El ahorro conservador se queda sin refugio: los fondos superventas de renta fija de la banca apenas vencen a la inflación
Los bancos aprietan y los fondos conservadores consiguen suscripciones millonarias, pero la rentabilidad neta, entre comisiones e impuestos, queda por debajo del IPC


El ahorro conservador se queda sin opciones. Los recortes de tipos de interés han llevado a la banca a apretar cada vez más a los ahorradores, reduciendo las alternativas tradicionales y ofreciendo rentabilidades que, tras comisiones e impuestos, apenas superan la inflación. “La captación de pasivo tradicional ha dejado de ser una prioridad estratégica. La prioridad para la banca son los clientes que invierten en productos que les dejan mayor margen. Como consecuencia, el ahorrador conservador se ha encontrado con una oferta cada vez más limitada dentro de su banco habitual y, en muchos casos, con mensajes comerciales orientados a productos más complejos o menos transparentes”, explica Rafael Pampillón, consejero del Colegio de Economistas de Madrid.
Con los depósitos en retirada de los escaparates, las cuentas remuneradas ofreciendo menos intereses y más vinculaciones, y las letras del Tesoro en plena caída de rentabilidad, los fondos de inversión de perfil conservador se han convertido en la vía elegida por muchos clientes. Pero lo que antes aparentaba ser un refugio seguro ya no es suficiente para batir la inflación.
Los 10 fondos conservadores más vendidos en el año superan los 15.700 millones de euros en suscripciones netas, según los datos que proporciona la patronal Inverco. Eso supone más de la mitad de los 31.034 millones de euros que se han suscrito en fondos en total este año y que es la mayor cifra en 11 ejercicios. La captación de capitales refleja la búsqueda de estabilidad: el 99% de esas suscripciones netas se ha destinado a fondos de renta fija y monetarios. Pero conviene analizar con lupa cuánto de esa seguridad se traduce realmente en rentabilidad para el inversor. La mayoría de estos vehículos arroja cifras de rentabilidad entre el 1,5% y el 3% anual y, aunque estos números ya descuentan las comisiones, que se mueven entre el 0,4% y el 1,1%, los fondos que cobran cifras cercanas al 1% hacen que el retorno neto se vea más mermado. A ello habría que sumarle el gravamen que hay que pagar a Hacienda si se recogen las plusvalías, del 19%.

El fondo CaixaBank Renta Fija Corto Plazo se corona como el mayor fondo superventas del año, con casi 4.000 millones de euros de captaciones netas. Su rentabilidad en 2025 apenas alcanza el 1,79% (con una comisión del 0,89% entre gestión y depositaría, según el folleto del fondo). Teniendo en cuenta que la inflación media anual se sitúa en torno al 3%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), eso supone una pérdida de poder adquisitivo para el cliente. Igualmente, el fondo BBVA Rentabilidad Ahorro Corto Plazo, el segundo fondo con más suscripciones netas (más de 1.900 millones de euros) arroja una rentabilidad del 1,44% en 2025, con comisiones del 0,967%. Y el fondo CaixaBank Máster Renta Fija Deuda Pública 3‑10 acumula un rendimiento del 2,62% con comisiones más bajas, del 0,48 %, situándose como el tercer fondo conservador más vendido del año con más de 1.800 millones en suscripciones netas. Estos números reflejan que, incluso en los fondos más populares, la rentabilidad real, descontando las comisiones y la inflación, puede ser negativa.
Para dar un ejemplo práctico, supongamos una inversión de 10.000 euros en un fondo que arroja una rentabilidad bruta del 2,5% y cobra 0,8% de comisiones. La ganancia pasaría a ser del 1,7%, lo que se traduce en apenas 170 euros. Si además tenemos en cuenta una inflación del 3%, la rentabilidad real del inversor sería negativa, de entorno al -1,3%. Aunque el fondo genere un rendimiento positivo, el poder adquisitivo del dinero se erosiona, dejando al ahorrador en una situación en la que su inversión segura pierde valor en términos reales.
La situación contrasta con la renta variable. El Ibex 35 sube un 45% en el año y es el mejor índice europeo y el segundo mejor del mundo desarrollado después de Kospi coreano. Pero la suscripción de fondos de Bolsa entre los clientes de la banca española es casi residual. De entre los fondos de renta variable más vendidos en España en 2025, destaca el rendimiento del BBVA Europa Desarrollo, que gana más de un 18% y aplica comisiones del 0,4%. En este fondo las suscripciones netas apenas ascienden a 48.000 euros. El fondo Kutxabank Eurozona aplica comisiones de cerca del 1% (similares a la de los fondos de renta fija mencionados anteriormente), pero su revalorización es del 14% en el año. Igualmente, tan solo ha logrado captar 80.000 euros en suscripciones netas. Asumir este riesgo no es para todos y no es una receta universal, pero entre medias existen opciones de menos riesgo, con cierta exposición a renta variable que pueden dar una rentabilidad positiva.
