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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Internet no cierra la tienda del barrio

Nos equivocamos si entendemos que el comercio ‘online’ supone una competencia al pequeño negocio, en lugar de entenderlo como una vía más para crecer

Página web de Shein en España
Página web de Shein en España

Un promedio de 39 establecimientos comerciales bajaron la persiana definitivamente cada día a lo largo del año 2023. Esto supone que un total de 14.000 establecimientos cerraron durante el año pasado, según los datos aportados por la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA). Sin duda, una muy mala noticia por cuanto el pequeño comercio supone para la vida en las ciudades y pueblos, aportando vitalidad y permitiendo que los vecinos continúen viviendo en esas zonas, evitando así la gentrificación que está afectando de forma alarmante al centro de muchas de las ciudades más turísticas.

Ante esta situación, no queda más que apoyar el toque de atención que el presidente de los autónomos, Eduardo Abad, ha querido lanzar al Gobierno para que tome las medidas pertinentes de ayuda a un sector que, efectivamente, arrastra problemas desde la pasada crisis provocada por el Covid y sus consecuencias económicas.

Sin embargo, compartiendo los principales fundamentos del problema, también cabe señalar el error habitual de buscar un chivo expiatorio sobre el que descargar las culpas y que sirva como justificante de una situación mucho más compleja. En este sentido, el presidente de los autónomos se apresuró a culpar de la situación a diversas circunstancias económicas que todos podemos compartir (inflación, coste de la energía, tipos de interés más altos y, por tanto, financiación más cara…), pero también, y aquí estaría el error, en la supuesta competencia del comercio online.

En concreto, el propio Abad achaca parte del problema a la competencia de los gigantes del comercio digital (Amazon, AliExpress, Shein...) y de las grandes marcas, que han optado por vender sus productos a través de sus propias plataformas en internet. Y creo que nos equivocamos si entendemos que el comercio online supone una competencia, en lugar de entenderlo como una posibilidad más de vender nuestros productos.

Son muchos los ejemplos de pequeños comercios que han sabido aprovechar la oportunidad que ofrece internet para ampliar su negocio, añadiendo a su tienda física una tienda online que le permite vender sus productos no solo en su ciudad, sino en toda España. Esta capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias que ofrece la tecnología ha permitido incrementos de la facturación muy importantes y, en muchos casos, una segunda vida para muchos negocios.

Por tanto, más que entender el comercio online como un peligro para el pequeño comercio, sería interesante conocer bien las posibilidades que internet pone a disposición del pequeño comercio para permitirle mantener o incrementar su negocio.

Porque efectivamente, los costes económicos han supuesto un verdadero problema para todo pequeño comerciante. El coste medio de alquiler de cualquier local en según qué zonas de cualquier ciudad española suele estar por encima de los 1.000 euros mensuales. Si a este coste de partida se le añade los gastos energéticos, el stock y los empleados, la situación es verdaderamente difícil si no se tiene un buen plan de negocio y una estrategia bien definida en la que el comercio online no sea una competencia desleal, sino una herramienta más de venta que puede ayudar al mantenimiento de nuestro negocio y, en el mejor de los casos, conseguir incrementar nuestra facturación.

Pedir una vuelta a la regulación de los periodos de rebajas o del propio comercio online no responde a un análisis realista de la sociedad tecnificada en la que vivimos y recuerda al dicho recurrente de querer poner puertas al campo. Hacer una lectura de la situación que apueste por las restricciones y el proteccionismo no es más que aferrarse a una interpretación de la realidad con criterios de un momento anterior, que ya no existe.

Teniendo en cuenta la situación actual, sería preferible que desde la entidad que representa a un sector tan importante para la economía española como son los autónomos, se apostara por ayudar a los comerciantes a entender la revolución tecnológica en que nos encontramos inmersos y, sobre todo, ayudarles a aprovechar las oportunidades de negocio que el mundo online pone a disposición, también, del pequeño comercio de barrio.

Porque debemos entender que el mundo online no es el enemigo de nadie, y mucho menos del tendero de mi barrio. Al contrario, internet le abre un nuevo camino que le permitirá seguir siendo mi tendero, el de mi barrio, pero también el tendero de mucha otra gente, independientemente de que viva en el lugar en que viva.

Pablo Borrás es CEO de 2bedigital

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