Los microchips no tocan techo y ganan casi un billón de dólares de capitalización en mes y medio

Nvidia capitaliza el ansia de los inversores por la inteligencia artificial, en una fiebre que se ha contagiado a la mayor parte del sector de los semiconductores

Wall Street tiene un nuevo objeto de deseo, los microchips, y la luna de miel parece estar lejos de terminar. El sector domina con mano de hierro la actualidad bursátil, al ser atajo inversor para ganar exposición al prometedor futuro que ofrece la inteligencia artificial, después de un 2023 marcado por la escasez de suministros y una cierta cautela. Ahora, la capitalización bursátil de las 20 mayores cotizadas del sector ronda ya los dos billones de dólares, con Nvidia, Broadcom y Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC) como los que más crecen. No hay acciones que estén más de moda en el pa...

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Wall Street tiene un nuevo objeto de deseo, los microchips, y la luna de miel parece estar lejos de terminar. El sector domina con mano de hierro la actualidad bursátil, al ser atajo inversor para ganar exposición al prometedor futuro que ofrece la inteligencia artificial, después de un 2023 marcado por la escasez de suministros y una cierta cautela. Ahora, la capitalización bursátil de las 20 mayores cotizadas del sector ronda ya los dos billones de dólares, con Nvidia, Broadcom y Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC) como los que más crecen. No hay acciones que estén más de moda en el parqué de Nueva York que las de Nvidia, la firma de microprocesadores que esta semana ha superado en valor bursátil a dos de los Siete Magnificos, Alphabet y Amazon, con acciones que cotizan por encima de los 740 dólares. La firma ha ganado en apenas 45 días 600.000 millones de dólares.

Esta racha de buena suerte no solo toca a la tecnológica estadounidense, sino que se ha contagiado a los principales fabricantes de los microchips, también disparados en Bolsa. La británica ARM Holdings duplicó su precio una semana, y también se han disparado firmas de pequeño tamaño, como Lam Research. Estas firmas están ganando peso con los gestores de fondos, que miran hacia Nvidia y otras tecnológicas para ganar exposición dentro de sus carteras al negocio del futuro.

Víctor Alvargonzález, consejero delegado de Nextep Finance, es solo un ejemplo del inversor que valora a acciones como Nvidia y ARM, firmas líderes en los chips IA. “Si vamos a un mundo plagado de robots y algoritmos, el diseñador de esta materia prima pueden fabricar los microchips adecuados para la IA,” ha explicado. “Definitivamente, Nvidia y compañeros similares como ARM son los que tienen esa capacidad”. Nvidia cuenta con el respaldo de casi todos los analistas, y sus tarjetas GeForce están entre las más demandadas y caras en el mercado, y su libro de pedidos está a repleto de empresa que quieren desarrollar sus sistemas de inteligencia artificial.

¿Cómo es la cadena de valor de los chips?

Un microchip, más allá de ser un plano cuadrado de silicio con transistores, es el motor esencial de miles de productos tecnológicos, desde vehículos eléctricos al último iPhone y, últimamente, de la inteligencia artificial generativa. El sector ha cambiado de forma drástica en las últimas décadas: los microchips más avanzados han pasado de medir 200 milímetros a ser más finos que una uña humana. Los mismos circuitos usados para potenciar los videojuegos de PC son ahora la tecnología más buscada en el campo de batalla y en la innovación en IA. El cambio principal se debe al giro de los chips analógicos -circuitos más antiguos útiles para regular la temperatura -hacia los chips digitales, tarjetas que procesan y almacenan datos y algoritmos complejos.

El ecosistema de esta industria es, al igual que los propios productos que fabrica, extremadamente complejo, y cada una de las grandes empresas tiende a estar especializada en un tipo de producto. El mayor ejemplo de esta codependencia dentro del sector está en Hsinchu Science Park, un parque de 14.000 hectáreas que supone el 10% del PIB de Taiwán. Este polígono alberga al Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el líder global en la fabricación de las materias primas de los semiconductores. TSMC, empresa que aumentó su capitalización en unos 85.000 millones de euros este año, se considera como la fuente de la cadena de valor, siendo el proveedor único a los grandes jugadores: Nvidia, AMD, ARM, Qualcomm, Apple, entre otros. TSMC sigue estando entre los favoritos de las firmas de análisis y sus acciones no han dejado de subir desde octubre.

Otro suministrador importante es la firma británica, ARM, cliente de TSMC y diseñador de los microprocesadores que sirven como cerebro principal del 95% de los smartphones en el mercado y que ingresa dinero, fundamentalmente, de los royalties de propiedad intelectual que pagan los fabricantes de teléfonos. ARM lleva la ventaja de contar con clientes como Apple, Microsoft, Amazon y Samsung. Ahora, las acciones de ARM pueden considerarse como valores IA, dado que la empresa ha redoblado su apuesta por procesadores de aprendizaje automáticos, dado que una de sus mayores ventajas competitivas reside en el software de los chips, una suerte de libro de instrucciones electrónico.

