Las tecnológicas surfean los obstáculos sin miedo a las alturas

El sector se repone de la corrección del inicios de agosto y de cierta decepción ante los resultados de Nvidia. Conserva el sólido apoyo del mercado pese a las altas valoraciones

Los inversores esperaban con ansiedad esta semana los resultados trimestrales de Nvidia. La empresa líder en el diseño de las tarjetas gráficas que se utilizan para las aplicaciones de inteligencia artificial (IA) se ha convertido en el indicador de referencia para calibrar la salud de las tecnológicas y, por extensión, de toda la Bolsa. El miércoles —en la tarde de Estados Unidos y la madrugada europea— ...

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Los inversores esperaban con ansiedad esta semana los resultados trimestrales de Nvidia. La empresa líder en el diseño de las tarjetas gráficas que se utilizan para las aplicaciones de inteligencia artificial (IA) se ha convertido en el indicador de referencia para calibrar la salud de las tecnológicas y, por extensión, de toda la Bolsa. El miércoles —en la tarde de Estados Unidos y la madrugada europea— las ansiadas cifras se hicieron públicas. Ventas y beneficios récord, incluso algo mejores de lo que esperaba el mercado. Eso sí, las perspectivas de ingresos futuros fueron ligeramente peores a las previstas, lo que bastó para que las acciones de Nvidia cayeran más del 6%. Una corrección no tan fuerte teniendo en cuenta que sus títulos se han revalorizado un 150% en el año. El resto de tecnológicas ha mantenido el tipo en la semana ¿La lección que se puede sacar? El sector tecnológico sigue surfeando la ola de la inteligencia artificial y, quitando algún revolcón momentáneo, no hay argumentos sólidos para pensar que pueda descabalgar en el corto plazo.

Las correcciones que se vivieron a comienzos de agosto, donde el índice tecnológico Nasdaq perdió casi un 3,4% en una sola sesión, pusieron de relieve el temor que había en los mercados a un sobrecalentamiento en este sector, pero unas semanas después casi todas las compañías han recuperado el terreno perdido.

Los ingresos de Nvidia, con sede en Santa Clara (California), se han disparado un 122% con respecto a los del segundo trimestre del pasado ejercicio y han alcanzado los 30.040 millones de dólares (unos 27.000 millones de euros). El beneficio, por su parte, crece un 168%, hasta 16.599 millones de dólares, lo que también supone un nuevo récord. El problema de unos resultados tan excepcionales es que los precios a los que cotiza Nvidia son estratosféricos. Sus acciones se intercambian a 125 dólares, mientras que hace solo cinco años apenas valían 4 dólares. La métrica que más se utiliza para ver lo cara o barata que está una acción es el PER, que establece una comparación entre su precio y el beneficio neto de la empresa, es decir, el número de veces que el beneficio está contenido en el precio de una de sus acciones. En el caso de Nvidia, está en 75 veces, el triple que en el resto de acciones de Estados Unidos. Para que ese nivel se mantenga, la inteligencia artificial tiene que acabar siendo tan rentable como se ha prometido.

Si Nvidia se han convertido en poco tiempo en el referente de Wall Street es por el papel central que juega en la temática de moda. Julián Pascual, gestor de fondos y presidente de la firma Buy & Hold, explica que “los clientes de Nvidia son lo que llamamos los hiperescaladores, compañías como Amazon, Meta, Twitter o Google, que están creando gigantescos centros de computación para desarrollar sus propuestas de inteligencia artificial”. Si Nvidia vende muchos microprocesadores es que sus clientes creen que le van poder sacar mucho partido a esta nueva tecnología. De ahí la conexión.

Del mismo modo que la evolución de Nvidia es un termómetro del sector tecnológico, esta industria se ha convertido en el termómetro de cómo irá la Bolsa de Estados Unidos. Esta dependencia se hizo patente en 2023, cuando se acuñó la expresión de los Siete Magníficos para referirse a los gigantes del sector: Apple, Microsoft, Meta (matriz de Facebook y Whatsapp), Alphabet (matriz de Google y Youtube), Amazon (cada vez con más ingresos provenientes del almacenamiento en la nube), Tesla y la propia Nvidia. Ese año se vio cómo la evolución del índice S&P 500 estaba totalmente condicionada por estas siete compañías. Nunca tan pocas empresas habían marcado el devenir de todo un mercado. Hoy por hoy, la dependencia no se ha reducido. El único cambio relevante es que Tesla se ha descolgado y Nvidia ha aumentado su protagonismo hasta disputar a Apple el cetro de mayor cotizada del mundo, ambas con más de 3 billones de dólares de valor en Bolsa.

Aunque las valoraciones de estas siete magníficas son elevadas, “los datos fundamentales de las tecnológicas siguen siendo muy sólidos, con un leve respiro en los ingresos en el segundo trimestre, pero que aún con crecimientos medios de entre el 20% y el 25% interanual”, explica el banco suizo UBS en un informe para clientes. “También parece evidente que el gasto en inteligencia artificial va a seguir siendo muy sólido”.

