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La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La revolución de la inteligencia artificial transforma las reglas del juego

El auge de la IA es imparable, pero hay que recordar que las cotizaciones se basan en expectativas y que las valoraciones pueden inflarse

Una captura de la aplicación de inteligencia artificial Chat GPT
Una captura de la aplicación de inteligencia artificial Chat GPTFlorence LO (REUTERS)

Desde el lanzamiento de ChatGPT, en noviembre del 2022, no se puede negar que las dos palabras más especulativas han sido: inteligencia y artificial. Y no es para menos, pues tenemos frente a nosotros la gran revolución que, pese a haber estado entre nosotros mucho tiempo, ha sido por primera vez accesible y visible para todos.

La inteligencia artificial es la habilidad de que una máquina pueda prestar las mismas capacidades que los seres humanos, como el razonamiento, la planificación o el aprendizaje. Esta última característica es la verdadera disrupción y lo que impregnará en todos los niveles de la sociedad. Ya que, gracias al aprendizaje automático y al procesamiento masivo de datos, las máquinas pueden realizar tareas rutinarias y repetitivas de manera más eficiente y precisa que los seres humanos. Esto libera a los trabajadores para centrarse en actividades más creativas y estratégicas.

Es, por tanto, que no se debe ver con miedo esta tecnología, sino como una gran oportunidad, ya que, además, es un beneficio para todo el conjunto empresarial pues, para las empresas, la ralentización económica y el mayor coste de la deuda les hace mermar sus márgenes, complicando su crecimiento. Una forma de poder llevar a cabo una mejora en sus balances es a través de una eficiencia en costes, y qué mejor método que buscar la forma de hacer más con menos. Esto es lo que viene a ofrecer la inteligencia artificial. Aunque algunas empresas, grandes multinacionales, no están viendo esa tecnología como un instrumento de trabajo y, por ello, han prohibido el uso de OpenAI para sus tareas diarias de sus trabajadores. Actualmente, esta cuestión es una de las grandes preocupaciones de los expertos ante el vertiginoso avance vivido. Es, por tanto, un reto a nivel jurídico, ético y social que ha de ser abordado por los legisladores.

En todas las industrias existen proyectos que ya usan esta tecnología revolucionaria como la investigación biotecnológica, la salud, las finanzas, el transporte, la educación, el cambio climático y ha supuesto cambios en los hábitos de consumo. Y es que quedarte atrás en esta gran revolución puede suponer la obsolescencia del producto o servicio ofrecido. Estudios de Goldman Sachs GIR estiman que los trabajos de oficina, administrativos y legales en un 45% se podrán ver afectados en EEUU por la IA, frente a un impacto menor del 10% en construcción o instalación.

Y la industria de gestión de activos es, junto a todas las mencionadas, otra que se está viendo afectada por esta tecnología y que, pese a que parezca un término muy novedoso, el primer fondo basado en esta temática fue lanzado en 2017. Más tarde, otras gestoras se unieron a la temática ofreciéndose en la actualidad una gama más amplia de productos, tanto fondos de gestión activa como ETF, a través de los cuales poder invertir en toda la cadena de valor que aporta esta revolución, desde infraestructuras (big data, nube, internet de las cosas) hasta sus aplicaciones (machine learning, robótica, redes sociales). Esta temática tiene un claro sesgo a tecnología, pero con el fin de aprovechar todas las oportunidades que el mercado a nivel global pueda ofrecer también tienen exposición a empresas que utilizan esa tecnología aplicada en sus negocios con el fin de eficientar los procesos industriales, ahorrar costes, mejora de la logística, los diagnósticos, etc. Es, por ello, que estos fondos temáticos están expuestos de forma directa en torno a un 50%-60% al sector tecnológico y en porcentajes inferiores a consumo, servicios de comunicación o salud.

Al igual que hay un sesgo a compañías tecnológicas, esta temática también tiene un sesgo a compañías listadas en EE UU, aunque los beneficios de las empresas se distribuyen a nivel global, busca ser una inversión diversificada teniendo jugadores diversos tanto a nivel sectorial como global. Esta tendencia también tiene un claro sesgo a crecimiento, muy por encima del MSCI World. Lo que también le hace tener una mayor volatilidad frente a otros fondos también de renta variable global. Las compañías que conforman las carteras, en general, tienen nombres comúnmente conocidos como Nvidia, Microsoft, Amazon o Meta. Esto les hace tener una parte de la cartera en empresas de gran capitalización, si bien las oportunidades están en la búsqueda de esas compañías que serán las ganadoras en el futuro y, por lo tanto, con un gran potencial de crecimiento; eso les hace tener un sesgo a mediana capitalización.

El crecimiento de la inteligencia artificial, no hay duda, será disruptivo y su avance es imparable y revolucionario, pero hay que tener en cuenta que las cotizaciones del mercado se basan en expectativas y, en la actualidad, llevar las siglas IA es un catalizador para poderse ver infladas las valoraciones. Por ello, hay que ser cautelosos para no verse envuelto en inversiones oportunistas o de moda, estando siempre bien asesorado y de la mano de un experto.

Isabel Lamana es miembro del equipo de selección de fondos de A&G

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