No se deje llevar por el pesimismo en Bolsa
Invertir en épocas de recesión económica es una buena forma de incrementar la rentabilidad a largo plazo
“Los inversores han perdido mucho más dinero preparándose para las correcciones, o al tratar de anticipar las correcciones, que el que han perdido en las propias correcciones”. (Peter Lynch).
Si no es usted optimista, no debería invertir en Bolsa. La historia de la humanidad es una historia de éxito interrumpido puntualmente por momentos de inestabilidad. De hecho, la propia inestabilidad es necesaria (por mucho que cueste reconocerlo) para que el progreso siga su curso. Nassim Taleb lo expresa perfectamente en Antifragil, donde expone los beneficios de la aleatoriedad y la incertidumbre para poder adaptarnos y mejorar. Muchos historiadores han reconocido el papel de la destrucción creativa desempeñado por las épocas de revolución y cambio. Por ello, incluso en momentos de inestabilidad e incertidumbre, la humanidad consigue progresar.
Bajo esta premisa, se hace difícil mantener una visión pesimista sobre nuestro futuro. La Bolsa de valores es el fiel reflejo del progreso social y económico. Por ello, cuando observamos un gráfico a largo plazo del índice S&P 500 la curva es casi exponencial (como lo ha sido el progreso económico y social durante el último siglo). A pesar de dos Guerras Mundiales, varias epidemias, crisis energéticas, crisis financieras, periodos de inflación, la tensión de la Guerra Fría y muchos momentos de incertidumbre, la Bolsa no ha hecho más que subir.
En los últimos 20 años, un periodo que recordamos mejor, el índice S&P 500 ha tenido únicamente cuatro 4 años de rentabilidad negativa: 2008 (-38.5%), 2015 (-0.7%), 2018 (-6.2%) y 2022 (-19.4%). En este periodo, los inversores sufrieron pérdidas significativas realmente en dos de ellos (2008 y 2022). En todo este periodo, a pesar de la crisis financiera (2008) y la crisis inflacionaria (2022), el retorno total supera el 600% (más de un 10% anualizado).
La inversión debería tratarse como un ejercicio de reflexión y análisis a largo plazo. Cuando se comete el error de poner el enfoque en el corto plazo, los riesgos que pueda haber se acaban extrapolando a largo plazo. Es la miopía del mercado. Así ha vuelto a ocurrir en el último año: tras una pandemia, una inflación desbocada y una guerra, muchos inversores y casi todos los estrategas macroeconómicos perdieron la fe en la renta variable. Pocos meses después la mayoría se estará arrepintiendo de no haber sido más optimista con sus estimaciones. La miopía del mercado aplica también a determinados negocios en algún momento. El caso de Meta Platforms es una de esas extrañas oportunidades que surgen por confundir los riesgos a corto plazo por riesgos a largo plazo. A finales de 2022 parecía que la competencia iba a devorar a Meta Platforms, que el negocio de la publicidad digital en las redes sociales se enfrentaba a un nuevo paradigma por los cambios en las políticas de privacidad por parte de los fabricantes de móviles y que su CEO y fundador, Mark Zuckerberg, había “perdido la cabeza” por su nueva apuesta, el Metaverso. Pocos meses después, la compañía se revaloriza más de un 100% en 2023 y los anteriores riesgos ya no se recuerdan.
Dejarnos llevar por el pesimismo no es una buena estrategia para invertir en renta variable. Sobre todo, porque la Bolsa anticipa el comportamiento futuro de la economía, por lo que, cuando peor está la economía, quizás sea el mejor momento para invertir, ya que las expectativas estarán en mínimos y la probabilidad de que haya una recuperación sea superior.
Así ha vuelto a ocurrir durante 2023, cuando casi todo el mundo pensaba que la recesión era inminente y que íbamos camino de otro mal año de Bolsa por los múltiples riesgos que afrontábamos a corto plazo (guerra, inflación, política monetaria, recesión económica…). Sin embargo, el año está siendo, hasta el momento, de los más alcistas que se recuerden, con rendimientos de doble dígito para los principales índices bursátiles, especialmente para los activos de duración, como la tecnología, que fue el sector más penalizado durante la gran contracción de múltiplos que ocurrió durante 2022 por el cambio radical en los tipos de interés.
Además, en mitad de esta vorágine de malas noticias macroeconómicas, surge un gran catalizador que puede marcar la próxima década y puede suponer un gran cambio para nuestras vidas: la inteligencia artificial. En un momento de incertidumbre y pesimismo, la humanidad vuelve a demostrar su capacidad de resiliencia y progreso. De igual manera que la revolución de internet y la revolución de los smartphones mejoró nuestras vidas y añadió mucho valor (de manera completamente imprevisible) a la economía, esta nueva revolución mejorará nuestras vidas y añadirá mucho valor a la economía (y, por tanto, a la Bolsa). Una vez más, malas noticias para los pesimistas.
No sabemos cuando llegará la próxima recesión. La economía es un ciclo constante, y hay momentos de recesión. Pero no debemos olvidar que es un ciclo alcista. Por lo tanto, el riesgo de perder dinero en Bolsa, a largo plazo, es muy reducido. Es más, invertir dinero en épocas de recesión es una buena forma de incrementar la rentabilidad a largo plazo. Por tanto, con un adecuado enfoque de largo plazo, cualquier inversor debería estar tranquilo al invertir en bolsa. Especialmente, si el dinero se ha invertido en momentos de fuerte corrección del mercado.
Las mayores caídas de la bolsa han dado las mejores oportunidades de inversión a medio y largo plazo. La próxima recesión volverá a dar una nueva oportunidad de incrementar la rentabilidad a largo plazo. Pero no traten de anticiparla, ya que, además de ser imposible, es una estrategia poco rentable.
Álvaro Jiménez es Gestor de Renta Variable Global de Gesconsult
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