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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

España debe competir en la guerra de las baterías

La economía española cuenta con ventajas objetivas para aspirar a ser un destino atractivo de fabricación de este componente indispensable del coche eléctrico

CINCO DÍAS
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El éxito en la carrera por implantar el coche eléctrico está estrechamente ligado a la inversión en la construcción de fábricas de baterías, como demuestran los esfuerzos de todos los países, con EEUU a la cabeza, por atraer los proyectos de las grandes firmas de automóviles. Es el caso de Stellantis, que estudia la posibilidad de construir una planta en España en competencia con Portugal, que a priori cuenta con la desventaja de ensamblar diez veces menos coches de la compañía que las fábricas españolas.

El proyecto de Stellantis, que ya ha anunciado que construirá plantas de este tipo en Francia, Alemania e Italia, constituye una importante oportunidad para España, que a fecha de hoy no cuenta con una posición lo suficientemente competitiva en la disputa por atraer inversión en este ámbito. La suma de los proyectos de producción de baterías de Volkswagen en Sagunto, con 40 GWh; de Envision en Navalmoral de la Mata, con 30 GWh; de Phi4tech en Badajoz con 10 GWh; y de Basquevolt en Vitoria, que podrá producir, cuando alcance su máximo, 10 GWh, conforma una capacidad futura de 90 GWh, lo que sitúa a España como la cuarta nación de Europa en este ámbito, en contraste con la segunda posición que ocupa como fabricante de coches. Una lista a la que sería fundamental sumar también la iniciativa de Stellantis.

La economía española cuenta con varias ventajas para convertirse en un destino atractivo para la fabricación de baterías. La primera de ellas es su músculo y su experiencia como productor de vehículos, gracias a una industria integrada por 17 plantas de fabricación de coches y por más de 1.000 empresas fabricantes de equipos y componentes. A ese perfil altamente especializado hay que unir que España y Portugal son los únicos países europeos que podrían extraer litio (componente fundamental de las baterías eléctricas) de yacimientos propios, un potencial que encierra múltiples posibilidades a la hora de competir en el entorno europeo.

Tanto la decisión de Stellantis como la concreción del resto de proyectos están muy condicionadas a la financiación europea y al montante económico del Perte del motor, que el Gobierno quiere ampliar a 2028 y cuya segunda convocatoria está prevista para el próximo junio. La posibilidad de fabricar coches eléctricos de forma autónoma constituye una enorme oportunidad que España no puede perder si quiere posicionarse de forma estratégica en un mercado que mira ya hacia el futuro.

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