La incombustible fe del FMI en Argentina, y el renovado protagonismo de la publicidad
El banco multilateral nunca ha dejado de prestar al país
Si algo ha conseguido Javier Milei es que se vuelva a hablar de Argentina. Sus estentóreas formas y expresiones, similares a las de Donald Trump, otro experto en comunicación televisiva, han convertido en espectáculo la difícil gestión de la economía argentina, que lleva décadas malviviendo. Dice Milei que el FMI les ve “como héroes”, porque va a aplicar la imprescindible austeridad que resuelva los entuertos heredados del peronismo, como la irregular nacionalización de YPF en 2012 (estudia emitir un bono perpetuo para pagar una indemnización de 16.000 millones de dólares). Lo cierto es que el banco multilateral siempre ha tenido una fe en el país digna de mejor causa, prestándole a sabiendas de la improbabilidad de que cumpliera sus compromisos. Para los argentinos, el futuro les depara más impuestos y privatización de empresas públicas, en busca de fondos que permitan sanear el erario, aunque sea a costa de descapitalizarlo. Milei ya ha reculado en algunas de sus promesas más drásticas, como la de eliminar el Ministerio de Salud, e irá comprobando los escollos de gobernar. Al menos, cuenta con que los ciudadanos sienten que ya no tienen nada que perder.
Cellnex respira, pero los inversores no deben confiarse con los tipos
Las compañías más apalancadas, como los hipotecados, están muy pendientes de la política monetaria de los bancos centrales. Cellnex, verbigracia, ha respirado con la retórica más suave de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, y ha subido en Bolsa un 38% en los dos últimos meses, ante la confianza de los inversores de que ha dejado lo peor atrás.
La empresa está haciendo un gran esfuerzo por desendeudarse, dando entrada a socios financieros y vendiendo activos, pero los accionistas no deberían confiarse, puesto que los niveles altos de tipos pueden mantenerse más tiempo de lo que desearían.
La estabilidad geopolítica y los precios de la energía están en manos de EE UU
Igual que en la guerra de Ucrania y Rusia las probabilidades de que gane la primera dependen básicamente de la ayuda económica y militar que le de EE UU, en el mar Rojo la estabilidad está en manos de Washington. En cuanto el comandante ha mandado a parar, es decir, la Casa Blanca ha dicho que prepara una misión en la zona para garantizar la seguridad del comercio, las navieras Maersk y CMA han empezado a preparar su retorno a esas aguas.
Así que las perspectivas para el mercado energético se mantienen a la baja, pese a la volatilidad reciente. Europa va superando la ruptura con Moscú, aunque tenga que pagar más por el gas procedente de EE UU, y su industria haya reducido la producción por el aumento de los costes.
La frase del día
“La toma de decisiones en Volkswagen es muy compleja y enmarañada. Es increíble que Ferrari tenga una valoración mayor. Los Porsche-Piëch tienen objetivos que no son financieros, y se aferran a sus derechos de voto como un niño a sus juguetes”
Bert Flossbach, cofundador de la gestora de fondos Flossbach von Storch
La publicidad recupera su viejo protagonismo en la nueva televisión
Si en los tiempos en los que Antonio Gasset presentaba Días de cine, TVE no hubiera tenido publicidad, como pasa ahora, sus espectadores se habrían perdido las humoradas que daban paso a los anuncios. Algunos locutores de radio, como Pepe Domingo Castaño, han logrado que las promociones no sean una pausa, sino una continuación, disfrutada y casi ansiada por el oyente. Normalmente, sin embargo, ocurre lo contrario, y por eso Amazon Prime Video reclamará a los suscriptores que quieran evitar los anuncios que paguen 3 dólares más al mes. La competencia y los gastos son feroces en el sector, y a las plataformas ya no se les caen los anillos por parecerse a la televisión lineal a la que deseaban jubilar.
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