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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La reforma energética de la UE es pan para mañana

Los nuevos CFD solo se aplicarán a los nuevos proyectos, así que pueden tardar 5-10 años en extenderse por todo el bloque

Central eléctrica de gas de Bouchain, al norte de Francia.
Central eléctrica de gas de Bouchain, al norte de Francia.PASCAL ROSSIGNOL

Asustada por la escalada de los precios de la luz, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, declaró en agosto que el mercado de la energía del bloque “ya no era adecuado para su propósito” y prometió una revisión. Pero es poco probable que la solución propuesta el martes sirva para calmar los nervios a corto plazo.

Por suerte, la reforma prometida se aleja de los cambios más radicales. Con el sistema actual, los precios mayoristas de la luz se fijan en función de la fuente de energía más cara, que el año pasado fue el gas. Eso llevó a países como Grecia y España a proponer separar la generación solar y eólica, más baratas, de los combustibles fósiles. Con ello se habría corrido el riesgo de ahogar la producción de electricidad verde, que es más barata, eliminando el margen de beneficio del que disfrutan los productores en la estructura de la UE. La Comisión se abstuvo sabiamente de dar ese paso.

Para que Europa dependa menos de los volátiles precios de los combustibles fósiles es necesario instalar más energía verde. Para ello, Bruselas propone que los 27 fomenten el desarrollo de todos los futuros proyectos renovables mediante contratos por diferencias (CFD) bidireccionales. Estos sistemas, ya populares en Gran Bretaña para fomentar la generación verde, son acuerdos a largo plazo que prevén una compensación gubernamental si los precios de la luz caen por debajo de cierto nivel. Pero permiten al Gobierno quedarse con la diferencia si lo superan.

El planteamiento no es tan favorable al mercado como los acuerdos de compra de electricidad a precio fijo y sin subvenciones, que el año pasado solo representaron el 1% de la generación de electricidad. Pero al establecer un nivel de compensación, protege a los promotores. Y si el precio es demasiado alto, los Gobiernos pueden redistribuir los ingresos adicionales entre los consumidores vulnerables.

El principal inconveniente es que los nuevos CFD solo se aplicarán a los nuevos proyectos. Por ello, es probable que tarden 5-10 años en extenderse por toda la UE. Para entonces, la mayor disponibilidad de energía verde puede haber reducido la demanda de gas, y su precio. Así que el riesgo de que resurja la crisis energética europea se desplaza al corto plazo. Esta poco radical reforma es bienvenida. Pero puede que solo ayude a resolver el problema de mañana.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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