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El Foco
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La IA, la empresa familiar y la revolución de las ventajas competitivas

Las pymes necesitan moverse con rapidez: si no lo hacen verán cómo los gigantes escalan los beneficios de la inteligencia artificial a nivel mundial

Inteligencia artificial
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El ejercicio 2023 ha sido el año de la explosión de la inteligencia artificial (IA). Por ello, estos últimos meses se están debatiendo en los consejos de administración las decisiones a tomar: en qué invertir y cómo usarla para generar nuevas ventajas competitivas o reforzar las existentes. La IA es una herramienta que permite un mejor análisis de los datos, la creación de modelos predictivos y la automatización, mejorando los procesos de toma de decisiones. La optimización de operaciones, la personalización de la experiencia del cliente y el marketing en general ya se puede realizar de forma eficiente usando como base inmensos conjuntos de datos, lo que permite alcanzar conclusiones valiosas. Estas ideas se pueden aplicar, entre otras cosas, para detectar las tendencias del mercado, las preferencias de los clientes y las estrategias de la competencia. Y también para agilizar procesos, reducir costes, mejorar la eficiencia operativa y proteger a la empresa con decisiones relacionadas con la ciberseguridad. El abanico de posibilidades es muy grande, pero ello también genera un dilema: ante tantas opciones, ¿dónde enfocarse?

Cada empresa tiene su estrategia que le genera ventajas competitivas, con una proposición única y diferente de la de sus competidores. Estas ventajas son difíciles de copiar y generan modelos de negocio de éxito en el largo plazo. Zara, por ejemplo, con su modelo logístico soportado en el uso eficiente de los datos; o BIC con su proposición de “value for money”. En general, la integración de la IA en las estrategias empresariales puede aumentar la eficiencia, la innovación y, en definitiva, reforzar las ventajas competitivas y las capacidades organizativas. El problema es que aquellas compañías que no aprovechen las posibilidades de esta tecnología se verán adelantadas por la competencia, porque la IA ha venido a cambiar los liderazgos del mercado y remplazar a las empresas que no se adapten.

El gran dilema lo tendrán especialmente las pequeñas empresas familiares, cuya lucha contra las grandes corporaciones me recuerda la historia de David contra Golia”. Y dado mi nombre, es fácil imaginar mi preferencia. La nueva herramienta para matar al gigante ya no es una piedra, sino la inteligencia artificial. Mientras Goliat está atascado descifrando hojas de cálculo, David se dedica a procesar y analizar datos. Cuando llevas una máquina de potencia cuántica al campo de batalla empresarial y tu juego de IA es fuerte, entonces el tamaño no importa. Tanto las pequeñas como las grandes compañías pueden beneficiarse de esta tecnología en igualdad de condiciones, porque no se requieren grandes recursos. Y las ventajas se manifestarán de formas distintas. Hasta ahora el dinero era básico para conseguirlo todo, desde datos hasta computación rápida. Ahora cualquier empresa puede disfrutar de la misma potencia de cálculo que aquella que utilizan los equipos de F1 durante una carrera del Gran Premio. Esto nivela el terreno de juego y permite a los pequeños competir con sus homólogos más grandes. La IA ha democratizado el acceso a la información.

Pero David no puede olvidarse de las fuerzas de Goliat, como Michael Porter nunca se olvidó de la competencia. Las empresas pequeñas y especialmente las familiares, que son más ágiles, necesitan moverse con rapidez. Si no lo hacen, verán cómo los gigantes escalan los beneficios de la IA a nivel mundial. En última instancia, la clave está en la eficacia con la que las empresas, independientemente de su tamaño, integren la IA en sus estrategias para satisfacer sus necesidades y sus objetivos empresariales específicos. Mi recomendación es que no empiecen por el análisis de opciones tecnológicas, sino que hagan al revés. Las empresas familiares deben definir muy bien sus ventajas competitivas, identificar qué les hace diferentes, su estrategia en definitiva, y ver cómo reforzarla primero, y cómo crear nuevas ventajas después. Por experiencia, empezar por acelerar las fuerzas es más fácil y eficiente que crear nuevas.

En esencia, la IA permite a las empresas más pequeñas aprovechar las ventajas de las tecnologías avanzadas sin los elevados costes asociados históricamente. Las empresas familiares están acostumbradas a explotar modelos de negocio que han sido onerosos y han proporcionado dividendos durante años. Los encargados de estas compañías deberían empezar a plantear el siguiente reto a la nueva generación: explorar cómo la IA puede acelerar sus ventajas competitivas y construir los negocios del futuro. Esto puede parecer hoy ciencia ficción, pero si no lo hacen las empresas más grandes lo harán por ellos.

David Cabero es director general para Europa de Grupo BIC y experto en la toma de decisiones

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