Lo cierto es que las valoraciones de los gigantes tecnológicos son muy desafiantes. Si Nvidia cotiza a un PER de 75 veces, el de Tesla supera las 100 veces, y los Meta, Amazon, Apple o Microsoft están entre 25 y 40 veces. Antes de la irrupción de los gigantes tecnológicos, el PER de la Bolsa de Estados Unidos se movía en la horquilla entre 10 y 20 veces. Marta Diaz-Bajo, directora de estrategia de Atl Capital, reconoce que los precios de estas acciones dan vértigo. “Son muchos los clientes que nos preguntan si no son excesivos, si no hay una burbuja, pero hay que recordar que las valoraciones históricas de las compañías tecnológicas siempre han sido así de altas y que, por ahora, todos estos gigantes han cumplido y han logrado incrementar sus resultados en la línea de lo que esperaba el mercado”.

A pesar de los precios excesivos, el auge de la inteligencia artificial no parece que vaya a aflojar. Las tres compañías tecnológicas con mayor valoración bursátil del mundo, Apple, Microsoft y Nvidia, estudian participar en la próxima ronda de financiación de OpenAI, el desarrollador de IA creador del popular ChatGPT. Precisamente la entrada de Microsoft en el accionariado de OpenAI, con una inversión de 10.000 millones de dólares a comienzos de 2023, fue el pistoletazo de salida del furor por un tipo de tecnología que muchos comparan con la revolución industrial o con la irrupción de internet en los 90.

Danny Fish es el máximo responsable de la inversión en el sector tecnológico en la gestora estadounidense Janus Henderson. Después de 30 años trabajando en el área de Silicon Valley (cuna de los grandes innovaciones de las últimas décadas) explica que nunca había visto una irrupción como la de la inteligencia artificial. “Va a acabar impactando sobre todos y cada uno de los sectores de actividad, y a mejorar la productividad”, explica. A su juicio, sí que puede estar habiendo ahora una cierta sobreestimación bursátil sobre el impacto a corto plazo de estos avances, “pero el potencial transformador en el medio y largo plazo creo que va a ser mucho mayor de lo que esperamos”.

Cada uno de los gigantes tecnológicos está jugando la carta de la inteligencia artificial a su manera. Microsoft, con su acuerdo estratégico con OpenAI y con el desarrollo de la plataforma Azure, que puede hacer llegar estos avances a cientos de millones de ordenadores de todo el mundo en cuestión de meses. Apple acaba de incorporar nuevas funcionalidades de IA a su nueva gama de móviles iPhone. Alphabet, Meta y Amazon llevan años desarrollando potentísimos servicios de almacenaje y computación en la nube, y tienen enormes bases de clientes a los que vender aplicaciones de inteligencia artificial. Y hasta Tesla, líder en coches eléctricos, va a sacar partido de la IA con sus grandísimas bases de datos recabadas para avanzar en la conducción autónoma. En el centro de todos, Nvidia y la industria de chips y fabricación de semiconductores, básicos para seguir aumentando la capacidad de cálculo y computación.

El 5 de agosto, el sector tecnológico tuvo una señal de alerta con una importante corrección bursátil, agravada por los bajos volúmenes de negociación del verano. Más de un analista señaló la fecha como el principio del fin de la burbuja de la inteligencia artificial. Pero lo cierto es que los Siete Magníficos encajaron el golpe muy bien y ya hay varios de ellos que cotizan por encima de las valoraciones de finales de julio (Apple, Nvidia, Meta...).

La tesis principal de las grandes casas de análisis no ha cambiado. El sector tecnológico gana mucho dinero y lo va a seguir ganando en los próximos trimestres. Un buen ejemplo es el seguimiento de las acciones de Nvidia. De los 73 expertos que tienen una previsión de la evolución de los títulos de esta compañía, 65 recomiendan aumentar la exposición a la misma (a pesar de lo cara que está) y ocho apuestan por mantener la inversión, de acuerdo con los datos recabados por Bloomberg. Ni uno solo contempla que ha llegado el momento de vender. De hecho, el potencial medio de revalorización a 12 meses que dan los analistas es del 25%.

En el resto de miembros de los siete magníficos, las recomendaciones de compra también ganan por goleada a las de ventas. Para Alphabet, el 85% de los expertos apuesta por subir la participación y ninguno por vender. En Amazon ese porcentaje llega al 96% (y nuevamente, sin ningún consejo de venta). En el caso de Apple, solo dos analistas recomiendan deshacerse de acciones, frente a 40 que recomiendan aumentar la exposición. Y en Meta los que tienen visión negativa son cuatro, frente aun 88% de expertos que sigue recomendando sobreponderar esta compañía.

“Tal vez no vayamos a ver unas subidas en las compañías tecnológicas tan fuertes como las que hemos visto en los dos últimos años”, explica Marta-Díaz Bajo. Con todo, la experta recuerda que “el peso de este sector dentro de las Bolsas mundiales es ya de casi el 20%, por lo que no tendría mucho sentido que un cliente decidiera salir de golpe de este tipo de empresas, por muy caras que estén”.

A la espera de la concreción del impacto de la inteligencia artificial sobre la productividad de los países y las cuentas de resultados de las empresas, lo que es cada vez más evidente es que no se trata de una moda pasajera, como fue hace tres años el auge del metaverso o hace cinco la irrupción la tecnología de cadenas de bloques, blockchain, y activos digitales. La ola de la IA sigue avanzando a toda velocidad y el sector tecnológico es el mejor preparado para seguir surfeándola.

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