Una economista con sangre de exploradora para pilotar Vodafone
Marguerita Della Valle, nieta del geógrafo Carlo Della Valle, aspira a hacer funcionar sus modelos económicos en la teleco británica
Era cualquier cosa antes que un hombre corriente. En la década de los cincuenta, cuando el turismo de masas empezaba a mostrarse tal y como es hoy, el geógrafo y economista italiano Carlo Della Valle, que terminaría siendo en los setenta presidente de la Sociedad Geográfica de Italia, proponía viajar con otra mirada. Viajar de verdad, postulaba, implica aprender sobre la región que se visita: sus accidentes geográficos, su botánica, su economía, su fauna y su flora, su gente y sus costumbres. Solo así merece la pena el esfuerzo. Y si para ello hay que ir donde nadie más lo hace, adelante. Si es necesario ir a ver lo que nadie más ve, también.
Algo de aquel intrépido espíritu aventurero va a necesitar su nieta, Margherita Della Valle (Roma, Italia, 1965), recientemente nombrada consejera delegada de Vodafone, un gigante británico de las telecomunicaciones que ha entrado en barrena. Basta recordar que tras reducir sus previsiones de flujo de caja libre en 200 millones de euros en su última cuenta de resultados, la empresa se dejó en la Bolsa de Londres en un solo día cerca de un 7% del valor de sus acciones. Los analistas no tardaron en definir como “sombrías” sus perspectivas de futuro, y aunque el nombramiento de Della Valle ha ayudado a calmar algo los ánimos de sus preocupados inversores, las dudas se ciernen aún sobre un negocio que pierde ritmo. En España, sin ir más lejos, en el último trimestre de 2022 facturó un 9,8% menos, un resultado que achacó a la “guerra de precios”. Los mercados lo interpretaron de inmediato como una excusa de mal perdedor.
Pero para recuperar el terreno perdido, a Della Valle no le bastará solo con invocar la épica de su abuelo. Necesitará además algo que no le ha abandonado en toda su vida: el rigor de sus modelos matemáticos y financieros. Graduada en Ciencias Económicas y Sociales en 1988 por la prestigiosa y elitista Universidad Bocconi (donde también estudió su madre, como ha recordado orgullosa en alguna ocasión), tanto se enamoró Della Valle de los números que incluso llegó a plantearse seguir el camino académico a través de un doctorado. Se desvió de aquel camino, aunque no mucho: la empresa química Montedison le encargó el análisis macroeconómico de potenciales países que pudieran ser de su interés. A ello se dedicó con pasión hasta que a mediados de los noventa recibió la llamada de la italiana Omnitel, que no tardaría mucho en ser adquirida por Vodafone.
“Mi formación entre la macroeconomía, el marketing y la ejecución es anómala”, reconoce en una larga entrevista en Il Sole 24 Ore en la que hace repaso de su trayectoria. Su carrera es resultado también de un ascenso meteórico en Vodafone que la llevó entre los años 2000 y 2015 a ser directora financiera en Italia, directora financiera en Europa, controller del departamento financiero de todo el grupo y, finalmente, directora financiera de todo Vodafone, cargo que aún ostenta y que compaginará con el de consejera delegada hasta que encuentren sustituto. Entre tanto, Della Valle reconoce haber hecho siempre más o menos lo mismo: aplicar con rigor, de arriba abajo, modelos matemáticos y financieros, poner los números a trabajar a su favor.
Afincada en Londres desde 2017, donde Vodafone tiene su sede, está casada, es madre de dos hijos, le fascina cocinar y reunir a sus amigos en torno a la mesa y cómo no, le encanta también dar largos paseos. Aunque estos no son tan peligrosos como algunas de las expediciones de su abuelo, presume de cubrir a pie siempre que puede la distancia que separa su casa en el sur del barrio de Notting Hill y la sede de su empresa, ubicada no muy lejos de la estación de Paddington. A la semana, unos 60 kilómetros.
Della Valle camina precisamente con la clase de obstinado compromiso que necesita en estos momentos una empresa como Vodafone. Por ahora, sus primeras palabras como CEO, claras, concisas y decididas, han sido toda una declaración de intenciones: “Para que Vodafone desarrolle su potencial, tiene que cambiar. El grupo tiene una posición única en Europa y África, con sólidas relaciones con los clientes, redes y personas. Sabemos que podemos hacerlo mejor. Mi objetivo será mejorar el servicio a nuestros clientes, simplificar nuestro negocio y crecer”. No lo tendrá fácil, aunque es más que probable que eso sea precisamente lo que más ha empujado a Della Valle a asumir el reto de dirigir los designios de un gigante en horas bajas. Lo lleva en la sangre, la herencia que uno no puede rechazar.
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