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El petróleo cae a mínimos del año por la débil demanda china

El barril de Brent pierde los 74 dólares y borra las ganancias del ejercicio, lo que alienta la inquietud en torno al crecimiento de la economía

Imagen de archivo de una instalación petrolífera en Libia.
Imagen de archivo de una instalación petrolífera en Libia.Benjamin Lowy (Getty Images)

El precio del barril de petróleo Brent sufrió este martes una fuerte caída, llegando a perder los 74 dólares, en medio de la creciente preocupación por la debilidad de la demanda china. La inquietud por la situación del gigante asiático hacía retroceder al Brent más de un 4% mediada la jornada, llevándolo a niveles no vistos desde diciembre, y eclipsaba las noticias de interrupciones del suministro en Libia, que la semana pasada impulsaron los precios. En ese escenario, el barril West Texas estadounidense también se resintió, cotizando en torno a los 70 dólares.

Una nueva contracción manufacturera en China este sábado —cuando la actividad de las fábricas cayó a mínimos de seis meses—, sumada a la crisis inmobiliaria que sufre el país, está aumentando los temores a que los objetivos de crecimiento de Pekín no se cumplan, lo cual repercute en el precio del crudo porque un menor dinamismo de la economía asiática implica un menor consumo de combustible.

El Stoxx 600 Oil & Gas, que agrupa a las principales empresas europeas del sector, cayó este martes un 2,78%. Algunas de ellas notaron inmediatamente en Bolsa el impacto de este retroceso. La petrolera estatal noruega Equinor perdió un 4,69%; la francesa TotalEnergies, el 3,15%; la británica BP el 3,07%, la italiana Eni el 2,52%, y la holandesa Shell el 2,48%. En España, Repsol se situó entre los peores valores del Ibex 35, con caídas del 2,7%. Fuera del continente, los números rojos también fueron generalizados: Exxon se dejaba más de un 2% mediada la sesión, Chevron el 1,7%, y Petrochina más de un 3%.

El petróleo ha borrado las ganancias de este año en un momento en que crece la posibilidad de que la oferta aumente, con el mercado preparándose para la liberación de barriles adicionales por parte de la OPEP+. Además, la crisis política en Libia, que redujo la semana pasada a la mitad la producción del país —hasta unos 450.000 barriles, frente al millón aproximado anteriormente—, ha dado una tregua, después de que desde el banco central libio se lanzara el mensaje de que las partes enfrentadas están a punto de alcanzar un acuerdo para restablecer la producción, acabando así con la escasez temporal.

Junto a ese aumento de oferta en el mercado, el factor central al que miran los inversores son las dudas económicas que despiertan los países consumidores clave. Aparte de China, aún no se han disipado las incertidumbres en torno a Estados Unidos, sumido en un choque electoral muy reñido, y todavía con una política de tipos muy restrictiva cuyas consecuencias sobre el crecimiento pueden no haberse desplegado por completo.

La ralentización de la demanda mundial parece haber contrarrestado las fuerzas que tiraban del precio del petróleo en el sentido opuesto, entre ellas cuestiones de carácter geopolítico, como el temor a un ataque inminente de Irán y sus satélites contra Israel, que podría desencadenar un conflicto más amplio en Oriente Próximo. “Las preocupaciones del mercado petrolero incluyen la economía china y la demanda de petróleo, junto con más oferta de la OPEP+ a partir de octubre”, señaló Bjarne Schieldrop, analista jefe de materias primas de SEB AB.

Mientras tanto, Estados Unidos está preparando nuevas sanciones a funcionarios del gobierno venezolano, otro importante país productor, en respuesta a la disputada reelección de Nicolás Maduro, según documentos a los que tuvo acceso Bloomberg. Las medidas apuntan a líderes clave que, según Estados Unidos, colaboraron con Maduro para socavar la votación del 28 de julio.

El lado positivo

Aunque la caída del petróleo implica que los inversores están perdiendo confianza en la marcha de la economía, en el lado positivo está que puede allanar el camino para las bajadas de tipos de interés de los bancos centrales, al contribuir a la desescalada de la inflación. De hecho, fue la moderación del precio de los carburantes, junto a la de los alimentos, la principal responsable del frenazo de la inflación española en agosto, cuando se redujo seis décimas, del 2,8% al 2,2%, la misma que la de la zona euro.

Aunque la inflación, del 2,9%, está en mínimos de más de tres años, parece estar produciéndose un relevo en la lista de prioridades. En el simposio de banqueros centrales de Jackson Hole, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió de que mientras los riesgos al alza para la inflación están disminuyendo, la perspectiva de que los datos de empleo sigan yendo a peor gana peso, lo que sobre el papel se traduciría en unas menores necesidades de petróleo.

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