ARM es el fichaje estrella de Emérito Quintana, asesor de Numantia Patrimonio Global, que destaca su eficiencia a la hora de conseguir más con menos potencia. Las acciones de la empresa con sede en Cambridge subieron de los 70 dólares a los 150 dólares en solo un mes, ganando 54 millones en capitalización desde principios de año. El consenso entre los 31 analistas que habitualmente siguen al valor es que las acciones están sobre ponderadas; 19 aconsejan sus compra y nueve, mantener.

Nvidia, la estrella de esta fiebre, ha ganado 600.000 millones de dólares en capitalización el que va de año y prevé que sus ingresos para este trimestre más que triplicarán con respecto al mismo periodo el año pasado en vísperas de sus resultados este miércoles. La firma, anteriormente conocida por sus tarjetas gráficas GeForce, que surgieron durante el auge de los videojuegos de PC en los años noventa, ahora está a la cabeza de los nuevos centros de datos de IA. Además de construir estas fábricas, la firma ha revelado sus planes para desarrollar el NVIDIA DGX GH200, un super chip de memoria valorada a 47.500 euros, diseñada para avanzar la computación de IA.

Otro jugador clave en esta cadena de valor es la neerlandesa, ASML, el líder casi monopolístico en la fabricación de máquinas de litografía. La firma neerlandesa, la más valiosa dentro del sector europeo construye las carísimas y gigantescas máquinas que, mediante tecnología ultravioleta, imprimen en los microchips los circuitos electrónicos. Sus capacidades son clave (al igual que los diseños de ARM) a la hora de construir procesadores más pequeños y potentes. Los planes de expansión de la industria se traducen en más negocio para la neerlandesa. Los pedidos de la empresa, que sorprendió a los gestores con sus últimos resultados, aumentó su cartera de pedidos a 9.190 millones de euros al cierre del año, frente a los 2.600 millones del tercer trimestre.

Riesgos en inversión

Los mayores bancos mantienen un casi unánime consenso acerca del atractivo del sector: Citi, JP Morgan y Morgan Stanley anticipan que esta materia prima tomará impulso este año, liderados por ventas de microchips de memoria, es decir, tarjetas que almacenan algoritmos. Algunos gestores, sin embargo, son cautos ante la fiebre bursátil. Flavio Muñoz, gestor de Andromeda Capital, con foco en software y ciberseguridad, matiza que la demanda dentro del sector de semiconductores es cíclico, aunque retiene acciones de Nvidia y la estadounidense AMD dentro de su cartera. No obstante, la subida de las cotizaciones es tan rápida que pocos gestores se atreven a no incorporar estos valores a su cartera, debido a la demanda de sus clientes de estar en el negocio de la IA.

Tampoco los analistas se atreven a salirse de la opinión generalizada: el 75% del mercado aconseja comprar acciones de la tecnológica AMD, un rival a Nvidia y que también dispone de tecnología demandada por OpenAI y Meta. Esta valoración positiva llega, incluso, a pesar de que la empresa haya anticipado ingresos menos favorables de lo esperado en el primer trimestre del año. Prevé que facturarán unos 5.400 millones de dólares frente los 5.350 millones de dólares durante el mismo periodo en 2023. Otro motor para las acciones es la demanda de los fondos (sobre todo cotizados o ETF) que replican índices bursátiles: a medida que las empresas ganan peso en los índices, los fondos refuerzan la subida al tener que comprar más acciones.

Algunos inversores alertan que la volatilidad en el sector también perjudica la rentabilidad de una industria enzarzada entre una guerra comercial y el frenesí de la IA. Emérito Quintana ha explicado a CincoDías que mantiene cautela a la hora de invertir en el sector de semiconductores, aunque tres firmas resaltan dentro del ruido: ARM, ASML, y TSMC, aunque matiza que el riesgo geopolítico le disuadió de entrar en este valor.

En inversión, la palabra que mueve el dinero es la innovación. El consenso dentro de los gestores es vender acciones de firmas que en su día lideraban el sector tecnológico, pero que a día de hoy se han quedado obsoletos: Intel y Texas Instruments. “Simplemente, no te interesa estar en un negocio que no está liderando,” ha manifestado Muñoz. “Sobre todo en un sector como el de semiconductores que requiere mucha inversión, una cantidad de dinero brutal.” En el caso de Texas Instruments, el gestor explica que el chip que fabrican es más antiguo, un chip analógico, frente los chips digitales de Nvidia que se compatibilizan con los centros de datos de IA y otras industrias.

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