La oportunidad de China para equilibrar el poder financiero global

El yuan digital podría ser el comienzo de algo que amenace el dominio del dólar y deje obsoleto el modelo de moneda de reserva

FLORENCE LO (Reuters)

Los cambios transformacionales rara vez ocurren como uno espera. Tomemos como ejemplo el dominio del dólar. La tinta de las imprentas de expansión cuantitativa apenas se había secado tras la crisis financiera mundial y las voces que vaticinaban la erosión de Estados Unidos no se hicieron esperar. La idea de un mundo geopolítico multipolar, con una cesta de monedas de reserva como contrapeso monetario, ha estado p...

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Los cambios transformacionales rara vez ocurren como uno espera. Tomemos como ejemplo el dominio del dólar. La tinta de las imprentas de expansión cuantitativa apenas se había secado tras la crisis financiera mundial y las voces que vaticinaban la erosión de Estados Unidos no se hicieron esperar. La idea de un mundo geopolítico multipolar, con una cesta de monedas de reserva como contrapeso monetario, ha estado presente desde entonces.

Sin embargo, no parece que la transición esté cerca. Los viejos hábitos son difíciles de erradicar, y desintoxicar las finanzas de su adicción al dólar resulta complicado. Pero si se profundiza un poco más, emergen algunas tendencias interesantes. Tal vez la amenaza para el dólar no provenga de otras monedas fiduciarias, sino de nuevas formas de hacer las cosas.

El dólar estadounidense no ha tenido rival como divisa de reserva mundial desde 1946. Pero antes del dólar, lo fue la libra esterlina, y antes el florín holandés y el real español.

No hay garantías de que el dólar vaya a ser derrocado como ocurrió con otras divisas de reserva hegemónicas. A pesar del tamaño de la economía china y de su liderazgo en volumen de comercio mundial, el yuan no está eclipsando al dólar, como sí hizo este con la libra esterlina.

Esto no significa que el dólar no tenga rival. El aumento de las tensiones geopolíticas ha militarizado las finanzas, que ahora son el primer recurso de la Casa Blanca. La respuesta estadounidense a la invasión de Ucrania fue congelar las reservas de dólares de Rusia y sacarla del sistema de liquidación Swift.

Así pues, a medida que aumentan las tensiones geopolíticas, muchas naciones están interesadas en asegurarse de que no están totalmente expuestas al arsenal financiero estadounidense. China es el primero de ellos. Las tensiones en torno al comercio, la tecnología y Taiwán han estresado la relación entre las dos mayores potencias del mundo. Esto da a China importantes incentivos para evitar el impacto potencial de las sanciones financieras estadounidenses.

Destronar al dólar es la forma obvia de conseguirlo. Pero el yuan chino representa menos del 3% de las reservas mundiales, frente a casi el 60% del dólar. Sin embargo, si las reservas de divisas se distribuyeran de forma más equilibrada entre una cesta de diferentes monedas, la posición del dólar disminuiría. Recientemente, China ha ampliado su sistema de pagos interbancarios transfronterizos, que permite realizar transacciones denominadas en yuanes sin recurrir a los sistemas occidentales; un comercio a prueba de sanciones.

Frente a ello, la posición del dólar se ve reforzada por un considerable efecto de posición dominante y por las ventajas de las que disfruta EE UU frente a China: un sistema judicial transparente, el respeto de los derechos de los inversores extranjeros y un mercado de capitales profundo y abierto.

No obstante, la amenaza para el dólar podría venir de otro sitio. Una moneda de reserva debe proporcionar a los inversores tres cosas: un depósito de valor, una unidad de cuenta y un medio de pago cómodo.

Como depósito de valor, el dólar es difícilmente inexpugnable. Ha demostrado ser más estable a largo plazo que muchas otras monedas fiduciarias, incluido el yuan. Esa misma estabilidad hace del dólar una unidad fiable para valorar bienes y servicios. Sin embargo, la conveniencia del dólar como medio de pago ya está siendo cuestionada.

El dinero en efectivo ha perdido su hegemonía en gran parte del mundo. En China, aplicaciones para teléfonos inteligentes se utilizan desde hace tiempo para comprar de todo, desde billetes de avión hasta comida. En lugar de un costoso dispositivo de pago electrónico, los vendedores sólo necesitan un código QR.

La pandemia, asociada a la preocupación por la higiene, ha acelerado el cambio hacia una sociedad sin dinero en efectivo. Mientras Occidente sigue confiando en las engorrosas redes de tarjetas, gran parte del mundo en vías de desarrollo está cada vez más acostumbrado a pagos más sencillos y fluidos.

Estos sistemas de pago digitales tienen implicaciones para mejorar el comercio transfronterizo al eliminar intermediarios y reducir así los costes.

El dólar se enfrenta también a la amenaza de las criptomonedas, que ofrecen un medio de cambio descentralizado y ajeno a la influencia de los gobiernos.

Son una unidad de cuenta y un medio de pago, cubriendo así al menos dos de las tres funciones de una moneda de reserva. Sin embargo, sigue habiendo discrepancias sobre su eficacia como depósito de valor. Sin embargo, tanto la República Centroafricana como El Salvador han convertido el bitcoin en divisa oficial.

Hay una forma de moneda digital que tiene un potencial más inmediato para desbancar al dólar: la moneda digital del banco central (CBDC). El punto crucial de las CBDC es que son monedas de curso legal, pasivos directos de los bancos centrales. A diferencia de los pagos digitales a través de transferencias bancarias, tarjetas de crédito o aplicaciones móviles, los pagos en CBDC no implican intermediarios. Esto los hace más baratos, rápidos y ventajosos sobre la moneda fiduciaria tradicional.

Aunque Finlandia experimentó con los CBDC en la década de 1990, el Banco Popular de China empezó a trabajar en su moneda digital hace casi una década. Las pruebas reales del yuan digital comenzaron en 2020. Esta posición puede permitir a China internacionalizar el yuan digital a través de su vasta red comercial, que ha reforzado con su iniciativa Belt and Road. De hecho, ya ha realizado algunas transacciones comerciales internacionales en yuanes, y el yuan digital, por sus ventajas en cuanto a velocidad y coste, puede ser útil para los países que desean frenar la influencia estadounidense.

Nos encontramos en un terreno nuevo, en el que China es pionera. A medida que otros bancos centrales evalúen el potencial de sus propios CBCD, el yuan digital podría ser el comienzo de algo que, en última instancia, deje obsoleto nuestro actual modelo de moneda de reserva.

Barry Gill es director de inversiones en UBS AM

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