El Bundesbank pide limitar las compras de deuda del BCE a situaciones excepcionales
El gobernador del Banco de Finlandia, Olli Rehn, ve más razones que justificarían un nuevo recorte de tipos en octubre
Las compras de deuda soberana por parte del BCE han sido vitales para la estabilidad financiera de la zona euro y siguen siendo una poderosa herramienta de política monetaria con la que abordar cualquier amenaza de fragmentación financiera. La institución que preside Christine Lagarde tiene pendiente revisar el papel de esas adquisiciones en su estrategia a futuro y el presidente del Bundesbank, halcón de peso en el Consejo de Gobierno del BCE, ha señalado hoy que las compras de deuda deberían limitarse en ese nuevo marco de actuación a situaciones excepcionales.
Joachim Nagel señaló hoy que la evaluación de la estrategia del BCE “brindará la oportunidad de revisar críticamente las políticas de relajación cuantitativa que hemos visto en el pasado». Y en este sentido, añadió que “sin prejuzgar el resultado de la revisión, creo que su uso debe limitarse a circunstancias excepcionales”.
El Bundesbank siempre ha sido crítico con el programa de compras de deuda del BCE. En Alemania surgió de hecho una grave crisis institucional para la zona euro cuando su Tribunal Constitucional criticó en 202 al BCE por haberse extralimitado en su mandato con esas adquisiciones, en contra de la jurisprudencia dictada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
El BCE inició sus compras de deuda en 2015, en un contexto de inflación muy baja en la zona euro, y las disparó en la pandemia en 2020, como sostén para la financiación de los estados en un momento de parón económico y fuerte aumento del gasto público. El balance del BCE ha engordado de forma muy significativa con esas compras y aunque ahora está en retroceso, el banco central aún mantiene un volumen de deuda soberana correspondiente al programa APP por 2,79 billones de euros.
El BCE ya dejó de reinvertir los bonos que vencen en esa cartera APP y ha dejado también de reinvertir en su totalidad la deuda que está venciendo del programa PEPP, lanzado de forma extraordinaria con motivo de la pandemia. Esa cartera está menguando a un ritmo de 7.500 millones de euros al mes y está previsto que finalice por completo la reinversión de los vencimientos del programa PEPP a finales de este año. Por otro lado, el BCE aprobó julio de 2021 el programa TPI, dirigido específicamente a evitar el alza descontrolada de las primas de riesgo en la zona euro. No ha llegado a utilizarlo pero en caso de que fuera necesario, el BCE podría adquirir bonos de un país en dificultades con tal de proteger la estabilidad financiera de la zona euro.
Más allá de la estrategia del BCE a medio y largo plazo, todo el foco está ahora sobre la decisión que tome el BCE sobre los tipos de interés en su próxima reunión del 17 de octubre. Los débiles indicadores de crecimiento y los bajos datos de inflación que se van conociendo en septiembre han llevado al mercado a espera incluso un recorte de medio punto este mes. El gobernador del Banco de Finlandia, Olli Rehn, ha señalado hoy que el debilitamiento de las perspectivas de crecimiento en la zona euro inclina la balanza hacia un nuevo recorte de tipos en octubre, que sería el tercero desde junio. A ellos se suman los favorables datos de inflación de septiembre. “El descenso de la inflación significa en mi opinión que hay ahora más razones que justifican un recorte en octubre”, ha señalado.
Aun así, el mandato del BCE es la estabilidad de precios y pese a los bajos indicadores de inflación que promete dejar septiembre, la previsión de la institución es que haya un repunte en el cuarto trimestre y que sea ya en 2025 cuando la inflación se asiente de forma estable en la meta del 2%.