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Guía para el inversor: qué hacer con el dinero en tiempos de incertidumbre y aranceles

Cómo mantener el rumbo cuando los mercados se tambalean y la incertidumbre geopolítica marca el paso

¿Qué está haciendo la bolsa ahora? Desde el pasado 2 de abril, el bautizado como el ‘Día de la liberación’, responder a esta pregunta es casi misión imposible. Las caídas de doble dígito que hemos visto en los principales índices bursátiles de todo el mundo nos han dejado también fuertes subidas que han hecho que, por ejemplo, en un día el S&P 500 firmara su tercera mejor jornada de mercados de los últimos 80 años.

Con la renta fija disparada y todas las miradas puestas en el bono estadounidense a 30 años, el dólar se deprecia y los conocidos como activos refugio tampoco están funcionando como tal. En el año, aún hay índices como el Ibex 35 que se mantienen en positivo -subía un 6% al cierre del jueves-, mientras que las caídas son generalizadas en el resto de las bolsas y más pronunciadas en el caso del Nasdaq Composite, que perdía al cierre del mercado de ese mismo día un 15%.

¿Qué puede pasar en los próximos días? ¿Debe el inversor está pendiente en cada momento de lo que hacen los mercados? Nadie tiene la bola de cristal pasa intentar adivinar lo que va a suceder, y menos en momentos como el actual. Como explica Marta Campello, socia y gestora de fondos en Abante, lo que debemos esperar a corto plazo es que se mantenga la incertidumbre. Es decir, vamos a ver más volatilidad en los mercados y más idas y venidas entre los distintos países, nuevos aranceles, pausas y negociaciones.

Hay que tener en cuenta que estamos ante un conflicto geopolítico y una guerra comercial que va más allá de lo que estamos viviendo estos días. Al margen de la pausa de 90 días que anunció Donald Trump esta semana para los aranceles recíprocos, hay que ver el impacto que puedan tener los aranceles del 10% que ya han entrado en vigor, si puede afectar a otros sectores a los que todavía no se han impuesto, cómo va a ser las futuras negociaciones y relaciones bilaterales entre los países implicados, el desenlace entre China y Estados Unidos y lo que pueda acabar afectando a las economías y a las empresas.

¿Al inversor ya le está afectando? ¿Debería tomar alguna decisión? Lógicamente, los números rojos de estos días se estarán notando en la rentabilidad de las carteras, pero lo que debe recordar el inversor es que la volatilidad y las caídas son propias de la inversión a largo plazo en renta variable. En la mayoría de los casos, y siempre y cuando no haya surgido alguna emergencia que requiera de una liquidez inmediata, el inversor debe preguntarse: ¿si estoy invirtiendo para un periodo largo de tiempo, me afectan realmente estas caídas?

La historia siempre nos recuerda que las crisis no dejan de sucederse. En los últimos 20 años hemos visto crisis financieras, sanitarias, geopolíticas, comerciales, etc., y la experiencia nos dice que se seguirán sucediendo y que los mercados reaccionarán. “Caídas en la bolsa del 20% es habitual cada cierto tiempo en el mercado y eso es algo que el inversor que tiene cierta experiencia y que lleva tiempo invirtiendo en el mercado financiero ya conoce”, recuerda Campello.

La reacción del inversor: la importancia de controlar las emociones

En momentos como este, la reacción natural del inversor puede ser la inquietud. Las caídas abruptas del mercado generan titulares llamativos y dudas legítimas, pero es importante recordar que la volatilidad no es una anomalía, sino una constante en los mercados. Como decíamos, la experiencia muestra que las crisis son pasajeras y que, para quien invierte con horizonte de largo plazo, mantener la calma y no dejarse llevar por la emoción suele ser la mejor decisión.

Es fundamental que el inversor cuente con una estrategia bien definida, construida a partir de un ejercicio de planificación financiera. Solo así se pueden tomar decisiones con criterio, evaluando si las caídas afectan realmente a los objetivos planteados o si, por el contrario, representan una oportunidad para ajustar la cartera. En muchos casos, lo más prudente es no hacer ningún cambio. En otros, disponer de liquidez puede permitir entrar al mercado en mejores condiciones.

El contexto actual, marcado por la incertidumbre política y comercial, refuerza la necesidad de actuar con perspectiva y adaptarse sin perder el foco del largo plazo. No se trata de anticipar los movimientos del mercado, sino de entender en qué medida pueden afectar al plan financiero de cada persona. Y eso solo es posible si se ha hecho previamente ese trabajo de planificación que permite tomar decisiones informadas, acordes con el perfil de riesgo y los objetivos vitales de cada inversor.

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