“Seguimos sorprendiéndonos de forma negativa. Todo indicaba que el ahorrador se convertiría en inversor, porque es consciente de la inflación. Es una anomalía de nuestro sistema financiero”, explica David Cano, socio de Analistas Financieros Internacionales (Afi) y director de su gestora.
Fuera de catálogo
El problema se agrava al acudir a los escaparates bancarios en busca de los productos conservadores tradicionales. Los depósitos son una de las opciones estrella del mercado español por su carácter seguro. Según las estadísticas que ofrece el Banco de España, los hogares mantienen más de 1 billón de euros en depósitos a plazo o en cuentas bancarias que apenas se remuneran. Por dar una idea de la magnitud, según las estadísticas de Inverco los españoles tienen algo más de 763.000 millones de euros en fondos de inversión. Además, esta cifra está condiciona por las subidas recientes. Si el mercado sufriera una caída abrupta, como ocurrió en abril tras el plan arancelario de Donald Trump, esa cifra caería considerablemente.
En los últimos años, la banca española nunca ha entrado a competir con agresividad en este segmento durante el ciclo de subidas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Cuando las tasas suben, habitualmente los bancos trasladan la política monetaria encareciendo los créditos pero pagando más por los depósitos. Sin embargo, las entidades españolas, sobradas de liquidez, no han sentido la necesidad de ofrecer depósitos más atractivos para captar más dinero durante los dos años de tipos altos. Tampoco han sentido la urgencia de lanzar ofertas para retener a los clientes, ya que no ha habido un trasvase de unos bancos a otros. Por ello, la oferta ha recaído en las entidades de menor tamaño y los neobancos que han visto una oportunidad para crecer.
No obstante, en cuanto el BCE inició un ciclo de recorte de tipos en 2024, el sector ha ido retirando progresivamente los depósitos de sus escaparates y los que aún quedan han reducido la rentabilidad que ofrecen. Actualmente, los depósitos a un año que más pagan se mueven sobre el 2%. Renault Bank paga un 2,22% TAE, Banca Marcha un 2,1%, Cetelem un 1,95% o EBN un 1,9%. En el segmento de depósitos a seis meses, el panorama es similar: Banco Big paga el 2,5%, EBN el 2,1% Cetelem el 2% o BFF el 1,96%.
“La banca no remunera los depósitos porque no lo necesita, y los hogares mantienen esos depósitos porque sienten que los necesitan. Esa es la clave del desequilibrio. No es tanto un problema financiero como un problema de comportamiento. La gente sigue poniendo el dinero donde siempre lo puso al 0%, perdiendo poder adquisitivo”, explica Rafael Pampillón, consejero del Colegio de Economistas de Madrid.
El caso de las cuentas remuneradas, la situación es similar. Cada vez cuesta más encontrar cuentas corrientes que abonen intereses por el dinero ahorrado y, cuando lo hacen, suele ser de forma temporal o condicionada. Unicaja ofrece un 3% TAE, pero solo durante los primeros meses. Sabadell también paga un 2%, pero ya ha anunciado que en febrero reducirá esa rentabilidad a la mitad. Openbank alcanza el 3,3%, aunque únicamente durante tres meses. Otras entidades generalistas, como ING o la cuenta online de Bankinter apenas remuneran un 1% y un 1,5%, respectivamente.
La batalla comercial, en los últimos meses, más que en remunerar el ahorro, se ha trasladado a la captación de nóminas. Las entidades han vuelto a la estrategia de un cheque de bienvenida, pero con una letra pequeña más densa que hace unos años. Para acceder a incentivos que oscilan entre 200 y 400 euros, los bancos exigen permanencias que pueden llegar a los cuatro años, la domiciliación de varios recibos, el uso recurrente de tarjetas o la contratación de seguros y productos adicionales.
Las letras del Tesoro, que son la otra pata en la que se apoyaban los ahorradores españoles durante el ciclo de tipos de interés más altos, también pierden fuelle. Para el recuerdo quedarán las colas multitudinarias en la sede del Banco de España para adquirir estos instrumentos. Pero actualmente la rentabilidad que ofrecen apenas alcanza el 2%. En la última subasta de esta misma semana, las letras a 12 meses ofrecen el 2,004% y a seis meses el 1,968%.
En la práctica, esto supone que el ahorrador español se encuentra atrapado en un laberinto de ofertas que van a menos. Los productos conservadores tradicionales (depósitos, cuentas remuneradas, incluso letras del Tesoro) ofrecen rentabilidades que apenas se posicionan por encima del 2% y que, una vez descontados impuestos e inflación, conducen también a pérdidas reales. Los fondos de renta fija, convertidos en la alternativa refugio para millones de inversores, tampoco logran compensar la erosión del poder adquisitivo.
“Para vencer a la inflación hay que asumir más riesgo. La recomendación es tener una exposición a Bolsa del 30%. Existen fondos mixtos que pueden tener entre un 25% y un 30% de renta variable. Un monetario ya no es opción porque va a dar un 1,5%”, concluye David Cano, de Afi.
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