Claves de los aranceles de Trump al cobre: ¿por qué hay tanta demanda? ¿Qué pretende EE UU?
El presidente anunció el 9 de julio que las importaciones de esta materia se enfrentarán un arancel del 50% a partir del 1 de agosto

Los precios del cobre en EE UU se han disparado desde enero, cuando el presidente Donald Trump amenazó con imponer un arancel a las importaciones de este metal, vital para las redes eléctricas, la fontanería y la maquinaria industrial. Ahora, el arancel al cobre llegará antes y será más alto de lo que casi nadie esperaba. Trump anunció el pasado 9 de julio que las importaciones de cobre que entren en el país norteamericano enfrentarán un arancel del 50% a partir del 1 de agosto, y dijo en su plataforma Truth Social que “Estados Unidos volverá a construir una INDUSTRIA del cobre DOMINANTE”.
El arancel será el doble de lo que muchos analistas habían previsto. Desde la amenaza inicial de Trump, los compradores estadounidenses han estado acumulando cobre, lo que ha representado una gran oportunidad de ganancias para los comerciantes de materias primas, que han enviado cientos de miles de toneladas desde mercados extranjeros más baratos. Si logran ingresar sus cargamentos a los puertos estadounidenses antes del plazo de agosto, podrían ganar aún más: los futuros del cobre alcanzaron récords en Nueva York tras el anuncio de Trump, con una prima sobre los precios de la Bolsa de Metales de Londres de aproximadamente el 28%.
Por ahora, EE UU consume más cobre del que puede producir, y esta medida probablemente hará que los compradores nacionales paguen más por el metal durante un tiempo prolongado.
¿Por qué Trump está imponiendo un arancel a las importaciones de cobre?
El cobre se utiliza en una gran variedad de aplicaciones, como cables eléctricos, tuberías y vehículos eléctricos. Funcionarios del gobierno de EE UU han argumentado que el dumping (práctica de competencia desleal que consiste en vender a precios inferiores al costo) y el exceso de capacidad en el mercado global han afectado la producción nacional, dejando al país dependiente de fuentes extranjeras para industrias clave como la fabricación de armas. Aproximadamente el 38% de las entregas provienen de Chile, el 28% de Canadá y el 8% de México.
El 25 de febrero, Trump firmó una orden ejecutiva encargando una investigación sobre si la dependencia del cobre extranjero representa un riesgo para la seguridad nacional de EE UU, y si medidas como aranceles o cuotas son necesarias para mitigar ese riesgo. La orden ejecutiva afirmaba que EE UU “tiene amplias reservas de cobre, pero nuestra capacidad de fundición y refinación está muy por detrás de la de los competidores globales”. En marzo, Trump firmó otra orden para invocar poderes presidenciales de emergencia y acelerar el desarrollo de nuevos proyectos mineros y metalúrgicos.
¿Puede EE UU realmente aumentar su producción de cobre?
Aunque Estados Unidos cuenta con minas importantes y produce 850.000 toneladas de cobre al año, su consumo de cobre refinado fue de 1,6 millones de toneladas en 2024, según el Servicio Geológico de EE UU.
En los años 90, el país tenía varias fundiciones de cobre operativas —instalaciones que extraen el metal de su mineral—, pero en la actualidad solo hay dos activas: una en Arizona y otra en Utah. Mientras tanto, China ha construido planta tras planta y domina la fundición. La industria global es ahora muy competitiva, con una lucha mundial por asegurar el suministro de materias primas.
Incentivos como la reducción de trámites burocráticos y los aranceles podrían motivar a más empresas nacionales a realizar las grandes inversiones necesarias para reducir la dependencia del cobre importado. Al menos dos grandes proyectos mineros están frenados por problemas de permisos: Resolution, en Arizona (una empresa conjunta entre Rio Tinto y BHP Group), y Twin Metals, de Antofagasta, en Minnesota. La fundición Hayden de Grupo México en Arizona está inactiva y reactivarla podría aumentar la producción estadounidense en 300 millones de libras de cátodos de cobre, una forma de alta pureza que se convierte en alambre y varillas.
Construir nueva capacidad de producción es un proceso lento, que puede llevar años —incluso décadas— desde la identificación de un yacimiento hasta el inicio de la producción. Mientras tanto, los aranceles harán que los fabricantes estadounidenses paguen mucho más que sus competidores extranjeros.
¿De dónde viene el cobre que está llegando a EE UU?
Gran parte del cobre refinado que se está enviando a EE UU proviene de grandes minas en América Latina, especialmente en Perú y Chile. Codelco, el productor estatal chileno y principal exportador del país nortamericano, dijo que está trabajando para satisfacer la demanda adicional de sus clientes estadounidenses.
Además, el cobre se está redirigiendo desde China, el mayor procesador y consumidor de cobre del mundo, ya que —al menos por ahora— EE UU ha desplazado a China como el destino preferido de ventas para los mayores productores y comerciantes del mundo.
¿Por qué hay tanta demanda de cobre en este momento?
Más allá de la volatilidad de precios a corto plazo causada por el arancel de Trump, las perspectivas del cobre siguen siendo sólidas gracias a la transición hacia una energía más limpia y el auge en el desarrollo de centros de datos. La modernización de los sistemas de energía y transporte para que funcionen con fuentes renovables requerirá mucho más cobre del que las empresas están actualmente comprometidas a producir.
Algunos pronósticos proyectan que la demanda de cobre aumentará un 33% en la próxima década, a medida que gobiernos y empresas aumenten las inversiones en descarbonización. No está claro si habrá suficiente cobre disponible para satisfacer esa demanda.
Aunque se está reciclando más cobre, no será suficiente, por lo que la única alternativa es extraer más del suelo. Hay abundantes reservas, y la industria ha sabido responder a picos de demanda en el pasado. Pero hay numerosos obstáculos para aumentar la producción de forma significativa: los nuevos yacimientos son cada vez más difíciles y costosos de explotar, ya que la ley del mineral está bajando, lo que significa que hay que extraer más roca para obtener la misma cantidad de metal. Además, la creciente preocupación por los impactos ambientales de la minería también está desincentivando la inversión.

