u otros modelos alternativos como el coliving. Lo mismo ocurre con la entrada de operadores especializados y fondos de inversión en las residencias de estudiantes, cuya gestión está cada vez profesionalizada y donde el sector tiene que responder a una oferta universitaria y de posgrado creciente y a un mayor interés de estudiantes internacionales por España como destino universitario y de posgrado.
Además, hay otro modelo que puede impulsar al sector residencial, como es el coliving, que dota de servicios añadidos a los residentes para que tengan un lugar para vivir, intercambiar experiencias profesionales y vitales con perfiles similares al suyo. Esta fórmula, que ofrece a sus usuarios una experiencia diferente al modelo tradicional de vivienda, también se apoya en la escasez de oferta de vivienda que presenta España.
Además de todo esto, nuestro país tiene una oportunidad de seguir posicionándose como un mercado de referencia en el contexto europeo para un cliente de un segmento premium. Sin duda, Madrid ha avanzado en los últimos años, a pasos agigantados, para convertirse en una de las ciudades mejor posicionadas en este ámbito, por su alto nivel de vida, la oferta cultural y gastronómica, el tiempo y la seguridad. Un interés creciente empujado por la llegada de clientes de algunos países de Latinoamérica que acaparan la demanda de viviendas de ese perfil en barrios céntricos. Se trata de un cliente que quiere sentirse en el centro de la ciudad, bajar y ver galerías comerciales, buenos restaurantes y que, en muchos casos, conoce bien el sector en el que invierte. Barcelona, por su parte, sigue contando con gran interés, gracias a su marca internacional consolidada desde hace muchos años, lo que sigue haciendo de la ciudad condal una de las más atractivas del mundo.
El sector residencial tiene una oportunidad de diversificar su crecimiento para los próximos años, si apuesta por proyectos cada vez más innovadores, para convertirse en un actor facilitador en la tarea de mejorar entornos urbanos e impulsar el desarrollo de alianzas robustas con administraciones públicas, entidades privadas y otras compañías del sector con el fin de generar las condiciones que permiten sacar adelante proyectos viables y mejores condiciones para todo tipo de compradores.
Óscar Larrea es VP Senior de Evernest en España
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