El bisturí acertadamente moderado de Fráncfort

El BCE ha elegido la prudencia frente a dos opciones igualmente arriesgadas

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el vicepresidente de la entidad, Luis de Guindos, tras la conferencia de prensa.RONALD WITTEK (EFE)

La ofensiva en que están inmersos los bancos centrales para meter en cintura la inflación se ha moderado esta semana en intensidad, tanto en EEUU como en Europa, aunque sin que ello signifique bajar la guardia ante un panorama que sigue fuertemente condicionado por la incertidumbre. La decisión de ayer del BCE de subir los tipos 25 puntos básicos, un cuartillo, en lugar de medio punto, no ha sido ninguna sorpresa para un mercado que contaba con un alza moderada, sino la respuesta de Fráncfort a la lenta mejora que se está produciendo en el comportamiento de los precios, y que se ha reflejado tímidamente también en la indomable inflación subyacente. Al contrario que la Reserva Federal estadounidense, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha dejado claro que el moderado mandato de esta última reunión no debe entenderse como el preludio del final de las subidas de tipos, sino más bien como una pausa en el camino.

El panorama, pese a todo, es diferente a uno y otro lado del Atlántico. En EEUU, la Fed parece haber decidido suavizar su hoja de ruta no solo por la inestabilidad que vive el sector bancario en el país, tras la quiebra de tres entidades regionales y el castigo bursátil de una cuarta, sino también por el enfriamiento de la economía. Por su parte, el pulso del BCE se ha ralentizado por los indicios de mejora en la inflación y por la contracción del grifo del crédito, que ejerce un efecto similar en la economía al del endurecimiento de la política monetaria, pero sigue preocupado por los efectos inflacionistas de segunda ronda y las subidas de los salarios.

Pese a la solvencia de la banca europea, bien capitalizada y supervisada, Fráncfort es muy consciente de la necesidad de manejar el bisturí con prudencia en una Europa en la que la banca está cerrando el grifo del crédito a una velocidad no vista desde la crisis de deuda soberana de 2011, según revela la encuesta de concesión de préstamos del primer trimestre, publicada el martes. Lagarde ha optado por una senda de moderación en las alzas de tipos frente a dos opciones igualmente arriesgadas. Por un lado, precipitarse al poner punto y final a las subidas en un momento en el que la inflación no ha sido ni mucho menos doblegada. Por otro, optar por continuar con un ritmo que podría retraer todavía más la demanda de crédito y poner fin de forma abrupta a la incipiente recuperación económica. La moderación parece el camino más prudente, a fecha de hoy, para administrar la política monetaria en un entorno de alta inflación y frágil crecimiento.

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