Alemania se enfrenta a una difícil decisión sobre las ayudas a Siemens Energy
Podría insistir en que el sector privado arregle sus problemas, pero Bruselas aconseja apoyar al sector
Las continuas dificultades de Siemens Energy son ahora competencia del Estado. La empresa energética alemana, valorada en 5.700 millones de euros, vio cómo sus acciones caían un 35% el jueves tras revelar que estaba en conversaciones con el Gobierno alemán para obtener garantías financieras. Berlín se enfrenta a la difícil cuestión de dar el sí.
El portavoz del Ministerio de Economía alemán también confirmó las conversaciones, describiéndolas como “estrechas y de confianza”. El semanario alemán WirtschaftsWoche informó de que Siemens Energy busca hasta 15.000 millones en garantías. El Estado alemán asumiría el 80% de un tramo inicial de financiación de 10.000 millones, mientras que los bancos serían responsables del 20% restante. Según la revista, se ha pedido a Siemens, principal accionista de la empresa, que garantice un segundo tramo de los 5.000 millones restantes. Fuentes gubernamentales de Berlín declinaron hacer comentarios sobre la cuantía del posible paquete. El Gobierno estaba dispuesto a ayudar, y las partes interesadas también tendrán que desempeñar su papel, dijeron.
Los liberales, socio menor de la coalición gubernamental alemana, criticaron la perspectiva de una ayuda estatal. “El Estado alemán no puede dar garantías a las empresas cada semana. Eso es responsabilidad de los propietarios”, declaró Michael Kruse, portavoz de energía del grupo parlamentario del Partido Democrático Libre, al diario Die Welt.
Los problemas de Siemens Energy se derivan de su participación mayoritaria en el fabricante de aerogeneradores Siemens Gamesa, que acaba de excluir de Bolsa. El mal funcionamiento de sus turbinas y la falta de rentabilidad de los contratos pueden llevar a la empresa a unas pérdidas netas de 4.500 millones este año, declaró la empresa en agosto.
El jueves, el consejero delegado, Christian Bruch, afirmó que las pérdidas netas y la salida de caja continuarían hasta 2024. Y si la empresa sigue adelante con un nuevo diseño de turbina para sustituir al actual, que tiene problemas, eso costará otros 1.000 millones de euros y dejará al grupo fuera del mercado eólico terrestre durante más de 18 meses, según los analistas de Deutsche Bank.
Las rebajas de calificación afectan ahora a las relaciones de Siemens Energy con sus bancos. Con 10.000 millones de liquidez y menos de 1.000 millones de deuda neta, según UBS, la repercusión es menor en el apalancamiento de la empresa que en su capacidad para crecer aprovechando las oportunidades creadas por el impulso hacia la energía de cero emisiones netas y la necesidad de seguridad energética.
Cuando Siemens Energy firma y ejecuta contratos a largo plazo para suministrar equipos como turbinas eólicas, da seguridad al comprador mediante garantías financiadas por bancos que pagan si el proveedor se equivoca. Como los prestamistas desconfían de la cuantía de las garantías exigidas por la cartera de proyectos de Siemens Energy, estas no están disponibles. Ello podría significar que no pueda emprender lucrativos proyectos de gas y electricidad, además de los ecológicos.
Normalmente, la respuesta de Berlín podría ser: resiste. Siemens Energy no es la única empresa afectada por la crisis de la cadena de suministro tras la pandemia. Además, Siemens, que vale 98.000 millones, posee el 25% de su capital, y se beneficiará, junto con otros accionistas, de un cambio radical en la suerte de Siemens Energy. Dado que Alemania invirtió 8.000 millones en la generadora y comercializadora de energía Uniper el año pasado, podría insistir en que el sector privado arregle sus propios problemas. El temor a que esto suponga una importante inyección de capital por parte de Siemens o del Estado puede explicar la magnitud de la caída de las acciones del jueves.
Sin embargo, no es imposible que Berlín se preste a ello. En lugar de capital, podría conceder garantías a través del banco estatal KfW, en las que también participarían los bancos y otros accionistas. El negocio de gas y electricidad de Siemens Energy representaba hasta junio más de dos tercios del total de pedidos, por valor de 109.000 millones. Mientras, los países europeos están desesperados por crear gigantes industriales nacionales en sectores de transición ecológica. La Comisión Europea ha aprobado esta semana un paquete de medidas sobre energía eólica que aconseja a los Estados europeos que ayuden a ampliar garantías similares para las empresas de energías renovables en dificultades. Si Alemania ayuda a Siemens Energy, Berlín podrá argumentar que está suficientemente en consonancia con la dirección en la que sopla el viento.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías
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