El barómetro financiero dibuja normalidad
El mercado de valores apenas reacciona al resultado electoral del domingo aunque pudiera apuntar a un bloqueo
La disociación entre relato y realidad alcanza sus máximos en campaña electoral, y no solo en España. Esta disociación se puede mantener durante un tiempo, pero a la larga la narrativa choca con la realidad. Y el documental suele ser más aburrido que la novela.
El mercado de valores apenas ha reaccionado al inesperado resultado electoral, que da pie al (teóricamente) temido bloqueo político. El Ibex arrancó el día con una pérdida notable, del 1,7%, pero su cierre fue casi idéntico al de la media europea: -0,29% frente al -0,17% del Euro Stoxx 50. La prima de riesgo, vara de medir sobre la percepción de la solvencia, se mantuvo también inalterada, pese al endiablado tablero que dejan las elecciones.
No hay, pues, un riesgo adicional derivado del posible bloqueo, ni la opción de un nuevo Ejecutivo de izquierdas asusta al mundo del dinero. Financial Times, medio poco sospechoso de respaldar aventuras neocomunistas, destacaba ayer que los malos resultados de Vox son una buena noticia para esta democracia, y apuntaba la buena labor de Pedro Sánchez a la hora de desinflamar la crisis catalana. Ahora Sánchez depende, en todo caso, de la facción más ultramontana del catalanismo para obtener una investidura ni mucho menos garantizada. No es más sencilla la labor de un Feijóo cuya alianza autonómica con Vox no solo ha movilizado a la izquierda, sino que también ha atado al PP a un socio que rechazan la inmensa mayoría de partidos.
Los rápidos llamamientos a la gran coalición podrían parecer irónicos teniendo en cuenta el tono de una campaña sin apenas propuestas concretas y personalizada en Pedro Sánchez. Pero la persistencia de dos bloques impermeables pervierte el proceso político: si se repiten elecciones será la tercera convocatoria consecutiva resuelta así. Las conversaciones entre los grandes partidos no deberían excepcionales, de igual modo que los pactos son parte de la normalidad democrática en un régimen parlamentario, que no presidencialista.
Que el mercado se haya tomado el resultado con pragmatismo tampoco debe llamar a engaño: no es lo mismo tener gobierno que gobierno en funciones. En los últimos días economistas y opinadores han destacado los retos que afronta el próximo inquilino de la Moncloa: despliegue de fondos europeos, presupuestos, senda fiscal... La mayor parte de las patronales sectoriales apelaron ayer a la conveniencia de acortar los plazos de formación de gobierno, sin entrar en unos u otros colores y con el ánimo de evitar un parón inversor. Ojalá sean escuchados.
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