El Ibex deja atrás el susto tecnológico y encadena cinco meses al alza por primera vez desde 2014
El selectivo español avanza un 2,1% en un noviembre marcado por la volatilidad y las dudas sobre la IA


Ni la burbuja tecnológica, ni los resultados empresariales, ni siquiera el fin del cierre administrativo más largo en la historia de EE UU desvían la atención del mercado. Lo que de verdad importa es lo que vaya a pasar con los tipos. Tras varias sesiones en las que los inversores asumieron que la Reserva Federal podría mantener las tasas sin cambios, el resurgir de las expectativas de un recorte en la última reunión del año ha devuelto la alegría a las Bolsas y disipado las dudas de un mes de noviembre caracterizado por la volatilidad y la incertidumbre sobre las valoraciones de la tecnología.
El Ibex, así, cierra noviembre con una subida del 2,1% y marca cinco meses consecutivos de subidas. Si bien no es su mejor racha (solo en noviembre de 2020 el índice sumó más de un 25%), si es la primera vez desde 2014 en que logra encadenar cinco meses seguidos de ganancias. Y se encamina, con paso firme, a uno de los mejores años de su historia.
En Wall Street, pese al susto tecnológico, el S&P 500 cierra el mes con una ganancia del 0,13%. Modesta, pero lejos de la corrección del 4,4% que llegó a registrar hace una semana. Una vez que la Bolsa de EE UU ha remontado el vuelo, ha contagiado a su paso a la renta variable mundial. Los índices europeos se sacuden las dudas y, con la excepción del Dax alemán (-0,5%), cierran noviembre al alza: Euro Stoxx 50, Stoxx 600, FTSE británico y Mib italiano firman su quinto mes consecutivo de avances; el Cac francés, el tercero.
Los analistas restan importancia a las correcciones de las últimas semanas. A medida que la volatilidad se modera, la estrategia de aprovechar los recortes para comprar acciones a precios más atractivos recobra protagonismo. Según Goldman Sachs, la toma de beneficios ha dejado un mercado más favorable para aprovechar el tradicional rally de fin de año. Históricamente, el mes de diciembre suele ser un periodo muy favorable para los activos de riesgo. Pero todo va a depender esta vez con lo que suceda el próximo 10 de diciembre, cuando el presidente de la Fed, Jerome Powell, tome la palabra. Si finalmente cumple con el guion y vuelve a bajar los tipos, tal y como recogen las proyecciones de septiembre, los inversores respirarán aliviados. Si, por el contrario, opta por cautela y reitera la idea de que es necesaria una mayor visibilidad, la corrección podría acelerarse.
En sintonía con los futuros de los fondos federales (expectativas de tipos) que otorgan una probabilidad de más del 80% a una rebaja de tipos el próximo mes, Xavier Chapard, estratega de LBP AM, espera que el banco central de EE UU vuelva a relajar las condiciones financieras a la vez que pronostica menos rebajas para 2026.
Si complicado resulta hacer proyecciones para el próximo mes, más lo es aún hacerlo para el próximo ejercicio. A las dudas sobre el impacto de los aranceles en los precios y la economía, se suma los cambios al frente de la Fed. Si como pronostican las últimas encuestas, Kevin Hassett, actual director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, es elegido para llevar las riendas de la política monetaria, los recortes podrían intensificarse. Esto, además de dañar la reputación de la Fed, amenaza con golpear duramente a los activos estadounidenses. En un contexto en el que las erráticas políticas de la Administración Trump han erosionado la etiqueta de activo refugio de la deuda y del dólar, la resistencia mostrada por Powell ha sido uno de los pocos anclajes de estabilidad.
Mientras los inversores analizan con lupa los datos económicos y las novedades en torno a los tipos, los gestores preparan las estrategias para el próximo año. A pesar de las caídas de días atrás, el consenso se sigue mostrando optimista con la renta variable. “Existe una gran preocupación por las valoraciones y se están estableciendo comparaciones con la burbuja puntocom. Pero, creemos que esta vez las Bolsas siguen respaldadas por el hecho de que los rendimientos de los bonos se comportan bien, la inflación está estable por ahora y es probable que los bancos centrales relajen un poco más su política monetaria”, apuntan los analistas de Schroders.
En sintonía con lo señalado por otras firmas como Santander y BBVA, la gestora británica cree que las grandes empresas de computación en la nube (hiperescaladores) seguirán generando ingresos. Eso sí, el recorrido no estará exento de obstáculos y recuerdan que la renta variable es ante todo un activo de riesgo. Es decir, su valor puede experimentar fuertes fluctuaciones. La única forma de blindarse es diversificar y no concentrar todas las apuestas en solo sector.
Mathieu Racheter, responsable de renta variable de Julius Baer, afirma que el reciente ajuste en las valoraciones valida la recomendación de diversificar. “El impulso de resultados ya no se limita a la tecnología. Los sectores defensivos, especialmente el sanitario, ofrecen valoraciones atractivas y revisiones al alza; los cíclicos europeos y las acciones de valor continúan beneficiándose del apoyo fiscal y de la reducción de vientos en contra”, subraya.
Junto a la Bolsa, el otro mercado que ha registrado mayores oscilaciones es el de las materias primas. Las expectativas todavía lejanas de un acuerdo de paz en Ucrania han provocado nuevas caídas en el crudo. El Brent retrocede un 2,6% en noviembre, encadenando su cuarto mes consecutivo a la baja. La OPEP+ se reunirá este fin de semana para decidir el reparto de las cuotas, y, ante el actual desajuste entre oferta y demanda, el mercado espera que el cártel opte por no aumentar la producción.
Aunque el mercado se ha estado moviendo al son de la tecnología y los tipos, en los próximos meses las cuestiones fiscales cobrarán protagonismo. Mientras los gobiernos de España y Francia trabajan para alumbrar unos presupuestos, los analistas de Julius Baer creen que Japón reforzará las emisiones de deuda a corto plazo para financiar el paquete de estímulo económico.
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