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La punta del iceberg
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La economía que se encontrará el nuevo Ejecutivo

El nuevo Gobierno se encontrará con un motor que ha perdido fuelle, pero dejado atrás lo peor del pico inflacionista

Precio de la fruta en un puesto de un mercado de Madrid.
Precio de la fruta en un puesto de un mercado de Madrid.Alejandro Lopez (EFE)

La coyuntura económica actual no hará distinciones entre quienes asumirán la responsabilidad de la futura gestión económica del país en unas semanas. Lo que acontecerá en los próximos meses ya está escrito, y aunque aún no podamos vislumbrarlo con claridad, la economía que heredará el nuevo gobierno se puede anticipar. En este punto, ya podemos abordar algunas cuestiones relevantes.

En cuanto al crecimiento de la economía española, este parece haber ido disminuyendo en las últimas semanas, y poco podrá hacer cualquier ejecutivo para evitar que un moderado debilitamiento en el crecimiento pueda confirmarse durante el segundo semestre de este año. Las palabras del presidente Josiah Bartlet, personaje ficticio de la serie “El ala oeste de La Casa Blanca”, en el episodio 19 de la temporada 5, son claras en este sentido. Al final de dicho episodio, el presidente Bartlet explicaba a Josh Lyman que en algún momento se propagó la idea de que los presidentes (los gobiernos) podían controlar la economía a su antojo. Sin embargo, durante su alocución de pocos segundos, desmintió tal creencia mientras citaba una anécdota del rey danés Canuto I: “quien dijo eso, miente”.

Por supuesto, esto no significa que el nuevo ejecutivo deba abandonar sus funciones y permitir que todo fluya sin intervención. Siempre existen medidas que pueden suavizar la evolución económica, tal como afirmaba Bartlet. Sin embargo, es importante tener en cuenta que a menos que las rentas reales de los ciudadanos mejoren en los próximos meses o que los tipos de interés tengan un efecto limitado en las finanzas familiares y empresariales, cualquier acción tomada tendrá un impacto limitado ante un posible declive en la dinámica de crecimiento económico de España. Esto no será responsabilidad del nuevo gobierno, sino simplemente el curso natural de los acontecimientos. Y si finalmente no ocurre, es muy probable que tampoco sea resultado de una acertada política económica, sino más bien un error de previsión de aquellos que, como yo, lo anticipamos.

Respecto a la inflación, es en este campo de batalla donde las nuevas tropas del ejecutivo se encontrarán con un escenario prácticamente apaciguado. Si bien es cierto que la reciente subida de precios ha dejado una herida abierta, es probable que este dolor se vaya mitigando con el tiempo. La inflación ha regresado a niveles moderados y durante este año seremos testigos de una mejora en la capacidad adquisitiva de los salarios, una tendencia que ya ha venido desarrollándose en los últimos meses.

Esta mejoría en los salarios contribuirá, aunque de manera limitada, a aliviar la situación de las familias que no ha evolucionado de manera favorable durante el último año y medio. Durante aquel periodo, la caída de la capacidad de compra de las familias solo fue parcialmente compensada por un buen comportamiento del mercado laboral. Sin embargo, a medida que la inflación se estabilice y los salarios muestren signos de recuperación, se espera que las condiciones financieras de los hogares experimenten una mejora gradual.

A pesar de lo mencionado anteriormente, es importante tener en cuenta que el mercado laboral también se verá afectado por el más que probable debilitamiento económico. Los ritmos de creación de empleo observados en la primera mitad del año podrían no ser sostenibles a menos que se encuentren nuevas fuentes de impulso para el crecimiento económico. Si bien esperamos datos más alentadores en julio, que podrían contrarrestar el decepcionante cierre de junio (aunque este último pudo estar condicionado por factores calendario), es probable que el crecimiento del empleo se estanque y la destrucción de desempleo se mantenga.

Bajo este escenario, el nuevo ejecutivo deberá mantener la mente fría y tratar de comprender las circunstancias que se presenten. En lugar de buscar culpables, será crucial evaluar cómo las últimas reformas, en particular la laboral, pueden adaptarse de forma adecuada a escenarios menos favorables como son los esperados.

Impuestos y fondos europeos

Respecto a la política fiscal, quizás único instrumento de política económica que permitiría, como he comentado, limar las aristas del ciclo económico por parte del nuevo ejecutivo, debemos destacar que en el corto plazo estará condicionada principalmente a la gestión de las inversiones asociadas al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Aunque la autonomía del nuevo ejecutivo será limitada pues las cantidades comprometidas son ya elevadas, superando el 80% del montante recibido, no es menos cierto que queda margen para revisar propuestas y proyectos dentro de los límites marcados por los compromisos fijados en el propio Plan y concretar inversiones sujetas a las nuevas partidas definidas en la Adenda.

En definitiva, el nuevo ejecutivo recibirá como testigo una economía que, por desgracia para sus miembros, no dará tantas alegrías como la que dejará el anterior. Es tarea de este cabalgar sobre esa ola, intentando facilitar que tanto la economía española como su mercado de trabajo lo hagan de la mejor forma posible. Sin embargo, a ellos le habrá tocado entrar a gestionar los asuntos de España en un momento de transición que no parece ser que vaya a ser mejor. Lo que le corresponde, por lo tanto, es tener paciencia y no cejar en la tarea de poner unas mejores bases para que, cuando los vientos de cola regresen con fuerza, poder orientar el barco económico hacia la mejor ruta posible implementando políticas responsables que promuevan la estabilidad y el bienestar de los ciudadanos.

Finalmente, es fundamental mantener una perspectiva realista y evitar experimentos reformistas sobre todo en tiempos inciertos que en nada ayudarían. La prudencia y la adaptabilidad serán sus aliados en esta travesía económica, buscando siempre el beneficio y la prosperidad de todos los ciudadanos.

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