British Telecom: nueva cara, misma estrategia
La teleco británica, que ha perdido más de la mitad de su valor desde 2019, elige como CEO a una experta del sector, Allison Kirkby, ahora al frente de la sueca Telia
Por cada uno de sus tropiezos repite su leitmotiv: “El fracaso es una oportunidad”, “te hace inmune al miedo”. Allison Kirkby (Glasgow, 1967) reduce la historia de su vida a ese mantra y encuentra consuelo en él. Porque, por simples que sean estas afirmaciones, su experiencia demuestra que son ciertas. La escocesa, que llegará en enero a la cima de la teleco británica BT, tiene historias que contar. Padres obreros, abuelos alcohólicos, una infancia definida por el acoso escolar y un fuerte deseo por ir a la universidad que no pudo cumplir.
El próximo enero se hará efectiva la decisión del gigante de las telecomunicaciones, y entrará en el ruedo Kirkby para relevar a su predecesor, Phillip Jansen, una figura que muchos han demonizado por decisiones tan controvertidas como la de recortar su plantilla al 42% a siete años vista, mediante 55.000 despidos.
La estrepitosa caída de la compañía en Bolsa, donde ha perdido casi un 50% del valor de sus títulos desde 2019, es lo que motiva a BT a entregar las llaves del reino a una experimentada ejecutiva con mucho bagaje y de personalidad fuerte o, más bien, fortalecida por sus turbulentos inicios.
Kirkby era de pequeña una niña despierta, con un historial académico impecable en el colegio público de su humilde barrio. Si bien esos dotes no le libraron de ser objeto de burla de sus compañeros. Ella, cabizbaja y en silencio, se sumergía entre páginas. Cuenta que soñaba con hacer lo que sus padres no pudieron: acudir a la universidad, tener una vida libre de preocupaciones, hacer real un futuro mejor.
Consciente de la delicada situación financiera de casa, comienza a trabajar a los 12 años, llevando cartones de leche a las puertas de sus vecinos. A los 14 ya compaginaba su labor con un segundo trabajo. Todo para que tres años más tarde pudiera llevar a la práctica el anhelo al que se aferraba. Pero sus deseos cayeron en saco roto: su padre fue diagnosticado con un cáncer terminal y partir de casa para labrar su futuro dejó de ser una opción.
Encontró, sin embargo, un atajo, una ruta diferente hacia la misma meta. Se adentró en la industria cervecera con Guinness como becaria en finanzas. La empresa le permitiría acudir una vez a la semana durante cinco años a lo equivalente a un grado en formación profesional. Y de esa forma, poco a poco, fue escalando, demostrando su valía.
Ha trabajado en la dirección financiera de varias filiales de P&G, y de la teleco Virgin Media, además de dirigir las operadoras Tele2 (Suecia) o TDC (Dinamarca). En su currículum se incluye desde el despido de un proveedor de P&G por su vinculación con la mafia búlgara hasta el rechazo de los propietarios del Manchester United a contratarla como directora financiera.
Está especializada en el sector de las telecomunicaciones, del que no ha salido desde 2010. Ahora dejará su puesto como CEO en la mayor teleco de Suecia, Telia, donde entró en 2020. Eso sí, cuando comenzó su andadura en la compañía hacía ya un año que estaba en el consejo de BT, una jugada tan astuta como preventiva que le ha funcionado. “No pongas todos tus huevos en una cesta”, recomendaba hace unos años en una charla de TEDx. Pertenecer al consejo de BT facilitaba mucho la búsqueda del candidato a CEO, cerrada el 31 de julio con el anuncio de la incorporación de Kirkby.
Sus dotes de mando y profunda experiencia en el sector son, a ojos del presidente de BT, Adam Crozier, las razones por las que ha sido escogida para el rol. También se menciona su historial en “transformación de negocios”, aunque ya ha señalado su conformidad con la estrategia de su predecesor.
Pero mientras unos hablan del mérito y de la implacable energía de la escocesa, hay expertos que hablan de una carrera accidentada: el Telegraph ha recogido la preocupación de los analistas por el “uso enérgico de la financiación para la cadena de suministro por parte Telia” durante su mandato.
Con todo, su salida de la teleco sueca provocó una caída del 4% en la acción, y ha levantado ampollas entre sus directivos. Los inversores de BT la han recibido con cierto rechazo, traducido en una bajada en Bolsa del 1,8% al conocerse su fichaje. Muchos esperaban que Marc Allera, jefe de la división de consumidores y muy querido en la empresa, tomara el mando, después de su éxito en la mejora del servicio al cliente.
“Si hubieran escogido al candidato obvio no me habrían elegido a mí y quizás, se hubieran perdido mucho”, decía Kirkby hace unos años al hablar sobre distintos nombramientos de su carrera profesional. Tal vez haya ocurrido una vez más eso mismo. Su designación, por lo demás, eleva a 10 el número de mujeres CEO en el FTSE 100.
Kirkby tendrá que dirigir el despliegue de fibra óptica a 25 millones de hogares para 2026 por un valor de 15.000 millones de libras, y afrontar las relaciones con los dos principales accionistas: Altice UK, de Patrick Drahi, con un 25%, y Deutsche Telekom, con un 12%. La ejecutiva tendrá difícil poner su sello mientras levanta la mala racha de la compañía, en un contexto general complicado para el sector.
Entre Estocolmo y Windsor
Familia. La empresaria tiene una hija de 24 años y un hijo de 18 que viven en Windsor (Inglaterra), con el padre y marido.
Trabajo. Para poder trabajar para Telia, se mudó en 2014 a un pequeño piso de Estocolmo donde vivía sola entre semana, volviendo sábados y domingos a su hogar.
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