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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los costes colaterales de la liberalización ferroviaria

El hecho de que haya muchos más trenes circulando y un mayor número de viajeros se ha traducido en un aumento del número de incidencias en cifras absolutas

CINCO DÍAS
Viaje inaugural de la alta velocidad a Asturias
A. Pérez Meca / Europa Press (Europa Press)

El proceso de liberación del transporte ferroviario ha traído consigo ventajas evidentes, entre ellas la multiplicación de la oferta y la mayor competitividad de las tarifas para los consumidores, pero el hecho de que haya muchos más trenes circulando y un mayor número de viajeros transitando se ha traducido también en un aumento del número de incidencias en cifras absolutas. Pese a que en términos relativos, Adif asegura que el volumen de interrupciones y problemas se mantiene en los 0,05 por cada 1.000 kilómetros recorridos –el mismo que antes de la liberalización– las recientes imágenes de trenes parados en mitad de trayecto o de viajeros soportando retrasos en las grandes estaciones evidencia las dificultades de una red sometida a mayor presión.

Desde la propia Adif ya se advirtió en su momento de que la liberalización constituiría un proceso crítico, precisamente por el cambio cuantitativo producido tanto en trayectos, como en trenes y viajeros. La red española supera a día de hoy los 4.000 kilómetros de alta velocidad en operación, lo que exige más recursos humanos y materiales en mantenimiento, y el número de usuarios está registrando récords históricos, con más de ocho millones de viajeros en el segundo trimestre del año en aquellos corredores donde Renfe opera con competencia. A la tensión sobre las redes que el aumento de volumen de tráfico provoca, hay que unir el crecimiento del vandalismo y de las incidencias meteorológicas, todo lo cual conforma un cóctel de circunstancias que dificultan la gestión. Por parte de Adif, se está desarrollando un ambicioso plan de obras bajo la premisa de no detener la circulación con el fin de modernizar algunas líneas y responder al incremento de viajeros. También ha crecido el presupuesto de mantenimiento del entramado viario de la alta velocidad; así, de 2018 a 2022, los recursos dedicados al mantenimiento de las distintas líneas superan los 2.300 millones de euros.

El esfuerzo de Adif, tanto presupuestario como operativo, en lo que se refiere a su apuesta por no cerrar líneas por las obras, es notable y refleja una decidida voluntad por reforzar las redes, lesionando lo menos posible el servicio. El nombramiento del hasta ahora jefe de mantenimiento de la compañía, Ángel Contreras, como presidente de la empresa apunta al compromiso del Gobierno con ese objetivo. El proceso exigirá, sin duda, un esfuerzo paciente por parte de los usuarios, pero también una atenta vigilancia y una colaboración activa del consumidor para que las incidencias se resuelvan con la mayor diligencia, eficacia y rapidez.

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