Los tiempos de la transición verde y el tiro por la culata de las ‘big four’
Los Gobiernos se dan cuenta de que el cambio ecológico no debe precipitarse
En una semana, la UE y Reino Unido han coincidido en bajar el pistón con la transición energética. Rishi Sunak suavizó hace unos días el ambiciosísimo plan promovido por Boris Johnson, que era aún más exigente que el de sus vecinos continentales. Ahora han sido los Gobiernos del bloque los que han aprobado, a falta de que el Europarlamento se pronuncie, retrasar la entrada en vigor de la nueva norma de emisiones Euro 7 para nuevos vehículos de 2025 a 2027. Era una reclamación de la industria, y con ella de países en los que pesa mucho, como Alemania o España, que en esta ocasión ha antepuesto los puestos de trabajo, básicos para la salud, puesto que dan de comer, a la lucha contra la contaminación y sus dañinos efectos.
Aunque haya algunos multimillonarios buscando un plan de escape para huir de la Tierra, y la vicepresidenta Yolanda Díaz se haga eco de ello, no parece que el fin del mundo esté cerca, al menos no por la polución atmosférica. Quitarse la adicción al petróleo es imprescindible por su escasez creciente, y las automotrices son conscientes de ello. Pero hay que masticar el cambio, para no atragantarse.
La posible e semiinédita cohabitación fiscal entre Ejecutivo y comunidades
Si la izquierda consiguiera finalmente formar Gobierno, se produciría una situación semiinédita en la política española: una cohabitación entre una mayoría de comunidades dirigidas por PP y Vox, y un ejecutivo central de PSOE y UP.
Se recrudecería así la guerra fiscal entre las regiones, partidarias de rebajar impuestos como el de patrimonio y el de sucesiones, y La Moncloa, defensora de la armonización fiscal, al menos si enfrente tiene al partido de Alberto Núñez Feijóo, que intentará desde hoy ser investido presidente del Ejecutivo, con escasas probabilidades de éxito.
La investigación de la jornada laboral en las big four se salda con sanciones
La Inspección de Trabajo ha determinado que las cuatro grandes multinacionales de la consultoría, conocidas como las big four, PwC, Deloitte, EY y KPMG, tendrán que hacer frente a multas de, al menos, 1,4 millones de euros en total. Las infracciones que más han constatado los investigadores son la ausencia repetida de un registro horario que controle las jornadas laborales. Solo por este concepto deberán abonar 7.500 euros cada una, la multa más elevada que fija la ley para una infracción calificada como “muy grave”.
Además, los inspectores han corroborado otras prácticas sujetas a multas como la prolongación de jornada sin remuneración ni compensación con tiempo libre. En este caso, las multas tratan de resarcir el daño causado por las horas no cotizadas a la Seguridad Social.
La frase del día
La seguridad no es una cuestión solo militar. Ahora mismo, el problema más grave de seguridad que tiene Europa es la dependencia de importaciones críticas, como medicamentos o paneles solares
Josep Borrell, alto representante de la UE para asuntos exteriores y política de seguridad
Los impuestos a la banca son muy agradecidos como para renunciar a ellos
Obligar a los bancos a compartir los beneficios obtenidos con la rápida subida de los tipos de interés por parte del BCE se está volviendo algo habitual en Europa, más allá de ideologías o regiones: el último en hacerlo es Países Bajos, cuya economía está mucho más saneada que la de los países de la periferia a los que acostumbra a fiscalizar, pero que también ha puesto el ojo impositivo sobre las entidades financieras. Mientras, el Ejecutivo italiano busca fórmulas para adornar su tributo a la banca a fin de que los inversores vuelvan a reforzar las cotizaciones del sector. La realidad es que es un impuesto muy agradecido de cara a la opinión pública, y los Gobiernos difícilmente van a renunciar a él, aunque en general sería conveniente que los diseñaran con más cuidado.
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