La tensión en la deuda soberana arrastra a las Bolsas y el Ibex queda al filo de los 14.700
Las Bolsas europeas se tiñen de rojo con Wall Street cediendo más de un 1% y el bono británico a 30 años en máximos de 1998. El Ibex corrige ya el 4,5% desde los máximos de agosto


Las Bolsas mundiales han comenzado septiembre con fuertes caídas, en una sesión que ha servido para enfriar parte de las ganancias acumuladas durante el verano. El arranque del mes, históricamente adverso para los índices bursátiles, se ha visto acompañado de un cúmulo de factores que han conformado un caldo de cultivo para la corrección. El repunte de la inflación en la Eurozona, el aumento de la tensión en la deuda soberana europea, la inestabilidad política en Francia y al otro lado del Atlántico, y las dudas en torno a la independencia de la Reserva Federal (Fed) han provocado caídas de en torno al 1% tanto en Europa como Wall Street.
El inicio de la sesión estuvo marcado por descensos más abruptos, que en algunos casos rozaban el 2% en los principales índices europeos. Sin embargo, con el paso de las horas, la presión se fue moderando y los descensos se suavizaron, aunque sin evitar que los parqués cerraran en rojo. En España, el Ibex 35 ha cedido un 1,57% y ha perdido de una sola vez los 14.900 y 14.800 puntos, acumulando ya un retroceso del 4,5% desde los niveles de finales de agosto, cuando rozó máximos de 18 años al filo de los 15.400 puntos. El mayor castigo lo han sufrido IAG que pierde un 3,9%, ArcelorMittal un 3,4% y Cellnex un 2,9%. Naturgy (+0,55%), Repsol (+0,11%) y Logista (+0,07%) han sido los únicos valores que han escapado a las ventas. Para el selectivo español, ha sido la peor sesión desde el 1 de agosto, ha cerrado en los 14.704,2 puntos.
El comportamiento ha sido similar en el resto de Europa. El Dax alemán ha cedido un 2,3%, el Mib italiano un 1,6% y el Cac francés un 0,7%. El epicentro de la tensión estuvo en los mercados de deuda, con el bono británico a 30 años alcanzando el 5%, un nivel no visto desde 1998. El plan fiscal de la ministra de Hacienda, Rachel Reeves, que pretende cubrir un déficit de 35.000 millones de libras, genera desconfianza entre los inversores. Según cálculos de Bloomberg Economics, la única salida pasa por recortes de gasto o subidas de impuestos. Aun así, en la subasta sindicada de un bono a 2035, Reino Unido ha logrado una demanda récord de 141.000 millones de libras sobre una oferta de 14.000 millones. La presión sobre la deuda británica a más largo plazo se ha reavivado hoy sin que haya habido novedades sobre el plan fiscal del gobierno británico, rescatando un temor latente en el mercado. “Las subidas de impuestos son inevitables, pero estamos alcanzando un punto en el que podrían volverse contraproducentes. Seguimos negativos en la deuda británica a largo plazo”, señaló Mohit Kumar, estratega jefe de Jefferies. La libra también acusó la tensión y cayó más de un 1% frente al dólar.
En Francia, la prima de riesgo superó los 80 puntos básicos después de que el primer ministro, François Bayrou, fracasara en su intento de conseguir el apoyo de la ultraderecha para superar la moción de confianza convocada para el próximo lunes. “El panorama político y fiscal en Francia apunta a un desenlace complicado. Es probable que Bayrou pierda la moción de confianza el 8 de septiembre. Esto dificultaría la consolidación fiscal y podría ensanchar todavía más los diferenciales de la deuda soberana”, advirtió Vincent Chaigneau, responsable de análisis en Generali AM.
Al otro lado del Atlántico, el regreso de Wall Street tras el festivo del lunes se ha traducido en pérdidas de en torno al 1% en el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq. La liquidación de bonos a largo plazo arrastró a bancos y tecnológicas, con descensos cercanos al 2% en compañías como Nvidia, Microsoft o Amazon. La incertidumbre en torno a la política monetaria añade presión. El mercado da por hecho que la Fed recortará los tipos en su reunión del 17 de septiembre, con una probabilidad del 89% de que el ajuste sea de 25 puntos básicos. Sin embargo, algunos analistas advierten de que, si el mercado laboral se muestra especialmente débil, podría producirse un recorte más agresivo.
“Un recorte descomunal de 50 puntos básicos no es el escenario central, pero tampoco se puede descartar si los datos de empleo de agosto muestran una debilidad excepcional”, señaló Vasu Menon, director gerente de estrategia de inversión en OCBC Bank. El informe de empleo no agrícola de agosto, que se publicará el viernes, será la referencia clave de la semana, junto a las cifras de vacantes y nóminas privadas. El dato de inflación de agosto en EE UU, previsto para el 11 de septiembre, completará el cuadro antes de la reunión de la Fed.
El clima político en Estados Unidos también inquieta a los inversores. Donald Trump ha intensificado sus críticas a la política monetaria de Jerome Powell y ha abierto un pulso por el control de la Fed tras ordenar la destitución de la gobernadora Lisa Cook, un movimiento aún pendiente de resolución judicial que ha reavivado las dudas sobre la independencia del banco central. Además, el frente comercial vuelve a estar presente. Un tribunal de apelaciones ha declarado ilegales la mayoría de los aranceles impuestos por Trump, aunque seguirán en vigor hasta mediados de octubre para dar margen a una posible apelación ante el Tribunal Supremo.
En Asia, la jornada concluyó este martes con signo mixto. El Nikkei de Tokio avanzó un 0,35%, mientras que el Hang Seng de Hong Kong cedió un 0,47% y el Shanghai Composite cayó un 0,45%. El Banco de Japón, a través de su vicegobernador Ryozo Himino, reiteró su intención de continuar con subidas graduales de tipos, pero advirtió de que la elevada incertidumbre global hace innecesaria una aceleración del endurecimiento monetario.
Ante este contexto, los inversores intensificaron su búsqueda de refugio en los metales preciosos. El oro marcó un nuevo máximo histórico en 3.508 dólares la onza, mientras que la plata superó los 40 dólares por primera vez en 14 años. El petróleo Brent también repuntó, con una subida del 1,2% hasta los 68,9 dólares el barril, y el euro se debilitó por debajo de 1,17 dólares frente al billete verde.
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