Por qué apostar por la Formación Profesional en la construcción
Si el sector no consigue el relevo generacional no solo se frenará el empleo y la actividad, sino también los fondos europeos
La importancia de la Formación Profesional en las sociedades avanzadas está fuera de duda: en julio, el Gobierno aprobó el real decreto que ordena el sistema de Formación Profesional y permite la implantación en su totalidad de la Ley de FP a partir del próximo curso. Una ley que multiplica y diversifica la oferta de titulaciones, al asegurar su carácter dual para incrementar las horas de formación en la empresa y fijar una estrategia de orientación profesional al servicio de los ciudadanos, especialmente necesaria para nuestros jóvenes, a la vista de los preocupantes datos sobre paro juvenil y abandono escolar que sufrimos en España.
Sobre el papel, tanto el sector público como el privado somos conscientes de la importancia de la FP. Y deberíamos ir de la mano. Fíjense en la relevancia que esto tiene en la construcción: un sector que retribuye por encima de la media y que cuenta con extraordinarios beneficios sociales y laborales acordados por los agentes sociales, va a crear en el periodo 2023-2030 hasta 160.000 nuevas oportunidades de trabajo para titulados de grado medio y superior de FP. Esas son las conclusiones que arroja el Observatorio industrial de la construcción, publicado por la fundación que presido.
¿Qué está pasando? Que la combinación de una deficiente información, una distorsionada imagen (injustamente heredada), y una falta de conciencia y cultura de la FP arroja una gravísima caída en las matriculaciones de esta modalidad educativa: nada menos que un desplome del 45% en los últimos 15 años, cifra que complica una renovación generacional más que necesaria para un sector que crea mucho empleo y de calidad, y que posee beneficios para los trabajadores que no se dan en otros sectores, tales como un plan de pensiones a nivel sectorial inédito y pionero. Y el tamaño del sector es relevante: casi un millón y medio de familias viven de él directamente.
La nueva industria de la construcción demanda personas cualificadas que mantengan la continuidad de los oficios y desarrollen competencias emergentes con perfiles tecnológicos como la inteligencia artificial, el internet de las cosas o la tecnología BIM: nueva mano de obra para nuestras empresas, que son líderes mundiales de la construcción. Sin embargo, de 2008 a 2022, entre las personas ocupadas en el sector, los menores de 30 años han pasado de representar el 25,2% al 9,2%. En cambio, las personas de más de 50 años han pasado de un 17,5% a un 35%. El resultado es el problema de un sector clave que necesita rejuvenecerse.
Un sector envejecido a pesar de los esfuerzos que realizamos los agentes sociales, la patronal CNC y las centrales CC OO y UGT, por hacerlo más atractivo. Acordado a mediados de 2022, el VII Convenio General de la Construcción recoge una subida salarial del 10% entre 2022 y 2024 y la puesta en marcha del Plan de Pensiones de Empleo Simplificado del Sector de la Construcción: el primer plan de pensiones sectorial a nivel estatal. Un estímulo para la jubilación de 1,4 millones de trabajadores en el futuro que, en el presente, debería contribuir a prestigiar la imagen de la construcción y atraer trabajadores con los que cubrir la tan preocupante falta de mano de obra que actualmente sufrimos.
Y lo más grave llegará si no conseguimos una renovación generacional por la falta de alumnos. Es fácil pronosticar las desgracias: primero, un frenazo a la creación de empleo y de riqueza común. Y segundo, peor todavía, sería un duro golpe para la canalización de fondos Next Generation EU llamados a transformar la economía española (siete de cada diez euros de los 160.000 millones que España recibirá hasta 2026 están directamente o indirectamente relacionados con la construcción). Sin mano de obra cualificada las inversiones comprometidas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia pueden quedar en compromisos, no en realidades.
La construcción demanda formación profesional para colmar las necesidades de mano de obra. Necesitamos formar, y también informar. Y una buena medida para lograrlo pasaría por dar un impulso a nuestra fundación a través de las distintas Administraciones públicas. Recordemos que la FLC forma a más de 90.000 alumnos al año en su medio centenar de centros. Y podría multiplicar esa cifra.
La Formación Profesional, y por supuesto la Dual, puede ser una gran solución, especialmente necesaria para las pymes, para erradicar los problemas de desempleo que sufrimos en España, tanto de paro juvenil como para adecuar la oferta en el mercado laboral con las necesidades reales de las empresas, conectando el mundo académico y el profesional.
Por eso urge prestigiarla en el debate que convendría abrir para repensar las políticas activas de empleo y evitar que se cronifiquen su pasividad e ineficacia. Pero las empresas, también las de construcción, no tendríamos que permanecer a la espera de soluciones mágicas, sino involucrarnos en la formación de nuestros trabajadores para retenerlos y fidelizarlos y, asimismo, tener compañías más productivas y competitivas; para ser mejores.
En definitiva, la construcción está llamada a cumplir un papel protagonista en el futuro de España. El sector atraviesa un proceso acelerado de modernización. Y para ello necesita trabajadores cualificados. Necesita a nuestros jóvenes, impulsar el porcentaje de mujeres sobre el total de empleados… Necesita, en suma, una apuesta seria y decidida por la formación.
Pedro Fernández Alén es presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) y de la Fundación Laboral de la Construcción (FLC)
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, Twitter y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días